Para reducir la velocidad de los automovilisats en una calle no hace falta más que un tubo de plástico negro, unas cartulinas espejo y un poco de cinta adhesiva reflectante, nada más. Se trata de un falso radar de fabricación casera y anónima. Pero funciona, al verlo, todo el mundo reduce su velocidad.
En Bezannes, un pueblo de las afueras de Reims, en Champagne, un ciudadano anónimo instaló este falso radar para obligar a los automovilistas respetar el límite de velocidad de 30 km/h, harto de que nadie los respetase. Y funciona tan bien que el propio alcalde ha decidido mantenerlo y convertirlo en parte del mobiliario urbano.
Ante la duda, el miedo a la multa hace que todos reduzcan su velocidad
Aunque se desconoce quién o quiénes están detrás de la instalación, no hay duda de su propósito: frenar a los automovilistas en una zona de 30 km/h. Al parecer, nadie conduce a esta velocidad y a algunos les cuesta entender la razón de este límite. El alcalde de Bezannes explica esta medida por la presencia de dos pasos de peatones: “Cerca de cada uno de ellos, el límite de velocidad se reduce de 50 km/h a 30 km/h”.
Fue a primera hora de la mañana del pasado 22 de enero cuando el alcalde fue informado por un agente de la policía local de la presencia del falso radar de tráfico. Tuvieron que retirarlo porque estaba en el suelo después de que un automovilista la destrozara.
“Felicito al autor de este radar, es sólido y está bien imitado. Ha pensado en la seguridad de nuestros conciudadanos. Regularmente vemos muchos excesos de velocidad en esta carretera, y es muy peligroso para los peatones que cruzan por los pasos peatonales”, comenta Dominique Potar, alcalde de Bezannes, que insiste en que el falso radar cumple la ley al mantener el dispositivo en propiedad pública.
El verano pasado, el ayuntamiento decidió mejorar la seguridad de la zona instalando dos resaltes y un radar pedagógico, que ahora está situado justo antes del falso radar. Dentro de unas semanas, el ayuntamiento comprobará las lecturas de velocidad del radar pedagógico para evaluar la utilidad del dispositivo falso. “Es una buena idea que nos gustaría poder duplicar en otras calles del municipio”, dice el alcalde.
El problema es que el falso radar ya se ha hecho viral y muchos automovilistas que circulan habitualmente por ahí ya sabrán que es falso. Dicho esto, la eficacia de los falsos radares -que en Francia son legales- es bastante elevada.
Tanto la DGT como el Servei Catalá de Tránsito acostumbran a instalar varios falsos radares o incluso radares vacíos en diferentes vías en épocas de muchos desplazamientos por su efecto disuasorio.
Foto | Marc Mongenet y Servei Catalá de Trànsit
