Hace 100 años los pasajeros cambiaron los coches de caballos por los taxis "para no discutir con los conductores". Con la llegada de los taxis autónomos, hay pistas de que la historia podría repetirse

Hace 100 años los pasajeros cambiaron los coches de caballos por los taxis "para no discutir con los conductores". Con la llegada de los taxis autónomos, hay pistas de que la historia podría repetirse
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HOY SE HABLA DE

Lo que hace 10 años era pura ciencia ficción es hoy una realidad. Es posible subirse a un taxi sin nadie al volante, completamente autónomo, y que nos lleve solo a nuestro destino. Los robotaxis se extienden por las ciudades del suroeste de los Estados Unidos, pero también en China, donde hay más de 16.000 licencias para coches y autobuses autónomos en más de 20 ciudades, despertando entusiasmo y recelo a partes iguales.

Todavía no es un servicio que funcione a la perfección. Ocasionalmente bloquean bomberos y ambulancias o se quedan pillados dando vueltas a una rotonda, aún así podrían imponerse rápidamente por una razón muy sencilla: no tener que tratar con el taxista o el chófer de VTC.

No quiero tratar con un borde

Los taxis no tienen buena fama. Como mínimo, todo el mundo tiene una crítica que hacer o una mala experiencia con un taxista que compartir. Desde un taxista en París que me dijo que no me llevaba porque por una carrera de menos de 50 euros no movía el coche hasta este otro en Santander que se imaginaba que era Dani Sordo en un tramo cronometrado.

Por suerte, no todos los taxistas son reaccionarios, antipáticos y deshonestos. Entre los taxis rurales, que a menudo realizan un verdadero servicio público con una fuerte dimensión social y los VTC, con sus tarifas variables en función de la demanda o de si llueve o no, hay de todo.

Tesla Cybercab 01

La gran mayoría de los clientes de taxis, en el fondo, no tienen de qué quejarse, pero el ser humano es así, se queda antes con la mala experiencia que con la buena. Preferimos compartir lo que falla, lo que va mal.

La mala fama de los taxistas es casi inevitable y parece heredada de los conductores de carruajes de antaño. A principios del siglo XX, en Londres, el taxi eléctrico y luego con motor de gasolina terminó por desplazar por completo a los carruajes que prestaban el servicio de alquiler para transporte personal antes de la llegada de los taxis, los “cabs”, como se les conoce, entre otros, en Londres.

En agosto de 1897 se introdujeron 25, y en 1898 había 50 más. A principios del siglo XX, los coches en general sustituyeron a los coches tirados por caballos. En 1910, el número de taxis motorizados en las calles de Londres superó por primera vez al de los coches de caballos. Al estallar la Primera Guerra Mundial, la proporción era de siete a uno a favor de los taxis motorizados.

Inicialmente, el éxito de los “cabs” no les vino por su mayor velocidad o confort, y menos aún por el precio, pues eran más caros que los carruajes, sino por la presencia de un taxímetro que le indicaba al viajero lo que le estaba costando el trayecto, sin trampa ni cartón. Era mucho más fiable que tener que discutir con el cochero que cobraba lo que le parecía.

La irrupción de los robotaxis

Flota Waymo

El tiempo ha pasado y los taxis, lógicamente se han impuesto. Pero la historia se repite. Al taxi le ha salido no uno sino dos competidores. Primero fueron las compañías de VTC, como Uber, Bolt o Cabify. Y ahora, los robotaxis asoman el capó en varias ciudades estadounidenses.

Varios son los fabricantes de automóviles que desarrollan o han desarrollado sus propios robotaxis. Si bien General Motors ha tenido que retirar su servicio Cruise, Volkswagen está en la fase final de desarrollo de su robotaxi y Tesla ha prometido tener listo el suyo para 2026. Pero de momento, quien está demostrando que es un servicio viable es Waymo, una filial de Alphabet, la casa madre de Google.

Waymo empezó a operar en 2020 en Phoenix, Arizona. Dos años más tarde, empezó su despliegue en San Francisco, California, de forma gradual, y en 2023 hizo lo mismo en Los Angeles, al mismo tiempo que ampliaba la zona de cobertura en Phoenix.

