Una vez que hemos visto como es el Subaru Trezia por dentro y por fuera, pasemos en esta segunda parte a analizar su equipamiento y su comportamiento en carretera. Antes de nada tenemos que decir que la unidad que pudimos probar durante la presentación montaba el motor diesel de 90 CV 1.4 D-4D con caja de cambios manual, combinado con el nivel de equipamiento intermedio.
No pudimos probar el motor gasolina 1.3 de 99 CV de gasolina, y lo cierto es que en este tipo de coches, la proporción de vehículos con este tipo de motores es alta comparada con la del resto de segmentos. En concreto un 44% de las unidades del segmento pertenecen a vehículos con motores de gasolina.
El problema es que la política de equipamiento ha relegado al motor de gasolina, que sólo se puede equipar junto con el nivel de equipamiento más básico, por lo que en realidad, lo más probable es que sea una opción minoritaria en España. No obstante de eso hablaremos más adelante, por el momento nos vamos a centrar en las sensaciones obtenidas al conducir el nuevo Subaru Trezia.
Impresiones del motor 1.4 D-4D de 90 CV
Como ya hemos dicho pudimos probar el Subaru únicamente junto con el motor diesel de 90 CV. Es un 1.4 que da su potencia máxima en 3.800 vueltas, y su mayor par (205 Nm) entre las 1.800 y las 2.800 vueltas. Es un motor de sobra conocido porque está presente en algunos vehículos de la gama Toyota, pero personalmente, sólo lo había conducido junto con una caja de cambios de 5 velocidades.
El hecho de contar con una sexta marcha supone un avance, ya que nos permite rodar a 120 km/h con el motor girando a unas 2.500 vueltas, lo que reduce el consumo y el ruido frente a los vehículos del grupo Toyota que montan la caja de cambios de cinco marchas.
Además el motor tiene suficiente fuerza como para no tener que reducir una marcha frecuentemente cuando circulamos en sexta velocidad, aunque si vamos a menos de 90 km/h y pisamos el acelerador a fondo, el motor vibra un poco, circunstancia que se percibe claramente por el sonido desacompasado que emite.
Ahora bien, a partir de las 1.800 o 1.900 vueltas, el empuje que da el motor es bastante satisfactorio. Mueve con soltura un coche como el Subaru Trezia (1.070 kilogramos), y nos permitirá hacer viajes largos sin pasar apuros. Los 205 Nm cunden bastante, y durante la presentación pudimos comprobar que es capaz de circular con una reserva de potencia razonable al subir desniveles importantes.
Otra diferencia que he encontrado en este motor, respecto a las sensaciones transmitidas por los modelos de Toyota en los que lo he probado, es que es más silencioso a velocidad constante. Durante las fases de aceleración sigue siendo un motor ruidoso, aunque no desagradable por ese aspecto.
Supongo que la mejora se debe a un mejor aislamiento más que a que se haya conseguido que el propio motor produzca menor cantidad de ruido. Desde fuera y con el capó abierto no parece un motor ruidoso, pero no puedo asegurar que lo sea menos que su homólogo en Toyota.
Consumo durante el recorrido
Cómo parte de un proyecto solidario, los responsables de la marca nos pidieron que compitiéramos entre nosotros para ver quién era capaz de obtener un consumo medio más reducido. El recorrido constaba de partes en las que se circulaba por ciudad y carreteras de doble sentido.
Durante los primeros 15 minutos de recorrido urbano, siendo lo más cuidadoso posible, el consumo que marcaba el ordenador del coche era de 4,4 litros cada 100 kilómetros. Después de eso, tuvimos que soportar un atasco importante, que duró al menos media hora, que hizo que el consumo subiera hasta los 5,2 litros.
A partir de ahí, el recorrido transcurrió por carreteras de doble sentido con importantes desniveles. En esta segunda parte no conduje de una forma diferente a la que lo hago en mí día a día, siendo eficiente, pero sin proponerme como objetivo arañar el máximo número de décimas al consumo. Además, en varias ocasiones utilizamos la máxima capacidad de aceleración del vehículo.
Para cuando llegamos al punto de control, el consumo que nos marcaba el ordenador era de cinco litros justos (frente a los 4,4 homologados). Pudimos ver los resultados de otros equipos, y resulta interesante comprobar que el peor dato registrado se situaba en 5,5 litros.
