
El segmento de los SUV premium está cada vez más calentito. Hay muchísima oferta y es necesario diferenciarse al máximo. Y si alguien sabe de diferenciación son los franceses. El DS 7 viene a romper las normas de los competidores europeos que dominan el mercado.
Con una apuesta distintiva, bien ejecutada y con un punto de barroquismo, hemos estado de ruta con el coche más vendido de DS para darnos cuenta de por qué acapara la mayoría de las ventas de la marca. Incluso cuando lo sacas del entorno chic al que está destinado y lo llenas de barro hasta las cejas.
DS 7: el buque insignia
Stellantis se ha convertido en un gigante que incluso compite consigo mismo. Dentro de la familia de coches franceses del grupo DS se escindió en 2018 para posicionarse como algo más que la división premium de Citroën. Ahora sigue apostando fuerte por la diferenciación.
Con una estrategia peculiar, DS ha abierto un mercado propio acumulando casi 30.000 unidades vendidas. El DS 7 es el que lleva el mayor peso de una gama compuesta por solo cuatro modelos, con los DS 3, DS 4 y DS 9 como compañeros de un SUV que ha vendido 19.060 unidades. Solo a lo largo de 2024, el año en el que se han vendido los cuatro modelos a la vez, el DS 7 acapara el 67% de las ventas de la marca.
Pueden parecer números discretos, pero Stellantis necesita estar en un segmento premium donde cada vez hay más tajada (en 2024 se vendieron 194.161 coches premium). DS ocupa el octavo puesto en el ránking del ejercicio pasado por delante de Land Rover, Alfa Romeo, Polestar y Jaguar. Por delante solo están pesos pesados de la talla Mercedes-Benz, BMW, Audi, Volvo, Tesla, Lexus y MINI.
Y es que el DS 7 ha logrado convertirse en un contendiente un poco particular. Es un coche que por tamaño y prestaciones podemos meterlo en la liga de los D-SUV como Audi Q5, BMW X3 o Mercedes-Benz GLC al precio de otros competidores del segmento C-SUV (GLA, X1 o Q3).
Un interior lleno de modernismo francés
La gran apuesta de DS reside en buena parte alrededor del diseño, pero no solo del diseño exterior, sino especialmente en el interior. Los galos tienen un gusto exquisito y propio que quieren reflejar en el interior de sus coches con un lenguaje visual poco común.
El habitáculo está dominado por el contraste de elementos de aspecto metálico sobre fondos negros en un juego de formas y texturas que se sale de lo habitual. Sovoir-faire lo llaman.
La tecnología también es un punto en el que la marca busca apalancarse con un sistema de audio de alta calidad Focal Electra de 515 W o faros con tecnología Pixel LED Vision 3.0 dinámicos que contrastan con elementos artesanales como el cronógrafo BRM que gira sobre sí mismo en lo alto del salpicadero cuando pulsamos el contacto.
Todo está repleto de elementos poligonales, dando con los propios elementos los toques de diseño. En los paneles de las puertas no hay un solo botón. Los controles de las ventanillas pasan a situarse en la consola central alrededor de la palanca de cambios. El contacto se sitúa en el centro del salpicadero. Cada pieza se ha tratado como un elemento de diseño.
El sistema de infoentretenimiento está presidido por una gran pantalla central en la que salvo un pequeño grupo de botones encierra todas las funciones del vehículo, incluyendo el manejo de la climatización. Una apuesta clara por el diseño que no resulta la opción más ergonómica.
Basta de teoría y vamos a la práctica. Dejando a un lado las versiones térmicas tradicionales (y la PHEV de 225 CV), el DS 7 puede moverse gracias a dos sistemas híbridos enchufables: 300 CV y 360 CV, ambos con tracción total y por supuesto con etiqueta CERO.
Un coche premium fuera de contexto
En esta jornada de prueba había un propósito claro: demostrar que el DS 7 puede mantener sus cualidades de generalista premium incluso cuando las condiciones se salen de las habituales a las que estaría sometido.
