La crisis del coronavirus está poniendo en jaque a los servicios de sanidad a nivel global, pero el impacto económico e industrial puede ser demoledor. El Grupo PSA decidió cerrar todas sus factorías europeas, ejecutar un ERTE en España y, con los concesionarios cerrados, los ingresos son próximos a cero.
Carlos Tavares, mandamás del Grupo PSA, se ha dirigido a sus trabajadores y ha advertido que la situación es complicada pero no insostenible, aunque advierte que de demorarse mucho una vuelta a la normalidad económica los perjuicios pueden ser irreparables. Una "crisis sanitaria sin precedentes con consecuencias sociales y económicas desconocidas", según el directivo.
"Los mercados automovilísticos han caído un 90% en Europa desde el 16 de marzo"
A nivel europeo el covid-19 va a golpear de una manera que aún no podemos ni siquiera imaginarnos. Si bien el confinamiento severo llevado a cabo en la provincia de Hubei y otras afectadas de China fue una medida drástica, el macropaís comunista tenía el soporte del resto de la nación tirando del carro económico. Hubei con 58,2 millones de habitantes es la novena provincia de China, cuyo total se cifra en 1.500 millones de habitantes.
El cierre que se está llevando a cabo en Italia, España o el que aún está por venir (o por endurecerse) en el resto países del entorno europeo puede suponer un colapso tanto a nivel micro como macroeconómico. Un escenario marcado por la necesidad de crecimiento y, por tanto, una economía basada en el endeudamiento.
Las grandes empresas son las primeras que están notando los efectos del parón económico. Se han dejado de vender coches, no hay ingresos y los gigantes de la automoción están tratando de subsistir a base de generar imagen de marca y reinventarse como productores de medidas de protección contra el coronavirus.
El actual presidente del Grupo PSA, Carlos Tavares, ha alertado recientemente de la gravedad de la situación, asumiendo de manera contundente que una empresa como el gran conglomerado francés (Peugeot, Citroën, DS, Opel/Vauxhall) "no puede resistir mucho tiempo en ausencia casi total de ingresos".
Esta advertencia forma parte de una misiva enviada por el directivo a los empleados de su marca, haciendo ver la precariedad de la coyuntura actual pero advirtiendo a los trabajadores a que deben estar empleados para volver a sus trabajos en cuanto las medidas de contención del coronavirus lo permitan. Un momento que todos esperamos pero que el propio Tavares ve incierto.
Actualmente y tras la declaración del estado de alarma, las únicas vías de ingresos del Grupo PSA son los talleres y distribución de recambios para garantizar el correcto funcionamiento de los coches de aquellos que pueden salir de casa para trabajar en actividades esenciales.
Su fuente principal de ingresos es la venta de coches, una fuente que actualmente está seca y que Tavares ve prioritario tener en funcionamiento lo más rápido posible. "Tenemos que preparar la vuelta a la actividad asegurando las entregas a nuestros clientes", ha postulado el directivo, incidiendo además en suprimir todos aquellos gastos que no sean fundamentales. Las estimaciones apuntan a que la venta de coches en Europa ha caído un 90% desde el 16 de marzo. Un shock que Tavares califica como "extremadamente violento y brutal".
Donde también se ha mostrado contundente Tavares ha sido en asegurar que toda vuelta a la actividad (algo que ya han retomado en las instalaciones del Grupo PSA en Wuhan) y las actividades que aún se pueden desarrollar se harán con las medidas sanitarias oportunas, y apuntando además que de momento ningún empleado del grupo ha fallecido a causa del coronavirus.
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