Antes de que mataran al coche eléctrico
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Antes de que mataran al coche eléctrico

Ahora que el proyecto Hyperloop de Elon Musk podría cobrar vida en Israel (actualización: no es cierto, ver comentarios), en Estados Unidos ha vuelto la historia de cómo desaparecieron los tranvías de Los Ángeles. Aquel episodio se cita en el estupendo documental '¿Quién mató al coche eléctrico?' y está en el trasfondo de la excelente cinta '¿Quién engañó a Roger Rabbit?'.

Si en la película de Zemeckis la Pacific Electric Railway —también conocida como Red Car por el color de los convoyes— estaba a punto de sucumbir a manos del malo de la historia, el juez Doom, para ser reemplazada por una inmensa autopista, la Historia apunta a nombres como General Motors, Firestone, Standard Oil of California, Phillips Petroleum y Mack Trucks. Sí, antes de que muriera el coche eléctrico, antes de que lo mataran, otras víctimas habían caído en Norteamérica.

En la película de animación sobre imagen real ya aparece el ocaso de los tranvías, justo después de que el detective Eddie Valiant, interpretado por el recientemente fallecido Bob Hoskins, exclame:

Tranvías en Los Angeles - Quién engañó a Roger Rabbit

— ¿Qué falta hace el coche en Los Ángeles? ¡Tenemos el mejor transporte público del mundo!

En efecto, en su momento los tranvías conectaban los centros de Los Ángeles y San Bernardino, además de diversas ciudades en los condados de Los Ángeles, Orange, San Bernardino y Riverside. Entre los Red Car y los Yellow Car, que operaban en el centro, la zona quedaba absolutamente cubierta por estos vehículos eléctricos.

Cobertura de Los Ángeles Pacific Electric Railway - 1920
Cobertura de Los Ángeles Pacific Electric Railway, 1920

Sin embargo, el giro argumental de la historia de ficción nos muestra lo que ocurrió en la realidad, y es que en cuestión de años el tranvía era sólo un recuerdo en la urbe norteamericana. Montones de convoyes montados unos sobre los otros son la triste estampa que quedó de toda una época en la que el transporte público hacía sombra al vehículo privado.

Estas montoneras serían las que aparecerían años más tarde en '¿Quién mató al coche eléctrico?' justo al lado de otras montoneras mucho más recientes, las de los coches eléctricos achatarrados por sus mismos fabricantes, como si Saturno se hubiera dado un festín de proporciones trágicas. La Pacific Electric dejó de existir en 1961, seis décadas después de su fundación.

Tranvías de la Pacific Electric Railway - Red Car

¿Hubo o no hubo conspiración por el monopolio?

Tal y como recogió en una sentencia de 1951 el Séptimo Circuito del Tribunal de Apelación de los Estados Unidos, "Pacific Lines se organizó con el propósito de adquirir empresas de transportes locales de la costa del Pacífico", de hecho la National City Lines --matriz de la Pacific Lines-- llegó a adquirir las líneas de un centenar de ciudades para sustituir el tranvía por el autobús.

Entre los socios inversores de la Pacific Lines figuraban General Motors, Firestone, Standard Oil of California, Phillips Petroleum y Mack Trucks, que en un primer momento, en 1949, fueron condenados por conspirar para monopolizar el mercado del transporte público a través de la venta de autobuses y otros productos relativos al transporte de viajeros. Sin embargo, el recurso de apelación que presentaron los socios de la Pacific Lines derivó en una sentencia absolutoria en 1951. Según el Tribunal, los socios inversores de la Pacific Lines no conspiraron.

Tranvías de la Pacific Electric Railway- 1910

¿Qué sucedió entonces? Depende de a quién escuchemos. Edwin J. Quinby lo tiene claro. En su día trabajó en Nueva York para la North Jersey Rapid Transit, cuya corta vida corrió de 1910 a 1928. En 1946, tras observar que los tranvías de Oakland, California, podían correr la misma suerte que la que fuera su empresa, redactó un escrito de 24 páginas en el que denunciaba una "campaña planeada deliberadamente para estafar el más importante y valioso servicio público: las líneas de tranvía".

Otro testimonio que se movía en la misma línea fue Bradford Snell. Snell fue abogado del Senado de los Estados Unidos, y un firme opositor a los lobbies. Según cálculos del mismo Snell, hacia 1920 el 90 % de los desplazamientos se realizaban sobre raíles, con un recorrido de 71.000 km, 15.000 millones de pasajeros anuales y dando empleo a 300.000 trabajadores. Por aquel entonces, sólo uno de cada 10 estadounidenses tenían coche.

