Al igual que ocurrió con el Grupo Volkswagen y miles de sus accionistas hace un año, Daimler está pasando por lo mismo con su propio Dieselgate.
Según explica el Financial Times, más de 200 inversores buscan ser recompensados por más de 900 millones de euros, alegando que el consorcio alemán ocultó el uso de dispositivos que falseaban las emisiones de sus coches diésel.
Daimler lo niega
Un tribunal de Stuttgart, en Alemania, ha acusado a Daimler de incumplir sus obligaciones bajo la ley del mercado de capitales al no mencionar la existencia de estos dispositivos de desactivación en sus informes financieros o en anuncios donde comunicaran expresamente el grave asunto a sus inversores y los riesgos que implicaba.
La defensa de los inversores afirma que los accionistas, incluidos los bancos y los fondos de pensiones de Europa, Australia, América del Norte y Asia, vieron que los activos que valían más de 90 dólares por acción cayeron a aproximadamente 60 dólares en 2018 después de que los reguladores acusaran al fabricante de automóviles de instalar software ilegal en sus vehículos.
Según explica Bloomberg, los casos cubren a los accionistas que compraron acciones entre el 10 de julio de 2012 y el 20 de junio de 2018.
Y es que a raíz del Dieselgate de Volkswagen en el otoño de 2015, toda la industria automotriz, en especial la alemana, quedó bajo el punto de mira de las autoridades. Se abrió la caja de Pandora y Daimler negó vehementemente usar sistemas similares a los encontrados en millones de vehículos Volkswagen.
Sin embargo, en 2018, Daimler tuvo que llamar a revisión a alrededor de 688.000 vehículos en Europa sospechosos de estar equipados con un software ilegal.
Un año después, la Fiscalía de Stuttgart multó al consorcio con 870 millones de euros por vender, desde el año 2008, alrededor de 684.000 vehículos de la marca Mercedes-Benz que no cumplían con las regulaciones sobre emisiones de óxidos de nitrógeno.
La compañía negó haber cometido entonces irregularidad alguna, y considera que la última demanda que ha recibido carece de fundamento. El fabricante alemán ahora se enfrenta a consecuencias similares a las de su compañero Volkswagen, que ha estado luchando contra una demanda de inversionistas de 9.000 millones de euros sobre cómo informó a los mercados sobre el escándalo del diésel.
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