La tendencia está clara, las ciudades están congestionadas y tenemos que buscar de manera incesante fórmulas para desatrancar las saturadas arterias que canalizan el tráfico. Mientras que el enfoque de la mayoría es buscar vehículos eficientes, sin emisiones y de tamaño contenido otros quieren acercarnos al futuro tal y como nos lo imaginábamos hace décadas: repleto de pequeño coches voladores de uso privado.
Precisamente en esto es en lo que está trabajando Lilium Aviation desde el año 2015. La pequeña startup alemana nació de la mano de un cuarteto de ingenieros y estudiantes de doctorado de la Universidad Técnica de Munich con la intención de crear el Lilium Jet, el primer vehículo volador, eléctrico, para dos ocupantes y de uso privado.
Menos coches y más aviones eléctricos en las ciudades del futuro
Tal y como ven en Lilium lo que impide el desarrollo de soluciones la aviación personal son los aeropuertos que resultan caros de operar, ineficientes y alejados de las ciudades. Para saltarse esta limitación están desarrollando una pequeña aeronave que sea capaz de despegar y aterrizar verticalmente para no depender de una infraestructura especialmente adaptada.
El único requisito para poder emprender el vuelo con su diseño sería una superficie de 225 metros cuadrados, del resto se encargan sus motores capaces de variar su orientación. No diré que todo el mundo tiene una parcela disponible de 225 metros cuadrados en propiedad, pero quienes se planteen la compra de un vehículo así no vivirán compartiendo piso.
Las prestaciones del Lilium Jet se estiman en torno a los 400 km/h de velocidad punta, una altitud máxima de 3.000 metros y una autonomía de 500 km con una sola carga de su paquete de baterías de 320 kW, unas prestaciones más o menos equiparables a las de un helicóptero actual, pero hasta ahí las semejanzas.
Para la recarga no sería necesario nada más que un enchufe doméstico cualquiera y su energía se destina a impulsar una serie de 36 pequeños motores (12 en cada ala y otros seis a cada lado del habitáculo) mucho más silenciosos que cualquier motor conocido en la aviación actual.
En total suman una potencia de 435 CV y como están repartidos entre múltiples motores colocados de forma redundante reducen considerablemente el riesgo potencialmente catastrófico cuando el motor de un helicóptero tradicional decide dejar de funcionar. Además, al contar con menos piezas móviles y un funcionamiento más sencillo, son más baratos de fabricar y de mantener que una turbina.
Luego está también la formación y el entrenamiento que requiere un piloto de helicópteros para conseguir manejar de manera solvente una aeronave de rotores, un proceso largo y caro. El Lilium Jet estaría clasificado como aeronave recreativa ligera, cuya coste de formación se reduce a una quinta parte.
Esta clasificación tiene sus limitaciones. Las aeronaves ligeras tienen restringido su uso durante el día y con buen tiempo, y los despegues y aterrizajes desde los jardines traseros de las casas tendrían que estar autorizados. La parte más peliaguda en el vuelo del Jet sería las operaciones de despegue y aterrizaje, pero en Lilium están desarrollando un sistema autónomo capaz de poner a su aeronave en vuelo o en tierra de forma asistida.
Lilium Aviation ya ha hecho una demostración de funcionamiento con un prototipo a escala de 25 kg de peso y ya están trabajando en una versión a tamaño real. En el mejor de los casos, la compañía estima que podría tener un modelo de producción listo para 2018. Puede parecerte una idea descabellada, pero su trabajo está amparado por la Agencia Espacial Europea, lo que puede darte una idea de lo en serio que van con el tema.
¿Empezamos a preparar esos 225 metros cuadrados?
Vía | Lilium Aviation