Tranvías en Los Angeles - Quién engañó a Roger Rabbit

Snell es uno de los autores que dieron pie a lo que se conoce como la conspiración de General Motors contra el tranvía o el gran escándalo americano del tranvía. Según dejó escrito Snell en 1974,

"... las tres grandes empresas del Motor usaron su vasto poder económico para reconvertir Estados Unidos en un país de grandes coches y camiones diésel. La destrucción por General Motors del sistema de tráfico eléctrico por el país dejó a millones de residentes urbanos sin una alternativa atractiva a los deplazamientos en automóvil".

Concretando en el caso de Los Ángeles, hacia 1951, tal y como sucediera en la película de animación e imagen real, comenzó la adquisición masiva de tierras para construir las autopistas de Hollywood, Pasadena, Harbor y San Bernardino. Pero, ¿hasta qué punto todo obedecía a una estrategia dirigida por los lobbies relacionados con el petróleo para acaparar el mercado del transporte?

En el lugar adecuado, en el momento preciso

Pasajeros de tranvías y autobuses

Si echamos un vistazo a un extenso informe que publicó Cliff Slater en 'Transportation Quarterly' allá por 1997, veremos que el especialista en transporte público norteamericano explica cómo el autobús tuvo un gran auge mucho antes que sucedieran los hechos que dieron lugar a la teoría de la conspiración.

De hecho, observando las cifras de principios de siglo XX, se aprecia que el autobús comenzó a destacar incluso antes de las grandes guerras mundiales. Pese a no contar con una reglamentación demasiado exhaustiva, pronto comenzaron a despuntar en seguridad, velocidad y comodidad, de manera que se erigieron en competidor directo del tranvía. Y sí, General Motors libró una cruenta batalla contra el tranvía, pero no fueron los empujones de Detroit los que lo hicieron descarrilar.

Auge del transporte en autobús en Estados Unidos

La situación financiera de las empresas de tranvías era penosa desde la crisis iniciada en 1929, que dio paso a una enorme crisis de confianza. Por otra parte, la conocida como Ley Wheeler-Rayburn, promulgada en 1935, acabó de dar la puntilla al tranvía. Esta ley tenía como objetivo regular el mercado eléctrico, pero supuso que las empresas eléctricas dejaran de subsidiar a los tranvías, abandonándolos a su suerte.

Hasta la Ley Wheeler-Rayburn, empresas como la Pacific Electric podían ofrecer el servicio de transporte público, y también el de producción de electricidad para su comercialización. De esta manera, las eléctricas que poseían líneas de tranvía y que ejercían en situación de oligopolio podían producir la energía para sus convoyes y fijar el precio a la baja, de manera que el tranvía quedase cubierto de facto por las facturas eléctricas que pagaban el resto de clientes de las eléctricas.

Autobús escolar. Arizona, noviembre de 1940
Autobús escolar. Arizona, noviembre de 1940

Antes de la Segunda Guerra Mundial, los costes de operación de los autobuses eran un 20 % inferiores a los que tenían las compañías de tranvías. Esto, sumado a la eclosión de la vivienda fuera del entramado urbano, las políticas urbanísticas y la creación de infraestructuras hicieron decantar definitivamente la balanza. Según explica Slater, el tranvía simplemente dejó de ser rentable.

Sea como fuere, de todo el cúmulo de empresas que explotaban tranvías en Estados Unidos hace ahora una centuria, apenas quedan unos cuantos organismos que mantengan con vida este sistema de transporte en el país americano, concretamente en las ciudades de Newark, Philadelphia, San Francisco, Pittsburgh y Boston, aunque hay otras zonas que lo están reintroduciendo.

Hyperloop

Es difícil imaginar que la nueva aventura de Elon Musk, con ese sistema de desplazamientos a alta velocidad llamado Hyperloop, pueda llegar a hacer sombra al resto de sistemas de transporte. Pero si hay algo que nos haya enseñado la Historia es que nada es para siempre, así que... ¿quién sabe?

Lo que sin duda queda claro es que los sistemas de transporte se deben a su contexto. ¿Al desarrollo tecnológico? Por supuesto, pero también a las ayudas o trabas que reciban en su momento histórico. Y todo esto tiene tantas lecturas como se le quieran dar. Desde los coches que no pagan nada en tal o cual concepto, porque se les exime de hacerlo, hasta los recargos o no recargos a que se someten las diversas fuentes de energía. ¿Hasta qué punto no es esa la verdadera conspiración?

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Me gusta el artículo. Y me gusta que no sea tendencioso. Según donde leas esta historia, ya sabes que se prejuzga como una conspiración.

