
Una medida proteccionista que saldrá muy cara a toda la industria del coche, incluyendo a la de EEUU. Hoy 3 de abril entran en vigor los nuevos aranceles del 25 % a los coches importados impuestos por Donald Trump dando comienzo a su 'Día de la liberación en América'. A este se sumará el que se aplicará dentro de un mes a los componentes que provengan del extranjero.
Estos nuevos impuestos para vehículos y piezas supondrán más de 460.000 millones de dólares anuales de costes extra para marcas, proveedores y fabricantes. Costes que se prevé repercutan en el precio final de los modelos comercializados, lo que perjudicará a los consumidores: los coches serán más caros.
Será mucho más: aún queda por saber cómo se gravarán los componentes electrónicos
Esos más de 460.000 millones los han calculado analistas de Reuters en base a los códigos arancelarios para el automóvil del aviso del registro publicado ayer por el Ejecutivo federal. La intención del Gobierno de Trump es que los nuevos aranceles del 25 % se apliquen a los componentes que no sean de origen norteamericano desde el 3 de mayo, como tarde.
En este documento se incluyen unas 150 categorías de piezas y componentes de coches. Entre ellos de precio elevado como motores, transmisiones o baterías de iones litio para electrificados. También para otros elementos más baratos como neumáticos, amortiguadores, cables de bujías o mangueras para el líquido de freno. Y asimismo las computadoras y chips que se incluyen en los vehículos.
Según este análisis, las importaciones de automóviles y sus componentes mecánicos ascenderán 459.600 millones de dólares, sin incluir ni computadoras ni chips ya que aun no tienen un código específico arancelario. Elementos esenciales para más del 90 % de los nuevos coches, pues son altamente electrónicos entre pantallas, ordenadores de abordo, centralitas, conectividad etc. Estos se definirán en los próximos tres meses, así como otros elementos no incluidos, según el inventario que deben hacer los fabricantes de EEUU.
El objetivo de estos nuevos aranceles de Trump es que EEUU produzca más dentro de sus fronteras, y así proteger su industria: casi la mitad de los coches que se venden en su mercado son importados. Más aún los componentes: el 60 % de las piezas de los vehículos ensamblados en las fabricas estadounidenses proceden del extranjero. Así estos sobrecostes afectarán a los propios fabricantes norteamericanos, pues muchos de los componentes de sus modelos son importados. Y además pueden cruzar la frontera varias veces durante el proceso de ensamblaje.
Enorme agujero las marcas japonesas. Los nuevos impuestos de importación afectarán a marcas europeas, especialmente a alemanas que no dispongan de factorías en EEUU. Pero también a las firmas japonesas para las que el mercado estadounidense en sumamente importante.
Son varios los fabricantes japoneses que fabrican en México, pues siempre les ha salido muy rentable: mano obra barata y exentos de aranceles de exportación a EEUU. La imposición de aranceles al 25 % que afecta tanto a los coches que lleven al mercado estadounidense como a los componentes para fabricar los vehículos dinamita esta ventaja en un momento convulso para muchas de ellas.
Especialmente para Nissan, pues depende mucho tanto del mercado estadounidense como de la producción mexicana. Pero además ha experimentado una gran bajada de sus ventas allí debido a una gama envejecida. En 2024 eso la llevó a ajustar tres veces su previsión de beneficios, siempre a la baja.
Nissan es la firma japonesa que más vende en EEUU en relación a su producción méxicana: representa un tercio de su fabricación, con unos 327.000 vehículos importados el año pasado y con el Nissan Sentra a la cabeza (180.000 unidades). En total, todas las marcas japonesas exportaron desde factorías de México cerca de 880.000 modelos.
Según estimaciones de Goldman Sachs recogidas por Reuters los nuevos aranceles afectarán principalmente a Mazda, que verá mermados sus beneficios anuales un 59 %, seguida de Nissan (-56 %). Toyota y Honda lo sufrirán menos: se prevé una caída del 6 % y del 8 % respectivamente.
Si bien las consecuencias a largo plazo son una incógnita, Goldman Sachs vaticina que obligará a las marcas japonesas más afectadas a subir el precio de los coches, incluyendo sus modelos más económicos. Y esto a su vez supondrá una bajada de ventas y de las ganancias operativas para este 2025. De momento, las japonesas no han detallado como capearan los aranceles, a excepción de Toyota, menos afectada, que ha asegurado que mantendrá volumen y no subirá precios. Por ahora.
Los analistas de iSeeCars ya han advertido que no pocos superventas en EEUU serán mucho más caros por la imposición de los aranceles: entre 6.000 y 16.000 dólares. Entre la lista de los más vendidos encontramos no pocos nipones: la pick-up Toyota Tacoma (estiman que suba su precio más de 11.7000 dólares), el Nissan Rogue (+8.860 dólares), el Toyota RAV4 (+8.840 dólares), el Toyora Corolla (+6.300 dólares) o los Honda CR-V (+8.970 dólares) y Civic (+7.100 dólares).
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