Si ayer teorizábamos sobre lo que podiamos esperar del Renault Scénic XMOD, con la toma de contacto de hoy quizá acabemos de aclarar lo que rodea al nuevo monovolumen compacto crossover de la marca del rombo. En su presentación, realizada en Asturias, hemos tenido ocasión de catarlo en dos sabores: TCe y dCi 130.
Y aportamos ahora algunos apuntes adicionales a lo ya dicho hasta el momento. Empezamos por el apellido específico, XMOD, que combina la X característica de los crossovers con la MOD de modularidad, un aspecto esencial en cualquier Scénic. Y seguimos con la invitación a la evasión que a modo de eslogan resume la idea de esta variante del exitoso monovolumen. Si conseguirá o no que nos evadamos, al menos en una primera toma de contacto, lo veremos enseguida.
De momento, podemos avanzar los cuatro puntos cardinales que presiden la concepción del Renault Scénic XMOD, que de hecho son los comunes al resto de la gama Renault. Diseño, innovación, respeto al medio ambiente y calidad son los puntos que destaca la marca al hablar de su producto, y seguramente vamos a verlos mientras desgranemos las sensaciones que da el Scénic XMOD cara a cara. Comenzamos, como siempre, por su cara exterior.
Apariencia de 'crossover'... 'ma non troppo'
El Renault Scénic XMOD necesita diferenciarse de alguna forma respecto a los monovolúmenes tradicionales. Para lograrlo, nada mejor que un carenado específico, unas barras de techo y unas llantas majas. Sí, hay un mínimo aumento de cotas (altura libre al suelo y vías, ya lo comentamos), pero desde fuera la diferencia resulta poco apreciable. ¿Cuál será el resultado una vez en marcha? Luego lo hablamos.
De momento estamos viéndo el Renault Scénic XMOD por fuera, y la mezcla de ingredientes que encontramos resulta algo descafeinada si pensamos en el Renault Scénic RX4 al que por fuerza se va la memoria cuando uno habla del XMOD. Aquel fue un ejercicio que despertó pasiones enfrentadas: los hay que lo consideraron feo, los hay que se enamoraron de él.
No ha habido en esta ocasión un trabajo de diseño exterior comparable, el desmelenamiento ha sido mucho más comedido, quizá por esa política de Wait and see que parece acompañar a Renault. ¿Acierto o error, en el Scénic XMOD? Es difícil decirlo. Aunque el resultado es agradable a la vista, quizá no le habría hecho daño un pelín más de audacia.
Modularidad a prueba de Renault Scénic
Pasamos al interior, y en él descubrimos espacio. No, espera: e s p a c i o. El puesto de conducción se ve muy libre y despejado con el panel central presidiendo el salpicadero y la limpieza de formas como acompañamiento estético. La posición de conducción es relajada, con esa sensación de que el volante y, en general, el frontal del salpicadero, queda algo bajo, pero bien.
La visibilidad es muy buena, con unos retrovisores amplios y altos que dan una visión magnífica. Los mandos quedan al alcance de la man... Un momento, hay algo que me llama la atención, y es la posición de la palanca de cambios, un poco adelantada y con un movimiento algo extraño al tacto. En cuanto empiezo a manejarlo en serio se me pasa esa primera impresión que me ha recordado a un cambio de marchas de palanca truncada.
Destacan los pedales en aluminio y el volante biselado, que tiene esta forma por aquello de darle un toquecillo más molón, más adeportivado. Resulta cómodo al tacto y al girar se maneja con muchísima facilidad. También es buena la impresión general que da el habitáculo, especialmente los tapizados y los guarnecidos. En Renault son honestos y no juegan a ser lo que no son, pero por menos de esto otro ya se habría atribuido la etiqueta semipremium y se habría quedado tan ancho.
Antes de ponerme el cinturón, paso un momentito a las plazas traseras para experimentar la sensación de que este Scénic, siendo igualmente amplio, quizá ha penalizado en algún que otro centímetro en el espacio de las rodillas. El resto es muy cómodo, con tres plazas de iguales dimensiones con asientos independientes y desmontables. Lo clásico en un Scénic desde hace ya...