      Lo cierto es que es muy complicado hacer rentable el ferrocarril (de larga distancia o tranvia).

      La explicación es sencilla: la utilización es masiva en horas punta, y luego no va nadie durante la mayoría de la jornada.

      Por hablar de otro transporte colectivo: El CO2/km·usuario emitido por los autobuses es muy bajo con una ocupación total.... pero la ocupación media de los autobuses es del orden de 4 usuarios/vehículo.
      Si cuentas con el salario del conductor, y los km que realiza en vacío, y los km de más que hace cada usuario (generalmente, dan rodeos para alcanzar más sitios), el transporte colectivo no es tan ecológico como lo pintan.

      Es más eficiente y económico el carsharing. Ese es, realmente, el mejor sistema.
      Se usa cuando hay demanda, y cuando no la hay, está parado y no contamina ni consume.
      Incluso con muy poca demanda (no has conseguido a nadie, vas solo), la ocupación no baja del 20%.... contra el triste 5% que puede ser un bus en hora de mínima demanda (o directamente, el 0%, porque muchas veces va literalmente vacío).

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    • Avatar de losenergeticos Respondiendo a losenergeticos

      La solución automática seria que los vehículos sean mas limpios... en muchas ciudades es difícil ya ver autobuses diesel, en Sevilla hay un gran numero de autobuses a gas natural (GNC), por lo cual en gran medida ya contaminan menos, los de la zona del centro son eléctricos. Por lo cual el problema no es la contaminación en si, si no el hacer rentable el servicio.

      Para los taxis son 3 cuartos de lo mismo, el Prius ha supuesto la solución perfecta para acabar con el diesel y de paso menos problemática que estos, ya que para los taxistas supone no vivir pensando en que se le pueda ir un filtro de 1000€.

      El Carsharing no es ni ilegal ni legal en España aun, pero es un servicio desregularizado y que va en contra del sector del trasporte de pasajeros, ademas de que no tendrían que tener animo de lucro (y nadie se gasta una pasta en una plataforma online para no ganar nada), ya que si no seria transportar personas sin licencia... No es que compartir coche este mal, pero cuando se convierte en un negocio es cuando surgen los problemas.

      Lo que debería exigirse en un futuro es el uso generalizado de vehículos de transporte publico mas limpios, ya hay autobuses eléctricos e híbridos, y lo mismo para los taxis... fomentar el uso de bicicletas (que es el trasporte mas limpio que hay) o de que la gente vaya a pie.

      Nota: De por si yo para bajar a Sevilla uso el metro... siempre va lleno y es cómodo, rápido y económico. Con lo que me ahorro en diesel y en aparcamientos me puedo tomar una cerveza... y no preocuparme por los controles de alcoholemia.

    • Lo triste es que LA me dio la impresión de que no tiene transporte público. No hay metro, apenas vi taxis ni autobuses. Sin coche no puedes vivir en la ciudad más extensa del mundo. Creo que sólo habían 5 líneas de autobús y para cruzar la ciudad más de 3 horas.

      Por otro lado había muchísimas empresas de alquiler de coche o venta de coches de segunda mano.
      Por ejemplo un corvette Z06 tuneado con granja negra, llantas cromadas de no se cuantas pulgadas y 435 cv me costo 3 días unos 240$, unos 180€ sin límite de kilómetros ni precio adicional por kilómetro.

      La explicación que le vi es que en esa ciudad hace falta coche, si o si, y es tan grande que el darle transporte público es prohibitivo. Por ello a lo mejor se prefiere cobrar menos impuestos a base de no gastar en transporte y todos en coche.

    • Josep, lee el artículo enlazado respecto a lo del Hyperloop en Israel hasta el final...última línea "This post is an April Fools day joke. It is (sadly) not true."

      Por lo demás, muy interesante el artículo con muchos hechos que desconocía, me gustan este tipo de lecturas en el blog. Un saludo.

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    • Avatar de ray22 Respondiendo a ray22

      Oh, lo leí en dispositivo móvil y se me pasó. Okay, lo aclaro por ahí arriba. ¡Gracias por avisar! :-)

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    • Avatar de josepcamos Respondiendo a Josep Camós

      De nada hombre...si ya me parecía a mi demasiado bonito para ser verdad, ojalá alguien apueste por el Hyperloop, aunque sea un concepto arriesgado, con muchas lagunas que dan para el escepticismo (tema de presiones y mantenimiento) es sin duda el avance más interesante en sistemas de transporte que se ha visto en mucho tiempo.

    • Tras ver estas imágenes me han entrado ganas de jugar al L.A Noire (no es broma)

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