No solo del Salón de Ginebra vive el hombre, especialmente ahora. La actualidad internacional está protagonizada por el pulso entre Rusia y Ucrania, y sus respectivos aliados. La Península de Crimea ha revivido los fantasmas de la Guerra Fría y la URSS. ¿Hasta qué punto afecta eso al mundo del automóvil?
Diversos directivos consultados en Ginebra coinciden en esperar a cómo se desarrollen los acontecimientos antes de hacer nada. El desplome del rublo frente a otras divisas de momento no supone un problema, sino al contrario. Es más, las fábricas en Rusia no se usan apenas para exportación.
A partir de 2011 el Gobierno de la Federación Rusa concedió a los fabricantes una exención elevada o total de aranceles para la importación de componentes si a cambio ponían fábricas en Rusia y alcanzaban 300.000 unidades al año de producción. Eso animó mucho la inversión en ese gigantesco país.
Hablamos de un mercado que en volumen está alcanzando al alemán, aunque en 2013 cayó por primera vez (-6%) después de tres años de crecimiento a un ritmo cercano al 30%, y eso en plena crisis. Renault, Nissan, General Motors, Ford... han hecho cuantiosas inversiones para fabricar en Rusia.
Descartando de momento un conflicto armado a gran escala, que hundiría la economía mundial, podemos pensar en sanciones desde la Unión Europea o Estados Unidos. Por ejemplo, un embargo de componentes de automóvil hacia Rusia supondría problemas de suministro para sus fábricas de gran importancia.
Al ser un mercado relativamente aislado lo de la cotización del rublo es de poca importancia, ya que, al igual que el mercado chino, está muy concentrada la producción local precisamente en su mercado local. Por ejemplo Renault y Nissan tienen casi el 85% de producción rusa para el mercado interno.
El tiempo lo dirá.
Vía | Automotive News
