¿Deben ser obligatorios los cursos de conducción? Así es el de Mercedes-Benz y Bridgestone en Sachsenring
La primera vez que participamos en un curso de conducción, en el que te enseñan cómo reaccionar en situaciones inesperadas o cómo conducir sobre agua o hielo, nos preguntamos cómo era posible que algo tan fundamental no fuese algo obligatorio en la autoescuela, indispensable a la hora de sacarse el carnet de conducir. Lo cierto es que no lo es y, por eso, la mayoría de conductores sabe circular, pero no dominar su vehículo en una situación extrema.
Afortunadamente existen escuelas privadas en las que se puede aprender a controlar tu vehículo, enfrentarse a situaciones complicadas o, simplemente, conocer un poco más a fondo las reacciones básicas de un coche, algo que el día de mañana podría ahorrarte un disgusto. Uno de estos cursos es de Mercedes-Benz y Bridgestone, y hemos participado en el de Sachsenring, Alemania.
Dentro del programa de eventos de conducción de la marca, o Mercedes-Benz Driving Events, existen diversos niveles, desde los cursos más básicos hasta programas de conducción sobre hielo o nieve en los Alpes y en países nórdicos, eventos en circuito con la gama AMG al completo o aventuras todoterreno en África con el espectacular Mercedes-Benz Clase G. Y es precisamente Bridgestone, patrocinador de estos eventos en circuito, quien nos ha invitado a participar.
Lo principal, conocer el coche
Algo que para nosotros es fundamental a la hora de ponerse al volante de un automóvil es conocerlo a fondo. No se trata de tener conocimientos de mecánica avanzados, ni mucho menos, pero sí conviene tener una idea clara de cómo funciona un coche, qué reacciones puede tener en diversas situaciones o cómo podemos poner remedio a un peligroso imprevisto.
También es esencial tener todos los componentes importantes del coche en perfecto estado de uso, como los neumáticos (no demasiado desgastados y tampoco caducados por fecha), el sistema de frenos o los amortiguadores, que estando en mal estado pueden afectar muy negativamente al comportamiento del vehículo y, por tanto, a nuestra propia seguridad.
Para este curso en concreto los coches son un popurrí de modelos de la gama de Mercedes-Benz, incluyendo los Clase C, el nuevo Clase E (incluída una demostración de los nuevos sistemas de asistencia, como la frenada automática de emergencia o el asistente de aparcamiento, que también permite aparcar el coche de forma remota, como contamos ya aquí), dos C 63 Coupé. y los Mercedes-AMG C 63 S, listos para las pruebas de esta jornada, pasada por agua.
Frenada con esquiva, en agua
Aprovechando el clima, que evita tener que mojar la pista puesto que ya está empapada, toca montarse en los nuevos Clase E para una prueba de frenada con esquiva. Aunque pueda parecer bastante elemental, ir incrementando la velocidad no resulta tan fácil, ya que aumenta la distancia de frenado y disminuye el tiempo de reacción a la hora de realizar la esquiva.
Básicamente, se trata de un carril de conos por el que debemos conducir hasta el punto de frenada, donde hay que pisar el pedal a fondo y, llegado el caso, esquivar otra serie de conos colocados en nuestra trayectoria, si la velocidad que llevamos no nos permite detenernos a tiempo. Empezamos entrando a 60 km/h y acabamos rozando los 80 km/h, no sin algún derribo de cono por el camino.
Uno de los errores más habituales entre los conductores es quitar presión al freno cuando salta el ABS y notamos vibraciones a través del pedal y ruidos procedentes de los frenos, pero lo correcto es seguir frenando a fondo, porque para eso está el ABS (evita que las ruedas se bloqueen). Esta actividad te permite acostumbrarte a aplicar siempre la máxima potencia de frenado.
Como es lógico, no sólo el estado de los neumáticos y los frenos tiene importancia, también la calidad y procedencia de los mismos. La distancia de frenado difiere considerablemente entre neumáticos de primera calidad y otros de dudosa procedencia. Por supuesto, nunca recomendamos utilizar neumáticos de segunda mano, por mera seguridad.
