Aunque nunca se sabe con Donald Trump al frente del Gobierno de Estados Unidos, parece que la guerra comercial que libra desde marzo de 2018 con China está más cerca de cesar.
Las dos potencias han firmado este miércoles la primera fase de un acuerdo que abre el mercado chino a las compañías estadounidenses, y mantiene en vigor los aranceles a productos chinos y componentes industriales por valor de 360.000 millones de dólares.
EEUU afloja el collar pero no suelta la correa
Un exultante Donald Trump ha firmado en la Casa Blanca, junto al viceprimer ministro chino Liu He, el principio de un acuerdo de paz que lleva lastrando dos años la economía global, especialmente la de China, cuyo sector automotriz vive una caída de ventas sin precedentes.
Para la Adiministración republicana, mantener vigentes los aranceles a China es una forma de guardar bajo la manga una herramienta de negociación de cara a la segunda y (esperemos) última fase del acuerdo, que podría empezar de forma inmediata.
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— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 16, 2020
"China gastará más de 200.000 millones de dólares en los próximos dos años en productos estadounidenses”, ha dicho Trump. El desglose es el siguente: 75.000 millones en bienes industriales, 50.000 en energía, 50.000 en productos agrícolas y entre 40.000 y 50.000 en servicios, incluidos los financieros.
Esto incluye compras significativas de automóviles, componentes, aviones, maquinaria agrícola, dispositivos médicos y semiconductores.
One of the greatest trade deals ever made! Also good for China and our long term relationship. 250 Billion Dollars will be coming back to our Country, and we are now in a great position for a Phase Two start. There has never been anything like this in U.S. history! USMCA NEXT!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 16, 2020
El problema es que las ventas de vehículos en China han disminuido a la vez que ha aumentado la capacidad de ensamblaje en Estados Unidos, por lo que los analistas dudan de si China podría absorber un aumento tan grande en las compras de productos básicos, y dijeron que depender tanto de los productos estadounidenses plantea preocupaciones sobre los riesgos de precios y suministro.
Según datos recogidos por Autonews China, las entregas de vehículos nuevos cayeron en el país asiático un 8,2 % a poco menos de 25,8 millones de unidades, con un desplome de la venta de coches eléctricos e híbridos debido al recorte de subsidios.
Estados Unidos también quiere que su enemigo comercial reduzca los enormes subsidios que otorga a industrias como el acero y los paneles solares, abaratando las exportaciones.
Y China, ¿qué obtiene? El acuerdo de la primera fase cancela los aranceles estadounidenses para teléfonos móviles, juguetes y ordenadores portátiles fabricados en China y reduce a la mitad la tasa arancelaria al 7,5% en otros productos chinos, incluidos televisores de pantalla plana, auriculares Bluetooth y calzado.
Trump considera que este principio de acuerdo es un 'win-win' para los estadounidenses, en especial para el sector agrícola: "250 millones de dólares volverán a nuestro país, y estamos en una buena posición para comenzar la fase 2. ¡Nunca ha habido nada parecido como esto en la historia de los Estados Unidos", ha dicho en su red social preferida.
Por su parte, el vicerprimer ministro chino ha prometido que cumplirán cada parte del acuerdo. Si no, Trump, que se enfrenta a un proceso de impeachment (como el que acabó con Dilma Rouseff en Brasil), tiene preparados de vuelta más aranceles.
A pesar de la tregua en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, desde Japón y la Unión Europea dijeron el martes que seguían preocupados por los subsidios chinos que, según dicen, están distorsionando la economía mundial.
Dado que se espera que el crecimiento económico permanezca moderado, la Asociación China de Fabricantes de Automóviles predijo en diciembre que la demanda de vehículos nuevos probablemente disminuirá otro 2 % en 2020.
"Por fin los estadounidenses tienen un gobierno que los coloca primero en la mesa de negociaciones", ha dicho Trump. Se presenta un año complicado para China, sin duda.
Foto | The White House
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