En Nissan están felices y contentos de cómo se ha comportado el Nissan Qashqai desde que vio la luz en 2007. Es un crossover que sufrió la incomprensión de los pioneros pero gozó de la recompensa de quienes descubren una fórmula de éxito. En este caso, plantear una alternativa con hechuras de todocamino en el segmento C.
¿Será capaz el nuevo Qashqai de mantenerse en la cima? De momento, es hora de conocerlo, y para realizar nuestra toma de contacto con el nuevo Nissan Qashqai, lo sacaremos a pasear con motores 1.2 DIG-T y 1.5 dCi, de 115 y 110 CV, respectivamente, ambos con transmisión manual de seis relaciones. Se nos quedará en el tintero el 1.6 dCi 130 CV XTronic por falta de tiempo.
Líder indiscutible
La épica comercial del Nissan Qashqai cuenta que las previsiones iniciales, allá por la prehistoria del crossover que abrió el grifo, eran de 100.000 unidades. Pronto alguien tuvo que coger el teléfono e ir pidiendo refuerzos, hasta llegar a los 240.000 Nissan Qashqai producidos, que se dice pronto.
Hoy, con dos millones de unidades vendidas (un millón y medio de las cuales, en Europa y, de ellas, 147.530 en España) el Nissan Qashqai se presenta como un modelo solvente, que además supera la media en cuanto al valor residual que tiene a 36 meses. No sólo se vende, sino que se revende bien.
No es de extrañar que en Nissan saquen pecho con el Qashqai. Las bazas de la actual generación, según la marca, están en el diseño, la tecnología, la dinámica y el precio. Y en este último apartado destacan que se mantienen en el mismo posicionamiento mientras aumentan calidades y niveles de equipamiento.
En forma de eslogan, lo venden "a precio de compacto alemán". 23.250 euros por un Qashqai 1.5 dCi Acenta, por 23.600 del Volkswagen Golf o el Opel Astra en motorizaciones y niveles de acabados equivalentes. Mientras carraspeo, nos lo comparan también con crossovers similares: el Hyundai iX35 1.7 CDTI está en 24.210 euros y el Kia Sportage 1.7 CRDi, en 24.240 euros.
En cuanto a previsiones de ventas por acabados, esperan tener un 5 % de Visia, un 20 % de Acenta, un 50 % de N-TEC y un 25 % de Tekna. La composición por motores es del 10 % para el 1.2 DIG-T 115 CV, 40 % para el 1.5 dCi 110 CV y un 50 % para el 1.6 dCi 130 CV. De estos, el 40 % con cambio manual, el 40 % con transmisión XTronic y un 20 % con cambio manual y tracción 4x4.
Y nos cuentan que el Nissan Qashqai 2014 llegará el 23 de enero a los concesionarios, arropado por una campaña de lanzamiento que contempla 1.250 euros de descuento de la marca, más 1.000 euros del Plan PIVE, más 700 euros adicionales si se pasa por la financiera de la casa, además de 3 años de mantenimiento gratuito para clientes de Nissan y sorteos en enero y abril para acompañar a la Selección Española de fútbol a Brasil.
De momento, nos quedamos un poco más cerca y vamos a ver cómo es el nuevo Qashqai.
La línea exterior del nuevo Nissan Qashqai
Visto desde fuera, el Nissan Qashqai ha mejorado su aspecto respecto de la generación previa. Ahora se le ve más moderno, más coche también, aunque con un matiz que no es menor. Le falta algo que lo haga destacar nuevamente en un subsegmento del que fue pionero y cuyo liderato ha sido indiscutible desde su lanzamiento.
Visto por delante y por los laterales, es resultón. Tiene la estética de un crossover capaz, aderezado con una forma en V y unas luces diurnas en forma de bumerán que le otorgan dinamismo. Aunque se vale de esa rotundidad que le ha dado el éxito hasta ahora, las líneas del nuevo Qashqai pierden aspecto SUV y se adeportivan ligeramente, buscando a ese cliente que viene de tener un compacto.
La trasera, con esos faros apuntados y envolventes y esas líneas en la tapa del maletero, resulta ahora más moderna, pero evoca demasiados parecidos razonables. Y esto resulta una oportunidad perdida para una parte del diseño que esta vez no ha mantenido el listón de la innovación estética presente en la generación previa.
En conjunto, estamos ante un crossover compacto y modernizado que ha sido concebido de cero siguiendo las líneas del Nissan X-Trail. Este último, más espacioso, será la forma en que se puedan tener 7 plazas en un SUV compacto de Nissan, ya que no habrá Nissan Qashqai+2.
