El uso correcto del sistema de climatización del vehículo es muy importante, tanto desde el punto de vista de la Seguridad Vial como del confort. Conducir con un exceso de calor o con un exceso de frío puede provocar que nuestra atención disminuya. O por ejemplo, no ser capaz de desempañar el parabrisas de forma eficaz, puede hacer que tengamos un accidente.
Por ello es muy importante que nos familiaricemos con los distintos mandos de los que dispone nuestro vehículo. Como cada coche es un mundo, es importante leerse el manual del fabricante para saber qué es lo que hace y cómo funciona cada uno de ellos.
El uso de la climatización dispara el consumo de combustible entre un 15 y un 20 por ciento, dependiendo de la eficacia del sistema. Es por ello que en función de la velocidad y la temperatura exterior, a veces nos compensa llevar las ventanillas bajadas en vez del aire acondicionado.
Podemos ubicar una barrera virtual aproximadamente a los 70 km/h. Por debajo de esta velocidad o lo que es lo mismo, fundamentalmente en ciudad, desde el punto de vista estrictamente del ahorro, nos compensa más llevar las ventanillas bajadas.
Cuando superamos esa velocidad y debido a la pérdida de aerodinámica de nuestro vehículo y a los incómodos rebufos que se pueden crear en el interior del habitáculo, es mejor llevarlas subidas y la climatización funcionando.
Si nuestro vehículo dispone solamente de aire acondicionado, debemos ponerlo en marcha a una velocidad moderada y de tal forma que el aire no incida sobre nosotros directamente. Lo mejor es lanzarlo hacia la luneta delantera y que se reparta por todo el habitáculo.
Si por el contrario contamos con climatizador, lo ideal es situar el termostato a unos 20 o 22 grados, independientemente de la temperatura exterior. Así situado tendremos el máximo confort y evitaremos los típicos resfriados debidos a la climatización.
Puede haber algún momento que necesitemos bajarla porque, por ejemplo, nos esté pegando el sol directamente. Pero una vez que nos aproximamos a nuestro destino, es recomendable subir ligeramente la temperatura para evitar que cuando salgamos fuera suframos un choque térmico por la diferencia de grados en el interior y exterior.
De igual forma, cuando montamos en el vehículo, los dos o tres primeros kilómetros podemos circular con las ventanillas bajadas para luego conectar la climatización. Así evitaremos forzar el sistema al trabajar con el motor frío y además, ayudaremos al intercambio térmico con el interior ya que el movimiento extraerá el aire caliente del interior.
Por el invierno el funcionamiento es similar aunque evitaremos poner una temperatura muy alta ya que puede provocarnos somnolencia y, además, tener en cuenta los consejos que os dimos para evitar que se os empañe la luneta delantera.