Ratonero y deslizante
Una de las pruebas más divertidas pero también más útiles es el llamado circuito deslizante, una pista de tipo 'mickey mouse' -por lo ratonero- con pintura en el asfalto para ofrecer la mínima adherencia, y mojada, cómo no. Aunque la velocidad es baja, hay ciertas curvas en las que nuestro Clase C morrea muchísimo, mientras que en otras la norma es el sobreviraje. Muy variadito.
Al principio nos recomiendan hacer una toma de contacto en la pista con el ESP activado, para después, al ir cogiendo soltura, desconectar todas las ayudas y hacer manos. Descubro que es bastante más difícil que, por ejemplo, derrapar sobre hielo con neumáticos de clavos, ya que el agarre disponible es bastante bajo y las correcciones han de ser muy rápidas y precisas.
La complicación viene dada también por la velocidad, que es muy baja, pero permite sentir el coche a la perfección, sin necesidad de tener un "culo privilegiado". Después de varias vueltas nos vemos enlazando curvas con la trasera descolgada, consiguiendo ángulos de derrape quizá demasiado exagerados. En algunos momentos llegamos a ir totalmente perpendiculares con respecto a la pista. No es lo ideal, pero divertido es un rato, claro.
Sutileza y control
La auténtica prueba de fuego para nuestra sutileza al volante toca hacerla con un Mercedes-AMG C 63 S Coupé, una bestia de propulsión con motor V8 biturbo de 510 CV y 700 Nm, que no es precisamente el coche ideal para una prueba en la que el tacto con el gas es lo fundamental para conseguir el resultado buscado. Y aunque parezca muy sencillo, os aseguramos que no lo es.
La idea es completar de costado una o dos vueltas completas a un círculo deslizante (ver vídeo), y también mojado. El monitor nos demuestra su destreza y desde fuera no parece complicado. La velocidad es tan baja que invita a pensar que no es algo muy difícil, pero descubrimos que, además de aplicar el contravolante en el momento justo, hay que ser excesivamente suaves y precisos con el pedal del acelerador, porque este V8 tiene tanto par que enroscarse es pan comido.
A pista, pasada por agua
El plato fuerte de la jornada es el propio circuito de Sachsenring (3,76 kilómetros), casa del Gran Premio de Alemania de Motociclismo desde 1998. No es muy largo, pero es divertido y complejo a partes iguales gracias a algunas curvas enlazadas, giros ciegos, o pendientes y cambios de rasante. Lo que no sabíamos es que iba a estar tan delicado con agua en el asfalto y, de nuevo, con la familia C 63 (berlina y Estate) y sus poderosos motores V8 biturbo, tocaba tratar el asunto con delicadeza.
Con los controles conectados el C 63 S Estate (ranchera) que llevamos es relativamente dócil, porque el control de tracción corta bastante el inevitable patinaje de las ruedas y el ESP se encarga de mantener la trayectoria en caso de error. Si pisamos a fondo el acelerador notamos cómo flota el eje trasero, mientras las ruedas giran sobre el asfalto mojado hasta que el control de tracción para la fiesta.
Decidimos probar el modo Sport Handling del ESP, que permite más juego de la trasera, pero descubrimos rápidamente que tal y como está la pista no es una gran idea, sobre todo porque circulamos en grupo, junto al resto de coches, y no es lo más apropiado dar ningún susto a los demás. Vuelta tras vuelta incrementamos el ritmo y cada vez nos gusta más el circuito.
Desde luego no hace falta ser piloto ni tener nociones de conducción deportiva para disfrutar de un curso como éste pero, por encima de todo, lo principal es que se aprende mucho, incluso el que ya no es un principiante, sobre el comportamiento dinámico de un vehículo, y cómo reaccionar ante cualquier situación que se nos pueda plantear en carretera.
Si de nosotros dependiera, lo tendríamos clarísimo. Un curso de conducción de este tipo sería obligatorio para cualquier aspirante al carnet de conducir. No necesariamente con un enfoque deportivo, coches potentes o en un circuito de primer nivel, pero sí lo suficientemente profundo como para aprender a tener el control del coche.
Porque además de enseñarnos a circular, estaría bien que aprendiéramos a conducir. Que aparcar haciendo muchas maniobras o calar el coche pueda suponer un suspenso, y se pueda aprobar sin saber frenar a fondo, aplicar un contravolante o ser conscientes de lo que entraña conducir en mojado, nos parece un auténtico sinsentido.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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