Volvo es una marca que se ha caracterizado siempre por la robustez, fiabilidad y seguridad de sus modelos. En Motorpasión os hemos hablado de uno, el P1800 que tenía casi 5.000.000 de kilómetros. Hoy os voy a contar cómo nació la marca y el primer modelo que construyó, el Volvo ÖV4, un descapotable, elección que no deja de ser peculiar teniendo en cuenta la climatología sueca.
El Volvo ÖV4 nació en 1927, año ciertamente singular en lo que a nacimientos se refiere, mágico en cierta medida. En él nacieron dos premios Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez y Günter Grass, y para el mundo de la música nos regaló a Mstislav Rostropovich, Narciso Yepes y Alfredo Kraus.
Convencidos de que un automóvil de calidad de fabricación sueca tendría cabida en el mercado, el sueño de sus fundadores, Gabrielsson y Larson, se hizo realidad el 14 de abril de 1927 cuando el primer Volvo, bautizado con el nombre ÖV4, salió de la línea de montaje.
Década de los 20, la expansión del automóvil
En la década de los 20’ el interés por el automóvil eclosionó, tanto en los EE.UU., gracias a Henry Ford, como en Europa. En Suecia, la fiebre se desató a partir de 1923, a raíz de una exposición celebrada en Gotemburgo, con una participación de 97 expositores.
Desde 1920 y hasta la exposición, Suecia importaba una media de 12.000 vehículos anuales. La exposición de 1923 y el efecto que produjo, elevaron los coches importados a 14.500. En aquellos años, en el mercado mundial, surgieron fabricantes que se dedicaban a adquirir componentes para montar vehículos con una calidad un tanto pobre, no tuvieron mucho futuro.
En este contexto los fundadores de Volvo, Gabrielsson y Larson, comenzaron a fraguar la idea de producir un coche nacional con la calidad como bandera distintiva. Los diseños debían ser propios y con ellos contratar a los fabricantes de componentes de acuerdo con sus especificaciones. Así llegaron a 1926 y al año siguiente el Volvo ÖV4 era una realidad.
Volvo ÖV4, un descapotable en las tierra del frío
En los años 20, los descapotables estaba de moda. Modelos míticos como el Fiat 509 (1925) —de éste os hablaré algún día, porque tuve la oportunidad de participar en la reconstrucción de uno y el privilegio de conducirlo—, Alfa Romeo RM Sport (1922), Rolls-Royce 20 H.P. (1921), Bentley 4 1/2 L (1926), Bugatti 35 A (1926) y un largo etc., marcaron la tendencia en diseño inspirados en los coches americanos, en particular el Ford Model T.
El Volvo ÖV4, apodado Jakob, estaba basado en un diseño americano, era un descapotable de cuatro puertas y cinco plazas tapizadas en cuero. La carrocería estaba construida en chapa de acero. Los interiores, salpicadero y volante, en madera de haya.
El propulsor del ÖV4 era un cuatro cilindros de casi dos litros, 1.944 cc, que entregaba una potencia de 28 CV a 2000 rpm. Este modelo era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 90 km/h, aunque el fabricante recomendaba una velocidad de crucero de 60 km/h.
El chasis era fuerte y pesado, las suspensiones de ballestas en ambos ejes. Las ruedas eran de 20 pulgadas de diámetro (50,8 cm), de las denominadas tipo “artillería”, con radios de madera en color natural y llantas desmontables.
El primer modelo de Volvo costaba 4.800 coronas suecas. Durante el primer año, contando desde que se fabricó la primera unidad, se vendieron 297 Volvo ÖV4 de los 300 que se fabricaron, todo un éxito comercial.
Ese mismo año Volvo comercializó una versión con capota, con un precio de 5.800 coronas suecas. Para hacernos una idea del precio, la dotación del Premio Nobel de 1927 fue de 127.500 coronas suecas, con un poder adquisitivo equiparable a un millón de euros actual.
Volvo, la expansión fuera de Suecia
Gabrielsson y Larson se dieron cuenta de que la supervivencia de la marca pasaba por la industria pesada y la expansión a otros países. En 1928 fabricaron los primeros camiones y extendieron su red comercial a Finlandia.
El Volvo ÖV4 se fabricó hasta el año 1928, después vino otro modelo, denominado PV651 con un motor de seis cilindros. Este motor proporcionó la base técnica de camiones y coches. El fabricante también abordó el importante mercado del taxi.
Entre 1929 y 1930, Volvo había fabricado 3.000 vehículos, de los cuales, la mitad eran coches. Volvo comenzaba a materializar el significado de su nombre en Latín, “yo ruedo”, y con todas las vicisitudes que ha atravesado la marca, rodando ha llegado hasta aquí.