Si los elevadísimos niveles de polución que están siendo los auténticos protagonistas de estos días previos lo permiten, este fin de semana se disputa en el circuito urbano de Marina Bay el siempre espectacular Gran Premio nocturno de Singapur.
Después del suplicio que han supuesto Monza y Spa para los equipos más apurados con sus motores (básicamente los que no montan Mercedes), llega una de esas citas que muchos tienen marcada en rojo en el calendario. Tratándose del circuito con más curvas del mundial (23), la potencia del motor importa un poquito menos, y aquellos que dispongan de un buen chasis (como Red Bull) pueden aprovechar esta carrera para brillar.
Si en Monza se presencia habitualmente la carrera más corta del año, con apenas 1 hora y 20 minutos de duración, Singapur supone un auténtico reto para los pilotos, pues deben mantener la concentración para no acabar la carrera contra un muro durante cerca de las 2 horas que suele alargarse la carrera del domingo. Y por si eso no fuera poco, en el sentido contrario a las agujas del reloj, para complicarlo un poco más físicamente.
En carrera pueden pasar muchas cosas
En una carrera tan larga y dura físicamente, la estrategia puede jugar un papel fundamental. Pirelli lleva a esta cita urbana los blandos y superblandos para maximizar el agarre mecánico, pero habrá que estar muy atentos a las evoluciones poco habituales de las temperaturas, al tratarse de una carrera nocturna. Tampoco hay que olvidar la alta probabilidad de aparición de algún Safety Car, o la importancia que puede tener en un circuito de estas características la adecuada gestión del combustible.
Sin lugar a dudas, nos espera un fin de semana de emociones en el Gran Premio de Singapur. Para muchos, esta carrera será la última oportunidad del año de sacar un gran resultado, y eso debe notarse el domingo.
