Hombres de poca fe. Ayer decíamos que el objetivo de Fernando Alonso en el Gran Premio de China era el podio y hoy, domingo de resurrección para Ferrari, se ha cumplido con creces. No sólo ha acabado en tercera posición sino que durante más de la mitad de la carrera, rodó en segunda posición.
La carrera de Fernando Alonso y del Ferrari ha sido casi perfecta. El toque que tuvo en la salida con Felipe Massa podría haber echado al traste una magnífica carrera del asturiano pero después de este susto, se demostró en pista lo que tenía que demostrarse y que Alonso está un paso por delante del resto de pilotos de la parrilla. El Ferrari sigue siendo un carrito de polos pero hoy ha dejado a más de uno helado.
Las claves de la carrera fueron varias. Primero la entrada a boxes para cambiar los neumáticos blandos, suficientemente temprana para adelantar por estrategia a Red Bull. Un Red Bull que en velocidad punta hoy era muy lento y tenía problemas para adelantar incluso en la zona de DRS.
En segundo lugar el buen ritmo con los dos juegos de neumáticos duros. Además y aunque no era su lucha, Fernando Alonso y Ferrari lucharon por la segunda posición y cuando no se pudo mantener, la estrategia pasó a defenderse de Daniel Ricciardo, algo que no fue nada fácil.
Con estos resultados, el asturiano ya es tercero del mundial, algo impensable si nos ponemos a analizar qué coche lleva y a que ritmo están los demás. Tres semanas para trabajar a muerte con una sonrisa en la boca para llegar a tope en el Gran Premio de España.
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