Ahora mismo Porsche está en un momento especialmente dulce. Tenían como objetivo vender 200.000 unidades/año en 2018, pero lo van a conseguir antes de tiempo: el año que viene probablemente. Fijaos que en 2012 se vendieron 141.075 unidades, eso es prácticamente el doble que en 2003. El año pasado ya hablamos de 162.145 unidades. Hasta los empleados se están forrando.
Los productos estrella son Cayenne, Panamera y 911. Pero el Cayenne representa el 40% de las ventas, y respecto a 2010 hacia atrás, se venden el doble de Cayenne. Con el Macan pasará más de lo mismo, lo van a vender como churros, calculan producir y vender 50.000 Macan anualmente (tiene medio año de lista de espera). ¿Pero todo esto es bueno?
De momento parece que sí. La rentabilidad de Porsche es altísima y supera el 15%, si no recuerdo mal es la mejor de la industria. Aporta una parte importantísima del beneficio del Grupo Volkswagen, y producir el Macan no va a reducir esos beneficios. Es decir, parece que consecuencias negativas no va a tener.
¿Porsche muere de éxito?
Tampoco van las cosas mal en satisfacción al cliente, van dos años en lo más alto del estudio de calidad de J.D. Power en Estados Unidos, y la mayor calidad en Europa, y la mayor en Alemania. Y no parece que vayan a detenerse en el objetivo de 200.000 unidades al año, pero no hablamos precisamente de un generalista.
Fijaos en el caso del Macan, es un excelentérrimo tuning del Audi Q5 (pues no parte de cero), que se vende más caro, y que arrasará en mercados como el chino. De hecho, hay una versión de cuatro cilindros para el Macan (2.0 Turbo) que no estará disponible en Europa con volante a la izquierda, adivinad a dónde van a ir casi todos.
Algunos expertos dudan que la estrategia de Porsche sea beneficiosa a largo plazo. En innovación no son tan punteros como puede parecer, y la percepción de exclusividad se puede ver amenazada si venden tanto. Por ejemplo, Maserati y Ferrari no quieren entrar en ese juego, prefieren mantener volúmenes bajos. Luego está la cuestión de la calidad, no debe bajar.
Eso por no olvidar el preocupante dato de que, si venden esos 50.000 Macan, nos encontraremos con que casi tres cuartas partes de la producción de Porsche sería de SUV, y el resto serían Panamera, 911, Cayman y Boxster. ¿De verdad Porsche quiere seguir la senda del todocamino más que la del deportivo?
Uno de los secretos de la rentabilidad de Porsche radica en tener sus fábricas echando humo, así los costes variables quedan más a raya. Pero si aumentan la capacidad para fabricar más, entonces suben los costes fijos, lo cual no es un problema si los clientes no paran de hacer pedidos.
Si Porsche quiere seguir creciendo, tendrá que seguir bajando el listón, y plantearse una berlina por debajo del Panamera (lo que se conoce como Pajun, Panamera Junior). Esa estrategia le ha venido a Maserati como perlas, el Ghibli. Pero si sacan un compacto o algo por debajo del segmento E sería ya para matarlos.
¿Qué piensa uno cuando escucha "Porsche" en su cabeza? Os dejo la respuesta a vosotros. ¿Y si en 2020 la respuesta es "un fabricante de SUV que hace unos deportivos cojonudos"? Os dejo nuevamente la respuesta, y sacad vuestras propias conclusiones.
El Grupo VAG debe tener cuidado, el de no matar la gallina de los huevos de oro, y plantearse marcar topes en sus ambiciones para asegurar el valor a largo plazo, no solo vender más. También hay expertos que piensan que es muy anticuado eso de ligar exclusividad a escasez, pero me pongo a pensar en diamantes y lo veo de otra forma.
El concepto "fabricante de volumen" y "fabricante más rentable" no parecen casar muy bien. No hablamos de Dacia, ojo. Me declaro amante de la marca, pero sé que ni podrido de pasta les compraría un SUV. Podéis llamarme extremista, cabezón, talibán... pero donde esté un 911... Si Porsche deja de lado sus deportivos, con mi dinero del euromillón que no cuenten.
Vía | Automotive News
En Motorpasión | Las ventas de Porsche han crecido un 5,2 % en lo que llevamos de año