"Hay varios elementos que juegan a favor del robotaxi, como el precio y confianza en que el coche irá directo a destino y de la forma más eficiente", nos explica Antonio Ortiz, experto en IA, "en el sentido de que muchos se fían más del algoritmo que de una persona". Es la historia del taxímetro y de los carruajes que se repite. De hecho, en 2024, los más de 700 coches de Waymo realizaron más de 150.000 viajes a la semana y recorrieron más de 1 millón de kilómetros cada semana de forma totalmente autónoma.

Las cifras de Waymo son una gota en el océano del sector de los VTC. Uber afirma facilitar unos 200 millones de viajes cada semana en todo el mundo, pero el mercado está creciendo.

Lo más difícil para los servicios de robotaxi, sin embargo, ya no es exclusivamente el de una tecnología que sea segura y que funcione correctamente, sino vencer los prejuicios y la tendencia del público a no querer subirse a un coche sin nadie al volante.

Gm Crusie Bajando Del Coche

El público de EE.UU. y el Reino Unido, por ejemplo, se muestra reticente a viajar en vehículos autónomos, siendo la seguridad una de las preocupaciones más comunes. Es una cuestión de confianza en una tecnología realmente nueva.

Al mismo tiempo, parece que se le exige más a los robotaxis en términos de conducción que a los chóferes humanos. De un robataxi se espera la perfección, aunque en la inmensa mayoría de los accidentes ocurridos con un coche de Waymo, éstos se debían a errores humanos (peatones, otros conductores) y no al coche autónomo.

Y no sólo es una cuestión de seguridad del coche. “Con más inteligencia artificial, sistemas controlados por software que toman decisiones que nos afectan y más automatización, tendremos mucho discurso que apunte a que la máquina nos desplaza, que nos volvemos más tontos y no nos esforzamos y a que, en última instancia, el coche autónomo y conectado es una vía más de control del Estado de nuestra libertad de movimiento: la carretera “hablará” con nuestro coche, le indicará el camino, la velocidad y le cobrará en consecuencia”, apuntaba Antonio Ortiz en su blog.

Subiendo Nino A Un Waymo

Pero una de las ventajas de los robotaxis, lo que aporta su tecnología, paradójicamente es el hecho de que “la máquina nos desplaza”, que retira al chófer de la ecuación. Si bien siempre habrá gente que prefiera el trato humano, "hay gente en nuestra sociedad, como los más jóvenes, que prefiere menos fricción o relación con personas", explica Antonio Ortiz. "Prefiere el mensaje a llamar, reservar a través de Google, pero no llama para hacer la reserva, prefiere la línea sin cajero a la que lo tiene..."

Y aquí es donde la tecnología aporta también una nueva seguridad eliminando el peligro humano. Por ejemplo, padres de Phoenix, Arizona, están mandando a sus hijos a clase en taxis sin conductor, porque sencillamente no confían en los conductores de VTC, incluso en los de Uber Teen, un servicio reservado para adolescentes. La tecnología ofrece aquí a los padres tranquilidad al saber que su niño o niña no corre peligro, pues no hay nadie más en el coche y no se va a desviar de su ruta.

Con el un robotaxi también se puede volver de marcha a las cuatro de la mañana sin miedo al acoso sexual. Uber, por ejemplo, tiene un largo historial de demandas por acoso sexual. En 2019, Uber se gastó 4,4 millones de dólares en un acuerdo para callar una investigación federal en la que hubo denuncias por acoso sexual. Y aún así, todavía hay en marcha una demanda colectiva contra Uber por acoso sexual.

De forma más prosaica, en mi caso, en un robotaxi podría escuchar a Trivium en lugar de tener que aguantar la COPE o las disertaciones políticas del conductor, por ejemplo. Sí, será un viaje más impersonal, sin contacto humano, pero más privado.

Al final el robotaxi brinda esa sensación de burbuja, de espacio personal y de seguridad que tenemos en nuestro coche particular. Las consideraciones y dilemas morales porque no hay nadie al volante pasarán a un segundo plano.

Fotos | Waymo, Cruise, Volkswagen y Tesla

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