Con la llegada de George W. Bush a la presidencia estadounidense cambiaron muchas cosas, entre ellas la flota de vehículos presidenciales, que hasta entonces estaba formada por pesadas limusinas que, según agentes veteranos, eran horribles de conducir, no paraban de dar problemas y eran difíciles de parar.
A día de hoy Barack Obama utiliza una limusina Cadillac apodada "La Bestia" (The Beast), que en realidad no es una, sino doce idénticas, que cuestan más de un millón de euros la unidad y viajan siempre con un mecánico propio, equipado hasta los dientes con aparatos electrónicos de diagnóstico y herramientas.
Al parecer, hasta la llegada de Bush hijo el Servicio Secreto compraba las limusinas y después las equipaba con todo tipo de sistemas de seguridad, lo que hacía de ellas auténticas ballenas del asfalto. Este sobrepeso, para el que los coches originales no estaban preparados, producía averías mecánicas en la transmisión, en los frenos (que duraban un par de viajes), etc...
Es aquí cuando el propio Servicio Secreto decide diseñar y construir las limusinas desde cero. "En el coche tiene que poner Cadillac" comentaba un agente, "aunque el coche tiene muy poco de Cadillac". De hecho, estas nuevas limusinas son fabricadas en Detroit por una división de I+D de General Motors. "Incluso los emblemas de Cadillac del capó y el maletero están sobredimensionados. El coche en realidad es un camión con aspecto de limusina, y se conduce como tal", aseguraba.
Cualquier agente asignado al vehículo presidencial ha de recibir un intenso curso especial de conducción defensiva, de una semana de duración, en una pista de la academia del Servicio Secreto en la que practican maniobras evasivas, curvas de alta velocidad y ejercicios de precisión al volante. "En realidad se comporta bastante bien para el peso que tiene" aseguraba un agente. En algunas fases del entrenamiento se utilizan Dodge Charger, Chevrolet Camaro o Ford Mustang, por ejemplo.
Blindaje y equipamiento '007'
Quizá es algo exagerado hablar de equipamiento 007, ya que esta limusina no suelta clavos ni chinchetas, no lanza cohetes, no tiene asientos eyectables y tampoco equipa punzones en las llantas para pinchar las ruedas del enemigo. Lo que sí lleva es un gran motor V8 con el que "impresiona cómo acelera de 0 a 100 km/h", según uno de los agentes que lo conduce.
"La Bestia" cuenta con un depósito de combustible blindado y recubierto de una espuma especial para evitar rupturas en caso de colisión o ataques con pequeñas armas de fuego, y equipa también un sistema de extinción de incendios. En el maletero guarda armas adicionales, equipamiento médico de emergencia (hasta botes con el tipo de sangre del presidente) e incluso un sistema de suministro de oxigeno alternativo.
Como sus predecesoras, ésta nueva limusina también es muy, muy pesada. Tanto, que para el presidente sería casi imposible abrir las puertas desde dentro. El nivel de blindaje es muy alto, como el de un vehículo militar, gracias a materiales como acero, aluminio, titanio y cerámica, junto a placas de fibra de vidrio.
Poco sentido tendría todo este blindaje si luego pudiesen pinchar las ruedas de la limusina y chafarle la huida al presidente. Es por esto que The Beast monta unos neumáticos especiales run-flat desarrollados por Goodyear que cuentan con un refuerzo de Kevlar, lo que las convierte en gomas antibala.
Si por algún casual la luna delantera se agrieta o queda cubierta por algo que quite visibilidad desde el interior del vehículo, el Servicio Secreto ha estado experimentando con diversos sistemas de videovigilancia y cámaras de visión nocturna (montada en la parrilla frontal) para no dejar nunca de ver lo que hay por delante.
El interior, por su parte, está sellado y aislado del exterior por si hubiera ataques químicos. El habitáculo cuenta además con un teléfono por satélite encriptado y un sistema de vídeo interactivo mediante el cual realizar conferencias con el Pentágono, embajadas, etc...
Algunas cifras de "La Bestia"
12 unidades: Es el número de Bestias en servicio.
5,48 metros: La longitud total del vehículo.
20,32 centímetros: El grosor del blindaje de las puertas.
12,7 centímetros: El grosor de las ventanillas antibalas.
6.800 kilogramos: El peso de cada una de las Bestias.
63,5 litros: Es el consumo medio cada 100 kilómetros de la limusina, que en medida americana corresponde a 3,7 millas por galón.
1,5 millones de dólares: precio aproximado de cada unidad
Vía | Autoweek En Motorpasión | Barack Obama estrenará limusina con el cargo