Participar con tu coche en un trackday puede ser muy divertido, pero también tiene sus riesgos. En caso de tener un accidente, el seguro no cubrirá los daños y las tandas pueden acabar saliendo muy caras.
Eso es lo que les pasó a un padre y un hijo que trataron de minimizar las pérdidas estafando a su aseguradora. ¿Cómo? Denunciando el robo del coche que habían siniestrado unas semanas antes en el circuito del Jarama.
El riesgo de las tandas
Sin duda, los trackdays son una de las mejores formas que existen para disfrutar de un coche o de una moto, sobre todo sin son especiales. Y por especiales hablamos de modelos de alto rendimiento.
El funcionamiento de lo que popularmente se conoce como tandas en circuito es sencillo: pagas, la organización suele dar un briefing para dejar claro lo que se puede hacer y lo que no, entras a la pista con las medidas de seguridad que se exijan y disfrutas.
Correr de esta forma es infinitamente más seguro que hacerlo en un tramo de montaña. Y, desde luego, mucho más sensato. Pero no hay que olvidar que también tiene sus riesgos, aunque las medidas de seguridad del circuito traten de reducirlos todo lo posible.
Y es que nadie está libre de entrar con su coche a la pista y tener un accidente. Cualquiera que haya estado presente en alguna tanda lo ha podido ver: desde salidas de pista, hasta vuelcos, pasando por roces con otros participantes y, por supuesto, averías mecánicas.
Por norma general, los seguros no cubren los siniestros que tengan lugar en un circuito. Y es lógico, al fin y al cabo, las condiciones en una tanda no tienen nada que ver con las de la vía pública, por lo que las aseguradoras se lavan la mano con estos percances.
Por ese motivo, tener un accidente en circuito suele implicar un roto importante en la cuenta corriente. En el mejor de los casos, hablamos de una pequeña factura en el taller de chapa y pintura, y en el peor de un siniestro total que suele ser sinónimo de desguace.
Además, habría que añadir los gastos de la grúa, si fuese necesaria para trasladar el coche desde el circuito hasta el taller o el garaje. Es muy complicado que lo cubra la asistencia en carretera. En definitiva: si las tandas se dan mal, pueden salir muy caras.
Pero siempre hay gente que recurre a la inventiva e intenta salir airosa de los problemas. Como un padre y un hijo que experimentaron en sus propias carnes lo que supone ahuecar el acelerador en la famosa bajada de Bugatti del circuito del Jarama.
Esta zona es una de las más técnicas y complicadas del circuito madrileño. Es una bajada con un apoyo muy fuerte en la que levantar el pie del acelerador suele ser sinónimo de perder la parte trasera del coche y acabar mal.
Antes de estafar, hay que pensar que hay cámaras por todas partes
Y parece que eso es lo que les pasó a los dueños de un Renault Mégane Coupé R.S. 2.0 en una tanda que tuvo lugar en el trazado madrileño en el año 2021. En un vídeo de la Policía Nacional que ha publicado Europa Press, se puede ver cómo pierden el control del Mégane y se estrellan contra la valla para acabar dando varias vueltas de campana y volcar. El compacto francés acaba destrozado.
Como decíamos, es uno de los riesgos de un trackday. Es una auténtica faena, pero hay que ser conscientes de que existe esa posibilidad. En este caso, todo podía haber quedado ahí, pero la cosa ha terminado todavía peor: con el padre y el hijo detenidos.
Unas semanas después de la tanda y el accidente, en enero de 2022, denunciaron el robo del vehículo en la localidad de Langreo, en Asturias. Pero, según Europa Press, la Brigada Provincial de Policía Judicial detectó varias incongruencias en este caso y puso en marcha una investigación.
Las grabaciones que fueron publicadas en redes sociales ayudaron a esclarecer todo, dejando claro que ese coche sufrió un fuerte accidente en el circuito del Jarama. La Policía comprobó también que el vehículo no viajó a Asturias después del percance y que fue vendido a piezas.
Denunciando el robo del coche en la localidad asturiana, no debería haber ningún inconveniente en que el seguro pagase la indemnización correspondiente al tomador del seguro, que en este caso era el padre de la persona que denunció el robo.
Y así fue. A ambos les salió bien el fraude y recibieron 12.000 euros de la aseguradora por un coche que habían siniestrado unas semanas antes en circuito y nadie robó. Además, pudieron vender las piezas para recuperar algo más de dinero.
Pero la Policía hizo su trabajo y les acabó pillando. El desenlace de la historia es que ambos han sido detenidos por un delito de estafa tras haber interpuesto una denuncia falsa de robo y cobrado el dinero de la indemnización.