Tras observar que efectivamente hay profusión de huecos portaobjetos, aunque algunos en concreto se echan en falta --señor Renault, yo llevo móvil, ¿sabe?--, jugueteo con un par de elementos de confort que me llaman la atención: las cortinillas laterales incorporadas y los aireadores embebidos en el marco de las puertas, y decido que ha llegado el momento de pulsar el botón de arranque.
Al volante del Renault Scénic XMOD
Comenzamos con el motor dCi, que puesto en el cuerpo del Renault Scénic XMOD se muestra fiel aunque le ocurre lo mismo que al Captur: a bajas vueltas ese turbo tarda un poco en reaccionar, luego ya el motor empuja y no tiene mayor problema. Su par máximo lo obtiene en las 1.750 rpm, y hasta llegar a ese punto cuesta encontrar fuerza motriz con buena disponibilidad para el trabajo.
Por su parte, la entrega de potencia es razonablemente sostenida hasta un régimen medio-alto, luego el do de pecho se le resiste algo. Quizá la parte más positiva de la motorización está en una caja de cambios muy bien articulada que lo mismo permite jugar con la palanca como mantenerla más tranquila, apostando eso sí por una conducción menos efusiva.
Mientras avanzamos por las autovías asturianas observamos que el Scénic XMOD se muestra muy estable, aunque quizá adolece de una rumorosidad algo elevada en esta versión diésel, una sensación que no nos quitaremos al salir a carretera y comprobar que todas esas primeras percepciones se confirman también en este otro trazado.
El Scénic XMOD dCi se mueve con mucha soltura en las reviradas carreteras de la zona de Infiesto. Además, girando y contragirando notamos un muy buen nivel de estabilidad para un monovolumen de sus características. Hay que entender que la ampliación de cotas le ha sentado bien.
Sin embargo, y ya que estamos hablando de cómo se mueve, hay que hacer un alto en el camino para hablar del tacto de la dirección, que se pasa un poco de suave. Además, en algunos cambios de sentido que realizamos sus 11,05 metros de diámetro de giro se nos antojan algo excesivos.
Nos vamos ya a por el TCe 130, el motor de gasolina que tira del Scénic con buen ritmo. La sensación es buena tanto en bajos regímenes como cuando le damos un poco de alegría. Además en el tramo de autovía que tenemos de camino al aeropuerto comprobamos --miento: compruebo, que mi compañero duerme, tal es el nivel de confort del XMOD en gasolina-- que se puede llevar razonablemente bien a punta de gas.
Repaso mis notas y observo que en la preparación de este motor ha habido un esmero especial, logrando que buena parte del par esté disponible desde las 1.500 vueltas --el máximo lo entrega en las 2.000 rpm-- y una reducción de consumos del 15 %. Aunque no están las cosas como para hacer piruetas con el pie derecho, es creíble el dato porque realmente no hace falta machacar el pedal para conseguir que el coche se mueva.
En el apartado del comportamiento dinámico, vale lo mismo que hemos reseñado hablando del dCi, con una disculpa, y es que por cuestiones de horarios no tenemos ocasión de probar de forma suficiente la versión de gasolina en carreteras de montaña como sí que hacemos con el dCi. En las pocas ocasiones análogas que encontramos, no obstante, se puede afirmar que su comportamiento dinámico es similar al que presenta el diésel.
Tanto una como otra motorización coinciden también en el buen tacto de freno, nada que nos deba sorprender a estas alturas de la película. Es eficaz cuando conviene sin resultar brusco cuando sencillamente queremos moderar la velocidad. Es un tacto que permite jugar con regresividad, y eso al final se agradece en un vehículo alto porque contribuye a un buen confort de marcha y a alejar los espíritus de la cinetosis.
'Extended Grip', se le supone
Y ahora nos tendríamos que poner a hablar del Extended Grip, el sistema avanzado de tracción, pero no hay caso porque nos ha pasado una de esas que son como para enmarcar. Los chicos de Renault nos llevan a la verde Asturias con la idea de encontrar lluvia pertinaz y barro donde retozar... y nos ha hecho un tiempo que ni en Benidorm en plena canícula. Non piove... porco governo!