Si bien no podemos hablar de continuidad en el diseño, porque no lo acaba de haber, sí que se nota un cierto regusto por la esencia que le ha dado al Qashqai su éxito insuperable. Esto es lógico, pero hay que considerar que hoy la situación no es la misma que en 2007, cuando llegó al mercado. Entonces fue pionero y ahora está rodeado de competidores. ¿Cuál es su rasgo diferencial?
Básicamente, ofrecer más por el mismo precio. No vamos a decir que es un crossover premium, porque no se trata de eso, pero sí que se percibe un mayor cuidado en las calidades que se ofrecen, también en los equipamientos, tanto en el exterior como en el interior, que vamos a conocer ahora mismo.
Interiores, acomodación y mandos
Al pasar al interior del nuevo Nissan Qashqai, me encuentro con un espacio centrado en el conductor, envolvente aunque manteniendo las distancias en la parte alta del tablero. Veo un buen nivel de calidad percibida, abundando en la idea de que el Qashqai da más por el mismo precio.
En cuanto a la ergonomía, se me ocurre algo básico para destacar en dos sentidos. En lo positivo, los mandos me quedan al alcance de las manos y son cómodos de accionar. En lo negativo, falta algo de holgura para la pierna derecha a la altura de la rodilla.
Este último punto se ve acrecentado por la posición de la banqueta del asiento, que es algo sobreelevada. Partiendo de que la línea de la cadera me queda en el mismo plano que las rodillas, me resulta algo complicado encontrar una posición de conducción cómoda, tanto en el asiento con reglaje eléctrico como en el asiento con reglaje manual.
La buena visibilidad, imprescindible es un cuerpo grande como este, es muy buena, tanto por visión directa como a través de los grandes retrovisores exteriores. El espejo interior, siendo algo pequeño, no ofrece mayor problema para el control del tráfico, aunque para maniobrar se hace muy necesaria la cámara de visión trasera, disponible en los niveles N-TEC y Tekna (ver todos los detalles de equipamiento y precios).
En el apartado de portaobjetos, que están distribuidos de forma abundante por todo el habitáculo, hay soluciones muy interesantes, como el arcón con bandeja que queda bajo el apoyabrazos central, ideal para guardar el móvil a cubierto, o el apoyabrazos trasero, aunque este no viene en el nivel de acceso Visia, sino ya en Acenta.
En cuanto las plazas traseras, estas son amplias y ahora gozan de un mayor espacio a la altura de las rodillas, heredando el aumento de batalla del vehículo. Por su parte, el maletero cuenta (desde el nivel Acenta) con una solución de doble fondo basada en dividir el piso en dos bandejas modulares que se pueden colocar en el plano inferior para aprovechar el espacio de carga al máximo.
Y en el apartado de tecnologías asociadas a la seguridad, vale la pena destacar que el Nissan Qashqai aporta soluciones que hasta hace cuatro días destacábamos en modelos de más alto rango, y que poco a poco van calando. Lo que Nissan denomina Escudo Protector Inteligente (ángulo muerto, LDW, cámara trasera, etcétera) es, sin duda, un buen ejemplo.
El Qashqai se atreve también con los asistentes de aparcamiento que permiten dejar el vehículo de forma cuasiperfecta tanto en cordón como en batería, simplemente accionando el juego de embrague y freno para modular la velocidad hasta encajar el coche en unas marcas que se muestran en pantalla sobre el fondo que captura la cámara de 360 grados, y dejando al sistema el control de la dirección.
De forma adicional, una interesante aplicación para móviles es la Driver's Guide, que permite visualizar en el teléfono algo tan simple como qué puñetas quieren decir los testigos del panel de instrumentos, dentro de un manual abreviado que es una buena solución para los que manifiestan una incompatibilidad extrema con el libro de instrucciones que habita en la guantera.
Nissan Qashqai 1.2 DIG-T 115, al volante
Arrancamos con el Nissan Qashqai 1.2 DIG-T, armado con 115 CV y transmisión manual de seis relaciones. El motor apenas suena mientras salimos de Madrid para dar una vuelta por las carreteras de la Comunidad.
Los 115 CV y 190 Nm que como máximo da este motor, un motor que Nissan comparte con Renault dentro de su Alianza, quedan algo diluidos, de manera que nos tenemos que emplear un poco más de la cuenta con la palanca de cambios. De todas formas, las relaciones tampoco es que nos solucionen mucho la papeleta. Se echa en falta un replanteamiento para esta motorización.