Si pensamos en el cliente de un DS 7 difícilmente nos imaginaremos algo que no sean trayectos urbanos o interurbanos. Pues bien, en esta ocasión la marca decidió calzar al DS 7 con los nuevos neumáticos Michelin CrossClimate2 SUV y salirse del hábitat natural para explorar otras cotas. Literalmente.
Nos fuimos hasta Zaragoza, y desde Zaragoza subimos a Pirineos. Una vez en la montaña la ruta nos sacó de la carretera y estuvimos más de una hora transitando por caminos de tierra que deberían estar completamente nevados en esta época, pero la ausencia de nieve nos dejó unas pistas totalmente embarradas.
Estos Michelin están certificados como neumáticos all season, M+S y 3PMSF (barro y nieve) y homologados para circular sobre nieve sin necesidad de instalar cadenas. Un compromiso muy interesante a la hora de plantear un uso donde el mal tiempo sea una constante buena parte del año.
Pues el maridaje entre estos CrossClimate2 SUV y la tracción integral del DS 7 nos permitió circular con un control total en un escenario donde este coche premium, habitualmente inmaculado y calzado con unas llantas enormes de 21 pulgadas y perfil de neumáticos bajo.
El esquema motriz es el mismo en las dos motorizaciones, utilizando la plataforma EMP2. Está compuesta por un motor 1.6 PureTech de 200 CV unido a una caja de cambios e-EAT8 y una batería de 14,2 kWh que alimenta dos motores eléctricos: uno situado en el eje delantero y otro en el trasero.
De esta manera el DS 7 se sale de la tradición mecánica de los 4x4 habituales y carece de un sistema mecánico que mueva las ruedas traseras. Para eso están los motores eléctricos y, de hecho, puede mantener la tracción 4x4 tanto en modo 100% eléctrico como en híbrido.
En modo eléctrico cada motor mueve un eje y se alimenta de la batería. En modo híbrido el eje trasero se mueve con electricidad y el delantero con el motor térmico a través de la transmisión automática.
Hemos probado la variante más potente, la de 360 CV. En su caso el motor eléctrico delantero ofrece 110 CV y 112 CV para el trasero. Sus prestaciones me han parecido más que buenas con mucha suavidad de funcionamiento desde muy bajo régimen gracias a la asistencia eléctrica, buena capacidad de recuperación en movimiento y muy buen confort de marcha.
Es un coche que pisa razonablemente bien para su tamaño, con una puesta a punto de suspensiones interesante, con más firmeza de la esperada y que sujeta bien los movimientos de la carrocería en curvas. Solo echaría en falta una dirección menos filtrada, pero al comprador tipo de este coche creo que es algo que no le resulta relevante.
Por su morfología no resulta un coche que podamos enclavar en el segmento de los todoterrenos, pero con el modo 4x4 activado, el motor eléctrico moviendo las ruedas traseras y los sistemas de ayudas a la conducción el DS 7 se desenvolvió con una soltura que inicialmente no esperaríamos.
Vale, sí, hubo algo de deslizamiento lateral en el barro por aquí, algún toque de bajos por allá al sortear algún corte y mucho movimiento a la hora de atacar roderas, pero pasamos, y sobre todo nos lo pasamos bien.
DS 7: un SUV para hacer la competencia a los alemanes desde 60.000 euros
La recompensa: una comida en un restaurante perdido en un valle de Pirineos con comida tradicional y a seguir con la ruta, ahora ya por carretera. Y ahora que tenemos el estómago lleno y estamos calentitos vamos con los precios.
Para el DS 7 Plug-In Hybrid AWD 300 CV el precio arranca en 60.000 euros, 60.700 para la Edition France y 64.100 para la Étoile. El DS 7 Plug-In Hybrid AWD 360 CV solo está disponible en versión Performance, y su precio sube hasta 69.700 euros.
No es un coche asequible, pero sí que puede convertirse en una alternativa muy razonable para quienes valoren el diseño y el estilo francés y quiera mirar más allá de los grandes nombres alemanes.
Los gastos asociados para acudir a esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.