Dice el refrán que una imagen vale más que mil palabras. Podemos hablar de cifras, estadísticas y un sinfín de cuestiones técnicas, pero sólo un video como el de Donut Media puede servirnos para darnos cuenta de la brutal evolución que ha vivido un clásico de la automoción como el Toyota Supra. Y no solamente en cuestiones técnicas, sino en concepto y filosofía.
La evolución del deportivo que más ha evolucionado
Y es que lo que hoy es considerado como el deportivo japonés por excelencia, capaz de rivalizar con los grandes modelos europeos y americanos, nació a finales de los 70 como una versión más alargada y potente (2.6 litros, 110 CV) del Toyota Celica. De hecho, las dos primeras generaciones (MKI y MKII), que llegarían a Europa con el nombre de Celica Supra, en Japón no recibirían ni siquiera ese nombre. Serían solamente Celica XX.
Ya en los años 80, las nuevas generaciones se adaptan al diseño de moda de su época: corte recto y futurista para el MKII de 1982 y diseño más suave e italiano para el MKIII de 1986. Es precisamente en esta tercera generación cuando las líneas Celica y Supra se separan, quedando éste último como el buque insignia de la deportividad Toyota.
En los años 90 llegaría el Supra MKIV, el icono del racing y el tuning por excelencia
En la década de los 90, tan propicia para la cultura urbana, llegaría el MKIV, la generación que convertiría al Supra en el icono del racing y el tuning durante casi un cuarto de siglo. Tanto que cuando terminó la producción sin descendencia directa, la noticia supuso una tragedia para muchos amantes de la deportividad en todo el mundo.
Hasta que en 2016 se anunció una nueva generación en colaboración con BMW, que tendrá que dar lugar al Supra más europeo y más cercano al concepto del superdeportivo.
La historia del MR2: breve pero intensa
En otro video de su sección Up To Speed, la gente de Donut Media repasa la historia del Toyota MR2, el otro legendario modelo que forma la triple corona de los deportivos Toyota junto con el Celica y el Supra. Un targa-roadster que nacería en 1984 como irracional prototipo para poner a prueba las ideas más arriesgadas de Toyota (motor central, propulsión a las ruedas traseras y tan sólo dos plazas).
Sin embargo, gracias a su equilibrada conducción deportiva, se hizo con un importante hueco en el mercado y conocería hasta tres generaciones (W10, W20 y W30) hasta 2006.
Imagen | Donut Media
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