El 1.2 DIG-T ha llegado para sustituir al 1.6 de la anterior generación, pero hay algo que no acaba de funcionar. O falta echar más sopa por ciclo o hay que aprovecharla mejor, pero esos caballos hay que despertarlos de su letargo. Ha mejorado 0,6 l/100 km respecto del motor saliente para fijar la cifra en 5,6 l/100 km sobre el papel, vale, pero el resultado me deja frío.
Ni respuesta en bajas, ni ayuda con el cambio. Resulta extraño que ni siquiera un buen pisotón al gas en tercera sirva para sacarnos de un ahogo en ninguna de las muchas situaciones que le planteamos. Si no fuera porque llueve, abriría el capó para contarle los cilindros al bloque motor, porque diría que le falta uno de los cuatro.
Nissan Qashqai 1.5 dCi 110, al volante
Y en estas que llegamos al punto donde cambiamos de coche y rogamos a los chicos del parking que nos den una alternativa. Vamos a por el 1.5 dCi de 110 CV con la mosca tras la oreja, pero la sensación al salir de nuevo es de alivio. ¡Por fin un coche que entrega bien sus 110 CV! Con esa potencia el Qashqai puede desempeñarse, pero siempre y cuando esos 110 CV no sean ponis.
El Nissan Qashqai 1.5 dCi quizá no gane ninguna competición de coches prestacionales, pero sirve bien a su cometido, de manera que si hay que elegir entre una y otra motorización, la cosa está clara. Es un motor que le va bien, sin grandes desahogos, justo, bien.
El cambio de marchas también me parece más fino en esta versión diésel que en la de gasolina, aunque comparte con aquella un tacto algo gomoso en la palanca. En cuanto a su función, puedo llevar el motor con regímenes bajos a las velocidades establecidas en la mayoría de vías y sin mayores problemas.
En lo que se refiere al ruido del motor, está contenido. Se nota aquí el empeño de la casa por reducir vibraciones en el motor y transmisión de ruido al interior del habitáculo. Un buen punto a favor de esta versión, que es la opción más preferible frente a la de gasolina y a falta de conocer el 1.6 dCi, que ya sabemos que será, según estimaciones, el que más se venda.
En la dinámica, el Qashqai se comporta de forma aceptable en un vehículo de sus características, en curvas apenas acusa su mayor altura (15 mm menor, no obstante, que la de su predecesor) aunque se le nota algo pesado, y eso que ha adelgazado, respecto a la generación previa, 40 kg. Realmente son 90 kg, pero el incremento en tecnología y en dimensiones rebaja la diferencia.
La suspensión trabaja de forma activa gracias al Chassis Control, que reacciona en función del perfil que presenta el terreno que acometemos en cada momento. Es decir, va escaneando el firme y en función de lo que lee, envía sus órdenes a la suspensión para endurecerla o suavizarla.
El mismo sistema trabaja sobre el reparto de frenada y sobre el control de tracción, de manera que se evalúa la trayectoria del vehículo y la adherencia de cada rueda para transmitir par motor y fuerza de frenado de forma selectiva y en función de las necesidades de cada momento.
Como en la ruta que nos han preparado los chicos de Nissan apenas hay bacheados ni curvas, nos tenemos que conformar con los resaltos y rotondas de media Comunidad de Madrid para colegir que, en efecto, el sistema funciona bien.
Para ganar un poco de agilidad en entornos urbanos, donde se mueve este tipo de vehículo el 90 % del tiempo, echo en falta una dirección un pelín más directa. Y una vez nos vamos a hacer carretera, se echa en falta un tacto de dirección algo más preciso, menos elástico, más fiable.
Quizá este es uno de los puntos que necesita una mejora urgente, ya que si las direcciones que se están imponiendo últimamente ya tienden a ser gomosas y poco precisas, esta en concreto acusa estos problemas desde el inicio del giro.
Conclusiones
Llegó y conquistó pese a las reticencias de muchos. Pero de eso hace años, y hoy el panorama ha cambiado. El Nissan Qashqai se ha actualizado suavemente, buscando el cliente que viene de un coche compacto, pero sin hacer una apuesta por volver a sorprender, que ahora hay todo un nicho por el que competir.
Ha crecido, y mucho, en calidad percibida y en equipamiento. En cuanto a los motores, no hay color ni discusión posible. Diésel. Con 110 CV va justo, y seguramente el motor de 130 CV permita buenos desahogos en un crossover que gana capacidad dinámica en este relevo generacional.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.