Europa está comprometida con lograr una movilidad eléctrica. El fin teórico del motor de combustión en los coches nuevos para 2035 y los anuncios de nuevas fábricas de baterías por toda Europa, como la de Sagunto.
Son una buena noticia para el empleo, pero “las posibilidades de que la UE se convierta en líder mundial en producción de baterías no parecen buenas", advierte el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea.
Y es que no basta con construir factorías para fabricar baterías; también hay que abastecer esos centros de producción. Y ese es el quid de la cuestión. En su informe publicado el lunes, la Comisión Europea señala problemas de disponibilidad de materias primas, el aumento del coste de éstas y de la energía, y una competencia mundial que podría minar la competitividad de Europa.
Nuestra dependencia de materias primas en manos de terceros países podría ir a más
Si logramos alcanzar el objetivo de vender sólo coches eléctricos en 2035, será únicamente gracias a la importación del grueso de las baterías, “lo que perjudicaría a la industria europea", afirma Annemie Turtelboom. Y eso ya es un problema más serio.
Más grave aún, se corre el riesgo de cambiar nuestra dependencia de los carburantes fósiles producidos por terceros por el de las materias primas. Europa "no debe terminar en una situación de dependencia como ha ocurrido con el gas natural; su soberanía económica está en juego», afirma Annemie Turtelboom.
Una dependencia hacia China, en el caso de las baterías, que ya es un hecho. China representa el 76% de la producción mundial de baterías para coches eléctricos y la Unión Europea tan sólo el 7%.
Y en el caso de las materias primas, Europa depende de un reducido grupo de países para su abastecimiento en cobalto, níquel, litio, manganeso y grafito natural (elementos claves en la producción de una batería). Alrededor del 87% del litio en bruto se importa de Australia, el 80 % del manganeso, de Sudáfrica y Gabón, el 68% del cobalto de la República Democrática del Congo y el 40% del grafito natural de China.
Además de no disponer de acuerdos de libre comercio con esos países, que podrían facilitar el abastecimiento, algunos de estos países llevan consigo riesgos asociados de tipo geopolítico que podrían poner en peligro el suministro, subraya el Tribunal de Cuentas.
Una futura escasez de materias primas
Para colmo, el Tribunal de Cuentas de la UE predice que "en un futuro próximo, la producción europea de baterías se enfrentará a una escasez mundial de materias primas esenciales". Y si dependemos de terceros y hay escasez, para cumplir con el objetivo de 2035, sólo nos quedará comprar coches eléctricos a quien tenga ese suministro.
El Tribunal de Cuentas de la UE cita previsiones del departamento de investigación de la Comisión Europea (JRC), según las cuales la escasez mundial se notará con fuerza en 2030, justo cuando "la mayor parte de la capacidad de producción de baterías de la UE estará operativa".
Una predicción que coincide con las de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), que asegura que la capacidad mundial de producción de cobre, cobalto y litio en 2030 no será suficiente para satisfacer la demanda mundial.
Por supuesto, todo ello no hará que el precio de los coches eléctricos baje, al contrario. Al aumentar los costes de producción debido al coste de las materias primas, los coches eléctricos podrían resultar inalcanzables para un gran número de automovilistas, lo que provocaría "una caída de la demanda de vehículos eléctricos y una reducción del interés económico para invertir en instalaciones de producción".
En definitiva, el informe del Tribunal de Cuentas de la UE es bastante pesimista. De seguir, así, se entiende que según el órgano europeo el futuro del coche eléctrico europeo está en peligro.