Probamos el Range Rover Sport P400e, un lujoso lord híbrido enchufable de 404 CV que luce la etiqueta Cero de la DGT
Quién le iba a decir al Range Rover Sport cuando llegó al mercado en el año 2004, que 14 años más tarde iba a estar enchufado todas las noches a la corriente eléctrica, para al día siguiente circular sin contaminar por ciudades donde los coches de combustión tienen prohibido al acceso en algunas áreas.
Hemos probado el Range Rover Sport P400e, el primer híbrido plug-in (PHEV) de Range Rover con 404 caballos de potencia y 51 kilómetros de autonomía eléctrica, y esto es lo que nos ha parecido.
Pequeños retoques para que parezca que no pasan los años
El Range Rover Sport es de esos coches por los que parece que no pasan los años. Su secreto de belleza es ir recibiendo pequeñas y sutiles novedades tanto a nivel de diseño como tecnológicas año a año, en lugar de hacerse un lavado de cara muy radical a mitad de su vida comercial.
El que hemos probado, es un recién llegado a nuestras calles. Este Range Rover Sport cuenta con el nivel de equipamiento HSE de los cuatro disponibles (SE, HSE, HSE Dynamic y Autobiography Dynamic) y luce las últimas novedades incorporadas a la gama Range Rover, tanto en esta versión Sport como en su hermano grande. Exteriormente lo más destacado son las nuevas ópticas delanteras y traseras con tecnología LED, ligeramente más estilizadas que las anteriores.
También hay cambios en el diseño de los paragolpes, que tienen entradas de aire más grandes, el alerón posterior que alberga el limpiaparabrisas y las luces antiniebla, también de LED y más finas y estilizadas que antes.
Las llantas de 21 pulgadas, no parecen desproporcionadas, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que este coche mide 4,88 metros de largo y 1,8 de alto. Sí, es de esos SUV que siguen imponiendo por su presencia sobre el asfalto y que no reniegan de sus raíces 4x4.
Las pantallas, la mayor novedad
Si nos vamos al interior, para lo que hay que dar un pequeño saltito hasta llegar a sentar nuestras posaderas en el asiento, el cual va situado bastante alto en comparación con otros SUV, nos encontramos con una curiosa mezcla entre el amplio habitáculo que ya conocíamos en el Range Rover Sport y una serie de novedades que saltan a la vista y al tacto.
Lo más destacado es que ahora la zona central del salpicadero y de la consola central está presidida por dos pantallas táctiles de 10 pulgadas, idénticas a las que estrenó hace poco el Range Rover Velar. A nivel visual visten mucho el interior, pero lo mejor es que funcionan de forma rápida e intuitiva, y sobre todo que se combinan con dos mandos giratorios que facilitan mucho su manejo.
El precioso y característico volante de los Range Rover, recibe ahora dos mandos camaleónicos a los lados que permiten manejar con bastante precisión funciones como la radio, control de velocidad de crucero activo y otras como responder o rechazar una llamada. Estas últimas solo aparecen en estos mandos si nos llaman.
También destaca, aunque en este caso no es novedad, el display que hace las veces de panel de instrumentos, muy grande con 12,3 pulgadas y completamente personalizable. Podemos llevar dos relojes, reloj de velocidad y mapa de ruta, o incluso indicadores de cómo están funcionando los asistentes a la conducción.
Las múltiples fuentes de información a disposición del conductor se complementan con el Head-Up Display en color, también personalizable. Cosas de la electrónica, que permite configurar esta marea de pantallas a nuestro gusto hasta niveles inimaginables.
Por lo demás, pocos cambios en el interior de un Range Rover Sport que sigue destacando por la calidad de acabados, por la amplitud tanto en las plazas delanteras como traseras y por esa posición sobre elevada respecto a los SUV modernos. Parece que cuando vas dentro, miras a los demás SUV novatos por encima del hombro, y nada más lejos de la realidad.
