Lewis Hamilton ha hecho hoy el mejor regalo a los miles de británicos que han llenado Silverstone para presenciar el Gran Premio de Gran Bretaña: una victoria para enmarcar. En un Gran Premio de esos que crean afición, como la mayoría en los que aparece la lluvia, el británico ha entrado en meta con un minuto y ocho segundos de ventaja sobre el BMW de Nick Heidfeld, y habiendo doblado a todos los pilotos en pista excepto los dos que lo han acompañado en el podium. Impresionante.
La verdad es que la carrera ha sido loca como pocas, con algunos tramos en los que el aguacero que caía en la pista inglesa hacía que fuera poco menos que un milagro que los monoplazas se mantuvieran por lo negro. Un claro ejemplo de lo complicado de la pista ha sido el Ferrari de Felipe Massa, que hoy ha dado una exhibición de trompos dignos de cualquier exhibición de donuts de esas que tan de moda están.
Fernando Alonso volvió a toparse con una dudosa estrategia de Renault y la mala suerte de apostar por mantener sus gomas intermedias cinco minutos antes de que el aguacero hiciera acto de presencia en Silverstone. Pese a todo, haber acabado en 6ª posición demuestra que el asturiano es capaz de sacar de su monoplaza un plus adicional cuando las manos están por encima del coche.
También la lluvia fue la culpable del primer error de Robert Kubica en lo que va de temporada, cuando estaba volviendo a firmar una carrera muy sólida pese a salir 10º tras sus problemas en la Q3 de ayer. Antes de acabar, mencionar el extraordinario y sorprendente podium de Rubens Barrichello, que ha pescado en río revuelto gracias a una estrategia a 3 paradas con un stint intermedio clave montando gomas de lluvia extrema.
El Mundial ha llegado a su ecuador, y está más igualado que nunca, con un triple empate al frente de la tabla a 48 puntos entre Hamilton, Massa y Raikkonen, y con Robert Kubica a sólo dos puntitos del trío. Menudo final de temporada nos espera.
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