Cuando hablamos de Mercedes-Benz y la situación de sus motores, por norma más que general pensaremos en motores en posición delantera. Pero en Stuttgart también han probado con los motores en posición central. De eso ya hace mucho tiempo, nada menos que unos 80 años.
Allá por 1934, Mercedes-Benz hizo su primera incursión en estas configuraciones con el Mercedes-Benz 130 (W23), al que un año más tarde sucedería el Mercedes-Benz 150 Sports Saloon, un deportivo diseñado específicamente para participar en el rally “2000 km Across Germany”. Para hacernos una idea, esto sería lo que conocemos ahora como un coupé deportivo, pero con casi 80 años de edad.
Si ya estos coches son raros de ver, un derivado del 150 Sports Saloon es aún más raro todavía de encontrar, el Mercedes-Benz 150 Sports Roadster. Tan raro que a fecha de hoy sólo se conoce la existencia de una única unidad y en los registros de Mercedes-Benz no está registrado exactamente el número de unidades que se construyeron. El único registro es que sólo se vendieron dos unidades.
Esta casi octogenaria preciosidad se conserva, tal cual la vemos en las imágenes, en algún museo de Daimler AG, pero no informan de en cual de ellos en la nota de prensa. Por supuesto, la restauración que se habrá hecho sobre él tendrá algo que ver en su estado de conservación.
Como decía, el Mercedes-Benz 150 Sports Roadster montaba el motor en posición central, lo que ahora en la actualidad se considera la configuración ideal para un deportivo. Aunque realmente este coche no pueda considerarse un superdeportivo, su configuración lo hace un adelantado a su tiempo.
El motor que movía, y esperemos que todavía mueva a esta belleza era un motor de gasolina de 1,5 litros que entregaba la generosa cifra de 54 CV. Lo de generosa no va con segundas, estamos hablando de 1935 y esa potencia era algo realmente inusual. Tanto, que su velocidad máxima, 125 km/h, era algo casi impensable para las gentes de aquella época.
De su diseño poco se puede añadir a lo que dicen las imágenes. Formas clásicas, incluso con la trasera típica de los boattail o cola de barca, un diseño generalizado en las grandes marcas americanas de la época como Delahaye, Auburn o Cord.
Dicho esto, creo que sobra decir que este modelo se trata de uno de los modelos más raros y exclusivos de Mercedes-Benz. El hecho de que sólo se conozca la existencia de una unidad en todo el mundo le hace tener un valor incalculable. Y creo que no me equivoco al decir que ese valor es casi equiparable al de su belleza.
Vía | Serious Wheels