El híbrido, con menos maletero y sin opción de siete plazas
Además de esas pequeñas novedades a nivel de diseño, tecnológico y de equipamiento, lo más destacado en la gama Range Rover Sport 2018 es la llegada de esta versión híbrida enchufable, la P400e. Apenas hay diferencias visibles respecto a las versiones de combustión, ya que la toma de carga queda perfectamente escondida detrás de la parrilla delantera y el piso del maletero es el encargado de esconder las baterías, de ahí que este pierda 60 litros de capacidad y la posibilidad de configurarlo con siete plazas.
A nivel dinámico, lo primero que hay que hacer es hablar de ese modo eléctrico en el que todo cambia respecto a lo que estamos acostumbrados en un coche como el Range Rover Sport. Si tienes cargada la batería, podrás seleccionar a través de un botón el modo EV, en el que el vehículo se moverá únicamente en modo eléctrico, siempre y cuando haya batería.
Una vez más, la sorpresa es lo primero que sientes. Es una sensación muy extraña moverte en un coche de este tamaño, altura y peso y hacerlo con la suavidad y silencio que aporta el motor eléctrico. Frente a lo que ocurre en otros modelos, en este no se nota ese tirón inicial provocado por el par instantáneo, está muy bien dosificado y por eso las salidas desde parado, aunque cuentan con fuerza, no son bruscas ni incómodas comparadas con las de un Audi Q7 e-tron o un BMW X5 eDrive.
Y esa sorpresa que nosotros sentimos desde el puesto de conducción la sienten también los viandantes cuando ven que viene un coche de semejante porte sin emitir ningún tipo de ruido salvo el que hacen los gigantescos neumáticos con llantas de 21 pulgadas en contacto con el asfalto. Muchos miran extrañados a su paso, pero esto es algo que cada vez va a ser más habitual.
El tacto del coche en este modo eléctrico, o incluso en el modo híbrido de gestión automática de la fuente de energía para moverse, siempre y cuando tengas tacto para que no entre en funcionamiento el motor de gasolina, es muy agradable y frente a lo que suele ocurrir en otros coches de idéntica arquitectura, en este el pedal de freno tiene un tacto bastante común, nada asistido.
Land Rover anuncia una autonomía en modo eléctrico de hasta 51 kilómetros cuando la batería de 13.1kWh está al máximo de carga, y la cifra es bastante realista. Hemos llegado a ver 48 kilómetros nada más poner el coche en marcha tras desconectar el cable de carga, y eso con el climatizador activado.
Pero lo mejor es que la autonomía tiene un rango de uso bastante real, vamos, que los kilómetros que puedes llegar a hacer son más o menos los que ves en la pantalla. Todo depende de lo delicado que seas con el pedal del acelerador, especialmente en zonas de pendiente pronunciada, donde has de ser cauto si quieres mantenerlo en eléctrico y que no se active el motor de gasolina que complementa al eléctrico. ¿O es al revés?
En carretera, cómodo y con un motor de baja cilindrada
Lógicamente un SUV de este planteamiento tiene en los largos viajes en carretera otro de sus habitats habituales, así que nada mejor que hacer un viaje Madrid - Vigo - Madrid para comprobar cómo se comporta en esos más de 1.200 kilómetros de carretera.
El viaje lo hicimos bastante cargados, con tres pasajeros, una silla de bebé y todos los bártulos ocupando todos y cada uno de los 446 litros de maletero para que esos cuatro ocupantes, pasasen un fin de semana sin echar en falta de nada.
En carretera, lo primero que hay que destacar del Range Rover Sport P400e es el confort de marcha. Es realmente bueno el nivel de confort que ofrece a los ocupantes, gracias a una puesta a punto que más que la dureza de las suspensiones, premia esa absorción de las irregularidades del terreno para que dentro te sientas como si estuvieses viajando en una alfombra mágica.
Se percibe algo pesado en las zonas de curvas rápidas con cambios de plano, las típicas que nos encontramos al entrar en Galicia, pero bastará con adaptar el ritmo al coche que llevamos entre manos, con sus 400 kilos de batería bajo el piso del maletero, para que todo siga su curso.