Como no nos amilanamos ante la adversidad, aun cuando vamos a ritmo de presentación intentamos encontrar alguna zona donde poner a prueba el Extended Grip, que al fin y al cabo es una de las gracias del coche, pero tras algunas peripecias de esas que quedan para contar a los nietos, no tenemos suerte. Habrá que esperar a otra ocasión para probar el sistema que da sentido, desde un punto de vista electrónico, al XMOD.
A ver, que en el fondo hablamos de un ASR y un ESP más que probados, que ponen su empeño conjunto (o por separado, al gusto del conductor) en procurar el menor deslizamiento posible en situaciones de terrenos blandos como pueden ser nieve, barro o arena... hasta un determinado punto. Ante la imposibilidad de probarlo por nuestros medios vamos a decir que se le supone un buen comportamiento.
Por matar el tema, diremos que la filosofía que preside el Extended Grip --que de momento se ha llevado también al Renault Kangoo aunque en la marca son cautos a la hora de anunciar otras posibles extrapolaciones-- es que si alguien tiene que pasar por un caminucho repleto de baches, charcos y barro, que no se corte, que lo haga porque la tracción estará de su parte.
Y como esa es la premisa, buscando lugares donde hacer deslizar el coche ponemos en un compromiso a la suspensión del XMOD, que no ha sido revisada a partir de la suspensión que monta el Scénic normal. Bueno, el crossover pasa la prueba aunque no emocione especialmente la forma que tiene de acometer las irregularidades bruscas del terreno. Aprobado.
'Infotainment' y cacharrería
Si en un coche cualquiera el apartado de cosicas que he ido viendo mientras el otro conducía es importante, en un Scénic tratar este apartado cobra mayor sentido. Sin embargo, al lanzamiento del Scénic XMOD le ha ocurrido algo que no juega a su favor, y es que la adaptación del R-Link se les ha demorado unos meses a los chicos de Renault, así que al XMOD le toca, por ahora, precindir del elemento de infotainment por excelencia de la casa.
Sí que vale la pena hablar del sistema de audio Bose que montan las unidades de prueba. Vale la pena no sólo por la calidad de sonido que da, que es más que buena, sino por la disposición de los altavoces, que llenan el espacio con un sonido preciso gracias al reducido volumen de sus elementos. Sus graves tienen una sonoridad muy, muy buena, aunque para apreciarlos hay que subirles la voz una pizquina. Por su parte, los agudos suenan sin chillar y los medios son claros.
Respecto al navegador, aunque el interfaz visual es bueno y aunque los mensajes que da su locución son precisos observo que en determinadas situaciones le ocurre lo mismo que al del Captur --algo lógico, por otra parte--: las indicaciones que da son tardías. Y una indicación tardía puede derivar en un problema de seguridad si al conductor le da por obedecer ciegamente.
Ya que estamos con cacharritos que pueden interferir en la conducción, hay que hablar del panel central. Si bien es cierto que presenta una muy buena visibilidad desde cualquier ángulo, y aunque el detallito estético de vincular el color de lo que muestra la pantalla al color del coche es un punto a su favor, tanto el velocímetro digital como el tacómetro quedan demasiados centímetros a la derecha del campo visual natural del conductor.
Eso lleva a que en carretera, que es donde más se consultan esos indicadores, debamos interrumpir nuestra observación general en forma de barrido longitudinal para trazar con la mirada una artificiosa línea diagonal que nos lleve hasta el dato que queremos conocer en ese momento. En una palabra: distrae. En tres palabras y para ser más justos: distrae un poco.
Conclusiones
En resumen, tenemos un Scénic que tiene toda la pinta de ser el conejillo de Indias, en el buen sentido de la expresión, para una posterior aSUVación de la gama. En versiones comparables, sale por unos 750 euros más que el Scénic normal. De momento el Renault Koleos y el Dacia Duster aportan la tracción 4x4 en la casa, pero con este Scénic XMOD Renault parece buscar un punto de convergencia. Tiempo al tiempo.
El coche en sí está bien, es un Scénic y eso es garantía de unos valores que no cambian. Además, se nota un esmero en los acabados que se agradece mucho. La parte que todavía queda un poco en el aire, precisamente, es la que da sentido a la etiqueta XMOD. A ver si en otra ocasión el tiempo está de nuestra parte y tenemos la oportunidad de probarlo como está mandado.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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