“He vendido mi Tesla porque me daba vergüenza conducirlo”: Elon Musk genera tanto odio que muchos dueños de un Tesla venden su coche o tiran de ingenio para que no lo revienten

“He vendido mi Tesla porque me daba vergüenza conducirlo”: Elon Musk genera tanto odio que muchos dueños de un Tesla venden su coche o tiran de ingenio para que no lo revienten
9 comentarios

En medio de un clima de creciente descontento y polarización ideológica, muchos propietarios de un Tesla en EEUU empiezan a tomar medidas desesperadas para desvincularse ideológicamente del polémico CEO.

El odio hacia Elon Musk EEUU, sobre todo en estados como California, está escalando tan rápido que se ha convertido casi en un fenómeno social que repercute directamente en la forma en que muchos propietarios viven hoy en día la experiencia de poseer un Tesla. Y no precisamente para bien.

Tras varios incidentes que han resultado con coches eléctricos destrozados, muchos de los propietarios de un Tesla en EEUU han tirado de ingenio para tratar que los detractores de Musk les destrocen el coche. De paso, quieren dejar claro que no comulgan con la deriva que está adoptando el siempre polémico CEO y ahora mano derecha de Donald Trump.

La polémica crece contra Elon Musk en EEUU, y pone en jaque a Tesla

Hubo un tiempo, sobre todo en los inicios de la marca hace más de una década, en el que tener un Tesla en EEUU era casi un símbolo de status y progreso… pero ahora las tornas parecen estar cambiando.

El problema empieza a ser tan grave, que pese a Tesla sigue estando en los primeros puestos de los ránkings de ventas, Elon Musk no sólo se enfrenta a un boicot por parte de la sociedad, sino que muchos de los propietarios de un Tesla no se sienten seguros ni orgullosos al ponerse al volante de su coche eléctrico.

Uno de los ejemplos más claros y más recientes lo encontramos en California, sobre todo en ciudades del norte como Arcata, Rohnert Park, Seaside y Hayward. 

Aquí, un grupo de estudiantes universitarios ha iniciado actos vandálicos, dejando misivas amenazantes en varios modelos de coches eléctricos de Tesla, advirtiendo a sus dueños que “los nazis en América” ya no tienen cabida y que, tras una fecha límite establecida a mediados del pasado febrero “se abriría la veda” para dañar todos los Tesla que se encontrasen.

La respuesta de los propietarios no se ha hecho esperar. Ante el creciente clima de hostilidad y el temor a sufrir daños, muchos optan por soluciones creativas para distanciarse de la polémica.

Así, se han visto vehículos sin el icónico logotipo de Tesla, sustituido por insignias de otros fabricantes, o incluso Cybertrucks que proyectan mensajes en su portón trasero, clamando por no ser “grafiteados” y usando lemas irónicos como “por favor, no me hagas pintadas, conducir esta pick-up ya me hace parecer suficientemente estúpido”.

Además, las redes sociales han servido de escaparate para pegatinas con frases como “compré este coche antes de saber que Elon estaba loco”, tendencia que se ha disparado en respuesta a la adicción mediática del CEO y a su cada vez más controvertida trayectoria.

Uno de los detonantes más destacados de esta situación, han sido ciertas intervenciones públicas de Elon Musk —como aquel gesto que fue interpretado como un saludo nazi (aunque Musk lo negó)— y su estrecha vinculación con el presidente Donald Trump y partidos de ultraderecha.

Cartel

Por eso muchos propietarios de un Tesla han decidido manifestar su rechazo a la ideología del CEO y la deriva política que está adoptando en su principal mercado. Entre los muchos ejemplos que se pueden encontrar en las redes y en medios norteamericanos destaca el de Jennifer Trebb, que compartió su experiencia con el New York Times.

Trebb, terapeuta familiar y demócrata de 54 años, rememora con nostalgia el momento en que, al comprar su elegante Tesla Model Y, se sintió parte de una revolución tecnológica y ecológica. Sin embargo, la situación se tornó insostenible tras recibir insultos—“me llamaron nazi en un aparcamiento”—y presenciar la transformación de Tesla en una especie de símbolo de polarización política.

Coches eléctricos convertidos en un 'peligroso' símbolo político

Aper Tesla

“He vendido mi Tesla porque me daba vergüenza conducirlo”, declaró, tras aceptar 32.000 dólares por un coche que originalmente le costó 55.800 y con el que apenas había recorrido 16.000 km. Su testimonio refleja la sensación de desilusión que comparten muchos propietarios, quienes ahora se ven forzados a tomar decisiones difíciles en medio de un clima ideológico cada vez más revuelto.

El impacto de estos acontecimientos se extiende más allá de las reacciones individuales. Analistas como Mario Natarelli han señalado que la asociación de Musk con políticas extremas y comportamientos controvertidos “está erosionando la lealtad de clientes tradicionales de Tesla”, mientras las ventas en regiones históricamente fértiles para la marca, como los condados de Silicon Valley, se desploman.

Mientras algunos propietarios buscan maniobras ingeniosas para proteger sus coches y distanciarse del legado de Musk, otros optan por vender, poniendo de manifiesto que la marca podría estar pagando un alto precio en reputación a raíz de la controversia que genera Elon Musk.

Así, la batalla ideológica que se libra en EEUU no sólo divide opiniones sobre el futuro de la movilidad eléctrica, sino que también redefine el vínculo emocional entre una marca y sus usuarios. Ante este escenario, parece que Tesla enfrenta uno de los desafíos más importantes de su historia: recuperar la confianza de un público que una vez le fue fiel, pero ahora ve sus coches eléctricos como un peligroso símbolo político.

Imágenes | Stonk King, Christofer Webb, The Wrap

Temas
Recibir por e-mail:

    Escribir comentario
    Inicio
    ×

    Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información