El motor de gasolina que se combina con el eléctrico es en este caso un Ingenium Si4 2.0 de 300 CV (221 kW). Unido al motor eléctrico de 85 kW (116 CV), situado en el eje delantero en posición longitudinal, ambos generan como conjunto 404 CV (297 kW) y un par de 640 Nm, pero en carretera, no puedes interpretarlo como un SUV de 404 CV.
El sistema eléctrico únicamente ayudará en los primeros compases cuando exiges al acelerador una respuesta, ya sea por ejemplo para hacer un adelantamiento, para subir un puerto de montaña o simplemente para hacer un cambio de ritmo. Se percibe ese ligero aporte de par instantáneo, que ayuda a coger impulso, pero inmediatamente después es el motor de gasolina 2.0 el que se encarga de mover el coche.
Y en este sentido, sorprende lo bien que se defiende este motor de tan baja cilindrada para animar a un coche de 2.465 kilos de peso. Las prestaciones oficiales hablan por sí solas: 0 a 100 km/h en 6,7 segundos y una velocidad máxima de 220 km/h son bastante fieles a lo que el P400e transmite al conducirlo.
Por lo demás, los consumos que consigues en carretera son muy variables dependiendo de cuanto le exijas. Si eres poco impetuoso con el acelerador y te mantienes siempre en los límites legales, puedes llegar a conseguir consumos muy ajustados para tratarse de un mastodonte de tal porte y peso.
Hemos llegado a hacer 10 litros cada 100 kilómetros con esos cuatro pasajeros y maletero lleno, pero también nos hemos ido 4 litros más arriba cuando le hemos exigido más de la cuenta, atacando puertos de montaña a ritmo alegre, haciendo al motor trabajar a regímenes altos y a la caja ZF de 8 velocidades bajar un par de marchas para tener la respuesta necesaria.
Es lo que ocurre con los motores de baja cilindrada, que si les exiges los ritmos que te gusta llevar en los motores de seis y ocho cilindros, los consumos aumentan bastante. No se puede tener todo, pero al menos en este lo compensarás con los consumos en ciudad en modo eléctrico.
Range Rover Sport: nuestra puntuación
.9
A favor
- Etiqueta Cero
- Confort de marcha
- Calidad de acabados
En contra
- Precio base alto
- Capacidad de maletero limitada
- Capacidad del depósito justa
El Range Rover Sport P400e es uno de esos SUV híbridos enchufables, como el Audi Q7 e-tron o el futuro BMW X5 45e que surgen por la necesidad de ofrecer soluciones a los clientes que quieren un buen coche, grande, amplio y cómodo para viajar en familia y que al mismo tiempo quieren asegurarse que pueden usar su vehículo en las cada vez más restringidas ciudades.
El Range Rover Sport P400e es una buena opción para el que busque un coche elegante, robusto, con un nivel de confort de marcha realmente bueno contando con casi 50 kilómetros de autonomía eléctrica real. Su precio base es de 90.100 euros, y eso supone casi 15.000 euros más que lo que cuesta el básico de gasolina. Eso es lo que hay que pagar como sobreprecio para asegurarte que puedes seguir usando tu lujoso SUV por las ciudades en el futuro.
Ficha técnica
Versión probada | P400e | |||
Cilindrada | 2.000 cm³ | Tipo de tracción | Integral | |
Bloque motor | 4 cilindros en línea + eléctrico | Combustible | Gasolina + electricidad | |
Potencia (CV @ rpm) | 404 | Capacidad del depósito | 90 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 640 | Consumo urbano | ND l/100 km | |
Masa en vacío | 2.464 kg | Consumo extraurbano | ND l/100 km | |
Velocidad máxima | 220 km/h | Consumo combinado | 2,8 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 6,7 segundos | Capacidad maletero | 446 litros | |
Transmisión | Automática 8 velocidades | Precio | 90.100 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Land Rover. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Héctor Ares