El HAC (Hill-start Assist Control) y el DAC (Downhill Assist Control) son dos sistemas que ayudan al conductor cuando debe moverse en pendientes. El primero de ellos, también conocido como sistema de asistencia a la salida en pendiente ascendente (o, brevemente, ayuda a la salida en rampa) es bastante conocido y tiene ya su historia. El otro es más novedoso y se aplica a vehículos automáticos.
En general, la idea del HAC y el DAC es poderlo emplear en condiciones off-road, pero en muchas ocasiones se les puede sacar partido circulando por vías asfaltadas. Veamos por qué.
Cuando engranamos una marcha y comenzamos a liberar el pedal del embrague, pasa un tiempo hasta que se transmite del motor a las ruedas un par de fuerzas suficiente para hacer salir el vehículo. Si eso nos sucede en un plano inclinado, al soltar el pedal del freno el vehículo cae, causando incomodidades… pero también creando situaciones de peligro que se pueden evitar.
¿Cómo ayuda el HAC a arrancar en pendiente?
La ayuda automática a la salida en rampa existe desde que en 1936 Studebaker la incorporó a su modelo President, pero en los últimos años, con la generalización de los sistemas electrónicos que detectan mediante sensores las aceleraciones longitudinales, transversales y horizontales del vehículo, el asistente a salidas en pendiente ha vuelto al mundo del automóvil.
El funcionamiento implica que los sensores del sistema detectan cierta inclinación en el terreno, entonces la centralita electrónica ordena al freno que siga operando aunque se libere el pedal para poder realizar el juego de pedales embrague-acelerador. Unos segundos más tarde, el sistema libera el freno y el vehículo sale sin caídas ni retrocesos.
De cara al conductor, el mecanismo de funcionamiento del HAC es sencillo: se aprieta a fondo el pedal de freno durante un par de segundos, se activa el sistema y a partir de ahí se mantiene inmovilizado para que podamos engranar una marcha y acelerar.
Respecto a otros sistemas similares, el HAC presenta dos ventajas incontestables: de un lado, el conductor decide activar el sistema, no se pone en marcha de forma automática con la sola condición de que exista una cierta inclinación, y eso es esencial para que el HAC sea una ayuda y no un incordio, como sucede en otros asistentes para la salida en pendiente. Por otra parte, el frenado del vehículo no se mantiene inamovible durante todo el tiempo, sino que se va retirando de forma paulatina, con lo que el arranque es suave.
Este último punto es esencial no sólo para el confort del conductor y los ocupantes, que también, sino para salir con seguridad en condiciones de baja adherencia o en terrenos poco firmes. Combinado con el control de tracción TRC, el HAC es un sistema electrónico que se une a la seguridad activa del vehículo.
¿Cómo ayuda el DAC en los descensos de pendientes?
El DAC emplea los mismos sensores que el HAC para determinar el grado de inclinación de la pendiente y se emplea, sobre todo, en terrenos difíciles donde la adherencia puede verse comprometida.
Si debido a la inclinación del terreno el motor se acelera excesivamente, puede ocurrir que el freno motor no tenga la capacidad de retención suficiente. Entonces sería necesario emplear el freno (de servicio, de pie) para restar velocidad al vehículo. Pero llegados a ese punto, la energía cinética acumulada sería tanta que haría falta frenar de forma enérgica, con el riesgo de pérdida de adherencia que eso conlleva y el consiguiente deslizamiento pendiente abajo.
El DAC evita todo esto desde el principio, ya que emplea parte de los componentes que entran en funcionamiento con el VSC, pero en este caso frenando selectivamente cada rueda de manera que el vehículo realice el descenso de forma suave en todo momento.
Es una manera de anticiparse al problema antes de que suceda.