¿Cómo frenar a Red Bull? Es el gran tema de conversación en la Fórmula 1, la pregunta en torno a la cuál giran todos los debates. La marca de bebidas energéticas ha ganado todas las carreras en lo que llevamos de temporada, superando el récord de victorias consecutivas que tenía McLaren desde 1988.
En los últimos días se ha dejado caer que la FIA estudia prohibir el DRS durante las clasificaciones, algo que podría limitar la ventaja de Red Bull a una vuelta. Pero el dominio de ese RB19 va más allá de los sábados, y tres siglas cada vez resuenan más en las tertulias de la Fórmula 1: BoP. Medidas radicales contra situaciones radicales.
El BoP ha dado una de las mejores 24 Horas de Le Mans de la historia en 2023
Balance of Performance. Son las tres palabras que se esconden detrás de las siglas BoP, y su aplicación en la Fórmula 1 sería traspasar la última frontera. Es un sistema que ya se aplica en otras competiciones del motor, la más relevante el WEC. Este año las 24 Horas de Le Mans que Ferrari le ganó a Toyota tuvo al BoP como gran protagonista en la sombra.
El BoP es una forma de nivelar artificialmente la competición. Consiste en lastrar a los coches más competitivos para igualar rendimientos. Por ejemplo, en Le Mans el Toyota, el coche más veloz del WEC, añadió 37 kilos a su peso, el Ferrari sumó 24, el Cadillac 11 y el Porsche 3. Peugeot quedó sin lastre. ¿El resultado? Las mejores 24 Horas de Le Mans en décadas.
Sin embargo, el BoP es una frontera que la Fórmula 1 jamás ha cruzado, y que no tiene vuelta atrás. Por eso, nadie oficialmente ha pronunciado las tres siglas malditas, pero en las tertulias cada vez resuenan más. Y Red Bull teme que podría ser el monstruo final, la bomba atómica de la FIA para evitar su insultante dominio.
Y es que la Fórmula 1 está en apuros. La temporada 2023 está siendo una de las más aburridas de la historia, con paseos militares somníferos de un Max Verstappen que está a punto de batir el récord de victorias consecutivas. En un mundial planteado a 22 carreras, y subiendo, conocer al campeón en el sexto Gran Premio devalúa la competición.
Red Bull ya dominó cuatro temporadas consecutivas con Sebastian Vettel, y a continuación vinieron siete años seguidos de tiranía de Mercedes. Con el de 2023, este ya será el tercer título consecutivo de Verstappen, y la ventaja de Red Bull es tal que muchos temen que sin el BoP sea imparable hasta, al menos, el cambio de normas de 2026.
En contra del BoP hay un argumento muy claro: es artificial. Castiga al que ha construido el mejor coche por el motivo de haber hecho mejor su trabajo. En la Fórmula 1 ya hay un límite de horas de túnel del viento para los equipos que acaban más arriba en constructores, pero se está demostrando del todo inútil.
Y es que los que están a favor del BoP alegan otro argumento: el reglamento de la Fórmula 1 ya es artificial. Para salir de su mala situación, Ferrari no tiene la opción de montar un motor V12 biturbo. Casi todo está limitado por reglamento en la Fórmula 1, y el único campo de acción es la aerodinámica. Es lógico que quien tiene a Adrian Newey siempre gane.
Por lo tanto, quienes defienden el BoP creen que sería añadir más artificialidad a una categoría que ya es artificial, ya que el reglamento de la Fórmula 1 prácticamente está hecho para que siempre gane el equipo que tenga al mejor aerodinamista, o sea, a Newey. Probablemente, nada de esto sea lo importante.
Lo importante será cómo respondan las audiencias, los impactos y la venta de entradas al dominio abrumador de Red Bull. Porque sí, McLaren ya dominó la Fórmula 1 a finales de los '80, pero con dos súper talentos que además se odiaban luchando entre ellos. El que se sienta en el otro Red Bull no es Fernando Alonso ni Lewis Hamilton, es Sergio Pérez.
Una situación muy compleja y un botón rojo en la mesa del despacho de Mohammed ben Sulayem. La bomba atómica llamada BoP para recuperar la Fórmula 1.