El proveedor de componentes de automoción Takata tendrá que pagar 200 millones de dólares (183 millones de euros) para saldar el problema ocasionado por el disparador de airbags que se fractura y que es responsable de al menos ocho muertes en Estados Unidos y un centenar de heridos de diversa consideración. Esta cuantía, acordada con la NHTSA, se distribuye en 70 millones de sanción, más 130 millones en penalizaciones diferidas a lo largo de un lustro.
Honda, uno de los fabricantes que, junto a Toyota, más se ha visto perjudicado por el problema de Takata, anunció ayer que existen pruebas de manipulación de los datos por parte de Takata, en los tests efectuados sobre sus airbags. Takata cayó en bolsa un 20 % como reacción a esta noticia y la empresa anunció despidos para hacer frente a las sanciones y a las pérdidas de cotización, aunque su presidente, Shigehisa Takada, descartó que Takata corra riesgo de cierre.
Según Honda, Takata no colaboró de forma estrecha con la NHTSA, en referencia a los retrasos en que incurrió el proveedor a la hora de facilitar información sobre el problema a la agencia de seguridad estadounidense, algo que Takata admitió ayer. Además, la firma automovilística asegura tener:
"ejemplos de datos de prueba engañosos o poco precisos que le fueron suministrados a Honda a lo largo de los años".
Sin entrar en más detalles sobre esta nueva bomba informativa, que pone más en entredicho si cabe la ya controvertida gestión realizada por Takata, un portavoz de Honda aseguró ayer que habían alertado a las autoridades federales estadounidenses y que habían encargado una auditoría externa para avanzar en las investigaciones sobre estos datos.
Un problema grave que puede afectar a cualquiera
Como sabemos, el problema afecta a una de las piezas que forman parte del activador del airbag. Cuando el vehículo choca de forma que el airbag entra en funcionamiento, la pieza defectuosa del activador se rompe de forma imprevista, fragmentándose en pequeños trozos metálicos que, impulsados por la fuerza del sistema, a modo de metralla, causan graves daños a las personas.
Honda ha descartado volver a utilizar los airbags suministrados por Takata, en la linea de lo anunciado por Toyota este verano, y por su parte la NHTSA ha anunciado que supervisará los movimientos del proveedor de Tokio, desde el punto de vista de la seguridad. Aunque los cálculos han sido complejos en este caso, hay millones de vehículos que han sido llamados a revisión por este problema en todo el mundo.
El caso Takata se suma en el tiempo a otro escándalo industrial que afecta a la seguridad de los conductores y sus acompañantes: el problema de los bombines defectuosos de General Motors, y que junto al Pedalgate de Toyota conforman la gran tríada de problemas de seguridad recientes.
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