Comportamiento dinámico
Pese a ser un pequeño monovolumen este vehículo no está orientado plenamente hacia el confort. También tiene un cierto toque dinámico que complacerá a los que no quieren un coche aburguesado y aburrido que solo sirve para ir desde el punto A al punto B.
Digo esto porque la suspensión es más firme de lo que quizá mucho habrían imaginado. De hecho es capaz de contener razonablemente los balanceos de la carrocería al tomar una curva, de la misma manera que los cambios de dirección se realizan con bastante agilidad.
Tendremos que probar más a fondo este modelo para confirmar por completo esta sensación, y ser capaces de comparar con certeza respecto a otros modelos, pero diría que tiene una suspensión más firme, que por ejemplo un Honda Jazz, un Citroën C3 Picasso. Si lo comparamos con un Kia Venga diría que en este sentido son bastante parecidos.
No obstante, dejando comparaciones a parte, el Subaru hace una cosa bastante bien, en lo que ha suspensiones se refiere. Aísla bien a los pasajeros de los baches de la carretera a pesar de tener una suspensión relativamente dura. No es que los baches no se sientan, que si lo hacen, pero no producen movimientos bruscos que sacudan a los ocupantes. Lo cierto es que creo que los japoneses han conseguido un equilibrio bastante acertado.
A este comportamiento relativamente dinámico del que hablamos contribuye una dirección que si bien no es especialmente directa, si tiene un grado de asistencia suficientemente bajo como para dejar que sintamos lo que está ocurriendo entre las ruedas delanteras y el asfalto.
También pudimos probar este Subaru en carretera abierta, y las sensaciones fueron dispares. Por un lado, el coche tiene aplomo suficiente como para coger curvas de radio amplio a una velocidad alta con confianza, pero por el otro, sorprende la cantidad de ruido aerodinámico que podremos escuchar. Es posible que esta sensación se haya visto enfatizada por el hecho de que el motor, a velocidad constante se oye poco, pero está ahí.
Equipamiento y precios
Esta parte siempre es importante, pero en este modelo más aún si cabe por una razón, la diferencia de precio con sus rivales es alta (Subaru cifra esa diferencia, como media en unos 2.000 euros), y esta está justificada en parte por una política comercial que nos obliga optar por un nivel de equipamiento alto.
En concreto hay tres niveles de equipamiento, que Subaru denomina respectivamente Advance (17.100 euros), Limited (19.500 euros) y Limited Plus (21.450 euros). El primero sólo es combinable con el motor de gasolina de 99 CV, mientras que los otros dos pueden combinarse con el motor diesel que pudimos probar.
Todos los modelos traen de serie espejos calefactados, llantas de aleación, elevalunas eléctricos delanteros, luces antinieblas, aire acondicionado, conexión USB y volante de cuero. Si optamos por la opción intermedia de equipamiento tendremos además Bluetooth, pantalla táctil en el salpicadero, botón de arranque, apoya brazos trasero y lunas tintadas.
También es común a todos los modelos el equipamiento de seguridad, que incluye un número de airbags superior al de la competencia (doble frontal, laterales delanteros, de cortina y de rodilla para conductor), ABS, control de tracción y de estabilidad. Hay que tener en cuenta que su hermano, el Toyota Verso-S, tiene cinco estrellas EuroNCAP.
El último nivel de equipamiento añade a los elementos mencionados el sistema Easy Entry, techo panorámico y el cambio automático MMT con levas en el volante, que no pudimos probar. En definitiva hablamos de una política de equipamiento bastante limitada aunque nutrida si la comparamos con la de sus rivales (pero no tanto si lo comparamos con otros coches de su rango de precios, que incluyen sistemas de seguridad más novedosos, como el avisador de cambio involuntario de carril o de vigilancia del ángulo muerto).
Conclusiones finales
El Subaru Trezia es un monovolumen de pequeño tamaño cuya habitabilidad interior y capacidad de carga están bien aprovechadas, y que combinado con el motor diesel D-4D de 90 CV puede moverse con agilidad tanto en ciudad como en carretera abierta, aportando además a su conductor un toque dinámico gracias a una suspensión más firme de lo esperado en un vehículo con esta filosofía.
Su elevado precio respecto a sus competidores (y parecido al de muchos compactos de mayor tamaño) unos interiores poco vistosos y una política de equipamiento cerrada ponen las notas negativas a un conjunto bien resuelto del que la marca japonesa espera vender en España unas 200 unidades.
El coche para esta prueba ha sido prestado por Subaru. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
En Motorpasión | Subaru Trezia, presentación y prueba en Madrid (parte 1)