Que muchas ciudades en todo el mundo están acelerando sus planes para fomentar formas de movilidad alternativas al uso del coche privado es un hecho. En Europa, una de las pioneras en este sentido es Noruega, pero no es la única. Y esta tendencia tiene sus ventajas.
Por ejemplo, un estudio acerca de la peatonalización de 14 ciudades españolas publicado en ScienceDirect, concluye que se ha producido un aumento sustancial de los ingresos de los comercios de estas urbes y, una vez hechos los cambios, la mayoría de los habitantes prefiere un entorno con más protagonismo del peatón frente al coche. Aunque hay más.
Andar más nos hace ganar más, no solo en salud
Según el Instituto de Salud Global de Barcelona (IS Global), el 99,8% de la población de las ciudades europeas está expuesta a niveles de contaminación por micropartículas o PM2,5 que exceden los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Entre ellas se encuentran Amberes, Bérgamo, Brescia, París, Turín o Vicenza pero también ciudades españolas como Madrid o Barcelona.
Con el objetivo de ponerle remedio, en los últimos años se han implementado varias acciones en muchas ciudades europeas con el objetivo de descarbonizar la industria y el transporte en los núcleos urbanos. Muestra de ello son la imposición de medidas restrictivas al tráfico, el fomento del uso de la bicicleta y del transporte público, o la combinación de estas.
Así, las ciudades de los 15 minutos (Francia fue una de las pioneras) o los proyectos de las supermanzanas en ciudades españolas como Zaragoza o Barcelona, cada vez son más comunes. Más allá de los beneficios para la salud que tren consigo estas medidas, como una mejora en los niveles de contaminación ambiental y acústica, esta transformación urbanística también puede generar beneficios económicos para los comercios.
Así, el estudio ‘Street pedestrianization in urban districts: Economic impacts in Spanish cities’, elaborado hace dos años por investigadores de la Universidad de Tokio y el MIT, entre otros, concluye que, a mayor cantidad de zonas peatonales mayor volumen de ventas en los negocios aledaños.
Y es que, en general, los habitantes de las ciudades, prefieren comprar sus artículos de uso diario en un entorno cercano a su casa y no desplazarse grandes distancias.
Según uno de los autores principales del estudio, Yuji Yoshimura, experto en planificación urbana de la Universidad de Tokio, la peatonalización de las calles puede incrementar el volumen de las ventas de los pequeños comercios de forma significativa, porque “la gente prefiere un entorno peatonalizado a uno con vehículos para actividades de consumo local”.
Además, apunta a que “la reducción del tráfico favorece en especial a los establecimientos de hostelería, como cafeterías y restaurantes”.
Más allá de los beneficios de la peatonalización de los núcleos urbanos, este estudio apunta a que estas acciones “tienen impactos positivos más amplios, como la mejora del estado de ánimo y la salud mental de las personas”, dice Yoshimura. Entre otras cosas, porque pueden aprovechar mejor su tiempo.
Copenhague, que es la capital europea menos congestionada, es muestra de ello: de acuerdo con el índice de INRIX, sus conductores sólo pierden 32 horas en atascos al año, frente a las 102 horas que pasan los habitantes de Estocolmo.
Además de los beneficios ya mencionados de peatonalizar el centro de las grandes ciudades, hacer lo propio en los núcleos poblacionales más pequeños, como por ejemplo los de los municipios, además de lo anterior conlleva un impulso positivo para la calidad de vida de sus habitantes, y favorecería la “vida comunitaria”.
Y es que, entre otras cosas, favorecería que las funciones sociales necesarias para los ciudadanos estén más cerca (trabajo, tiendas, médico, centros culturales y de educación…). Aquí además reorganizar el territorio es más sencillo que en las grandes ciudades, donde en cambio lo que sí que se puede hacer es dotar de nuevas funcionalidades a los edificios.