Por suerte para los amantes de las cuatro ruedas, el cine nos ha dado un sinfín de películas y escenas cargadas de bólidos, persecuciones y goma sobre el asfalto. Hasta el punto de que en muchas de ellas, los autos contaban con un papel fundamental en la trama. Hoy hemos querido repasar doce títulos donde los coches son los auténticos protagonistas del filme.
El Shelby de 60 Segundos (2000)
El filme 60 Segundos (2000) y la película de 1974 en la que está basada, suponen un auténtico carrusel de joyas sobre ruedas y un completísimo repaso a la historia de los deportivos. Sin embargo, el protagonista indiscutuble en ambos filmes (no, no me refiero a Nicholas Cage) es un Ford Shelby Mustang llamado Eleanor, que supone el auténtico objeto de deseo del personaje principal.
El Valiant de El Diablo sobre Ruedas (1971)
La opera prima de Steven Spielberg ha pasado a la historia por ser probablemente la persecución más escalofriante de la historia del cine. Un afable hombre de negocios es acosado hasta la locura por un horrible camión cisterna. El vehículo escogido para el protagonista, un anodido Plymouth Valiant del 70, pretendía reflejar la personalidad del personaje. El camión, un Peterbilt 351, consigue personalidad propia al no dejarse ver su conductor en ningún momento.
El DeLorean de Regreso al Futuro (1985)
Sin duda, el DeLorean DMC-12 es uno de los coches más famosos de la historia del cine, si no el que más. El personaje de Doc convertía este cupé del 81 en una máquina para viajar en el tiempo, aprovechando su motor V6 para alcanzar los 140 km/h necesarios para realizar el salto.
En la vida real, la producción del DCM-12 (fabricado en Irlanda pero dirigido al mercado americano) se paralizó en 1982 antes de llegar a las 10.000 unidades, debido a la encarcelación (injusta) de su creador, John DeLorean.
Su carrocería de acero inoxidable sin pintar, su diseño futurista y sus puertas de ala de gaviota ayudaron a convertir este modelo en un objeto de culto.
El Plymouth Fury de Christine (1983)
El famoso director de terror John Carpenter adapta a la gran pantalla la novela homónima del también terrorífico Stephen King. En el film, un joven marginado y lleno de complejos adquiere a Christine, un viejo Fury del 58. A medida que lo va reparando, el joven va cambiando de personalidad y establece con la máquina una relación muy especial. El diseño clásico del Fury, típico de su época, y ese frontal tan imponente, sirvieron para darle a Christine su aura de maldad.
El De Luxe y el Mercury de Grease (1978)
Otro clásico del cine que ofrecía un enorme escaparate de clásicos norteamericanos. La estrella sin duda era el De Luxe Ford de 1940 que los T-Birds convertían en el “Greased Lightning”, al cual incluso le dedicaron una de las famosas canciones del tracklist del film. Pero también contaba con sus seguidores el espectacular Mercury Custom del 49 de sus rivales los Escorpiones, que siempre guardaremos en el recuerdo con las llamas y los tapacubos asesinos.
El Beetle de Herbie (1968)
Aunque el Escarabajo (oficialmente, Volkswagen Tipo 1) naciese en el seno de la Alemania Nazi, la marca supo convertirlo en el icono mundial de paz y alegría que es hoy. Buena parte de ese éxito se lo debe a la serie de películas de Herbie, rodadas entre 1968 y 1997, aunque muchos recordarán más la secuela de 2005 protagonizada por Lindsay Lohan.
En esta serie de películas, Herbie es un Beetle de 1963 capaz de tener sentimientos humanos, gracias a lo cual en parte consigue dedicarse a las carreras y ganar varios campeonatos. Su dorsal número 53 y sus características rayas verticales se han convertido en un símbolo de deportividad.
El Mustang de Bullitt (1968)
Este clásico del cine policiaco será recordado por la magnífica interpretación del Steve McQueen, en la cumbre de su carrera. Pero también por la magistral escena de persecución por las calles de San Francisco, con la que el filme ganaría varios premios (incluido un Oscar) y serviría de referente para el género de ahí en adelante. La escena estaba protagonizada por el coche de Bullitt, un Ford Mustang Fastback GT-390 largo de color verde oscuro que sería reeditado por Ford en 2001 y en 2018, coincidiendo con el 50º aniversario de la película.
El Aston Martin de Goldfinger (1964)
Aston Martin es la marca asociada al mítico personaje de James Bond (aunque no ha sido la única conducida por el 007). Su primera aparición en la saga fue en la película Goldfinger, en concreto un DB5 del 63 de color plata. Aunque no fue el modelo que aparece en la novela, Aston Martin ofreció su último modelo producido en el momento del rodaje, lo que le valió a la compañía para salir de su apurada situación económica.
El Mini Cooper S de The Italian Job (1969)
Tanto la película original como su remake de 2003 también suponen un espectacular escaparate de los mejores deportivos de una y otra época. Sin embargo, ambos filmes están indivisiblemente asociados a la figura del Austin Mini Cooper, un modelo básico de la marca británica que sin embargo se ganó su aura de deportividad en la que es considerada como la mejor persecución de la historia del cine.
El Gran Torino de Gran Torino (2008)
La película de Clint Eastwood debe su nombre precisamente por este modelo de Ford. Su protagonista, un veterano de la guerra de Corea, lleva su pasión por este coche al extremo cuando alguien intentar hacerse con él. El modelo concreto es un Gran Torino Sport biplaza del 72, una versión más deportiva de los anteriores Torino sedán que se habían empezado a fabricar en 1968. El Gran Torino, sin embargo, ya alcanzaría su fama mucho antes que la película de Clint Easwood, gracias a la serie Starsky y Hutch entre 1975 y 1979.
El Chevy de Death Proof (2007)
Tarantino quiso con esta película homenajear las road movies de los 70 y la profesión del especialista de cine. Así, en la segunda parte de la película se puede disfrutar de una de las mejores persecuciones de los últimos años, a cargo de un Dogde Challenger y un Charger. Sin embargo, ambos quedan eclipsados por el carisma del Chevy Nova SS del 70 que el antagonista conduce durante la primera parte del filme. Durante todo el metraje se suceden los guiños y referencias a antiguos clásicos del género, y con el Nova no podría ser distinto: su matrícula, JJZ-109, en la misma que Bullitt llevaba en su Mustang.
El Supra de The Fast and The Furious (2001)
Pero si hay una serie cinematográfica de carreras por excelencia es The Fast and The Furious, con ocho títulos en su haber y otros tantos que están por venir, entre secuelas, precuelas y spin offs. Ni qué decir tiene que la cantidad de modelos que aparecen es incontable, pero uno brilla por encima de todos: Como nuestro primer amor, siempre nos acordaremos del Toyota Supra Mark IV del 94 que Brian rescata del desguace al principio de la saga para que Toretto y su equipo lo conviertan en el bólido protagonista del filme.
El Supra de Brian, con ese mítico diseño de Eddie Paul (Grease, XXX, Cars) y esa hermosa pintura naranja, se ha convertido en una pieza cotizada, llegando a venderse una de sus unidades originales por 185.000 dólares. La muerte del actor Paul Walker, que daba vida a su conductor, ha añadido más misticismo a este nuevo clásico del cine de acción.
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