En 2011 Toyota anunciaba que volvía a ofrecer un deportivo que retomaría la tradición y características que habían marcado el camino de la marca en las pasadas décadas.
Remando a contracorriente, Toyota apostó por un concepto a imagen y semejanza, salvando las obvias diferencias, de su primer gran deportivo, el 2000 GT.
Lo hizo además en plena ebullición de otro tipo de turismos muy distintos, el hot hatch, un concepto que intenta abarcar un amplio rango de usos, sin llegar a destacar claramente en ninguno. El Toyota GT86 aterrizó en los concesionarios con la misma expectación que ese fichaje arriesgado.
En poco tiempo recibió numerosos honores, entre los que podemos destacar haber sido elegido por Top Gear como mejor coche del año y haber puesto una sonrisa en la cara de todo aquel que se ponía a sus mandos.
Tras tres años en el mercado, podemos decir que el tiempo le ha dado la razón y el hecho de haber descartado el compacto como concepto deportivo, ha sido un acierto absoluto. Pero si aun tienes dudas, aquí van siete razones por las que pasarse al lado nipón.
1. Por una delantera prominente
Quizás uno de los puntos del GT86 que más llaman la atención sea su tremenda delantera. Un morro alargado como punta de lanza y guinda de un conjunto afilado y pulido. Sentado al volante, ofrece un punto de vista totalmente distinta a la del hot hatch tradicional, con un frontal chato que apenas se diferencia del resto de la carrocería
2. Por una trasera a nivel
No haber cortado tajantemente el diseño al llegar a la trasera proporciona más libertad a los diseñadores para dar forma al modelo. El acabado en cubo del hot hatch carece de personalidad y cuesta diferenciar uno de otro. El GT86 es un regalo para los que van detrás.
3. Y por las cruzadas
El amo y señor del drift, Keiichi Tsuchiya, a bordo del GT86. Los 200 CV, la tracción trasera y el reparto de pesos ofrecen una oportunidad única para disfrutar del contravolanteo y las cruzadas. Inténtelo en un hot hatch…