Atmosférico contra turboalimentado, Japón contra Europa, VTEC contra TFSI, inyección indirecta contra inyección directa. En más de una ocasión, ha habido muchos piques dialécticos sobre cuál coche se pasa por la piedra a otro, si cuál es mejor, más guay, etc. El análisis será corto, por que me centraré en el plano dinámico. Las cosas de funcionalidad, cotas, equipamiento… ya están dichas y seguramente os importen un bledo en este duelo.
¿Con cuál te quedarías? Medita la respuesta antes de seguir leyendo. 201 CV contra 200 CV (de ficha, claro), ambos de tracción delantera, gasolina, con los mismos neumáticos (Bridgestone Potenza 225/40 R18), en igualdad de condiciones y por el mismo conductor.
Motor y prestaciones
Se supone que hay igualdad de potencia, pero cuidado, una cosa es lo que declara la marca y otra lo que dice el banco de potencia. Del TFSI he leído que da 230 CV, del Honda no lo sé.
Supongamos que están iguales. Le pese a quien le pese, el par máximo del Honda Civic son 193 Nm a 5.600 RPM, mientras que el TFSI entrega el par máximo durante 1.800 a 5.000 RPM y más cantidad, 280 Nm. Es un 68,93% más, es una diferencia a considerar. Curiosamente, el motor VTEC tiene una relación de compresión más alta que el motor turbo de origen Volkswagen.
El bloque Honda necesita estirar hasta las 7.800 RPM para dar sus 201 CV, y el León entrega los 200 CV a 5.100 vueltas, es decir, antes. Según las fichas técnicas, el Honda es más rápido en el 0-100 Km/h (6,6s contra 7,2s), pero comprobando eso en la realidad, el Honda cedía el primer puesto antes de que el León alcanzase los 100 Km/h. Con el cambio DSG, la diferencia se nota más ya que el León no pierde el tiempo entre cambios.
En velocidad punta, el Honda declara 235 Km/h y el León 229 Km/h. Suponiendo que las cifras son exactas, 6 Km/h no dicen nada por que en ambos casos son 520 euros de multa y 6 puntos, con retirada de carnet. Si hablásemos de carreras por el desierto o en rectas larguísimas… pero centrémonos en el “mundo real”.
En recuperaciones, otro cantar. Con cambio manual medí al León 6,5 segundos en el paso 80-120 Km/h en 4ª velocidad, el Civic necesitó 6,86 segundos. Por otro lado, con el cambio DSG, la maniobra se reduce a menos de 5 segundos, lo cual es un mundo. En carretera, se nota que el Civic no es capaz de aguantar el mismo ritmo que el León FR y se va quedando atrás, y eso apurando las marchas todo lo que se tienen que apurar, ya que el motor 2.0 VTEC estira hasta las 8.300 RPM y el León corta inyección a 7.000 RPM.
En cuanto a consumos, vienen a gastar lo mismo según los ordenadores de abordo, pero al Civic Type-R se le acaba la gasolina antes, sobre todo en conducción deportiva, traga mucho y el TFSI no es que sea un motor austero en ese sentido, también se bebe la gasolina a chorros cuando se le pisa. Además, el León FR tiene 5 litros más de depósito, asi que lo más normal es que siempre haga más kilómetros, incluso con el cambio DSG.
Lo siento por los fans del Type-R y los atmosféricos VTEC, pero los números y los hechos cantan. El motor TFSI se impone a pesar de que el León pesa entre 100 y 140 Kg más que el Civic Type-R “aligerado” (sin A/C y básico), pero el par motor ha sido determinante. Esto no quita que el sonido del motor VTEC es más bonito que el del León FR, y poder estirar las revoluciones a un régimen tan alto es una experiencia muy placentera.
Comportamiento
El Civic Type-R busca un tacto muy deportivo desde las arrancadas en los semáforos hasta los puertos de montaña. Es más rabioso y peleón que el León FR, que se muestra más tranquilo en este sentido, y eso que bajo el capot tiene una bomba. Las relaciones de cambio del Honda son más cortas, asi que siempre va más revolucionado y haciendo más ruido. Sirva un ejemplo, en 6ª el Civic Type-R circula a 3.700 RPM a 120 Km/h y el León a 2.800 RPM. Y del León también se puede decir que tiene los desarrollos un poco cortos.
En las curvas y cambios de apoyo el Type-R transmite más sensaciones y adrenalina, por que no muestra el mismo aplomo, da más sensación de velocidad y subvira un poco más que el español. También hay que decir que el tren trasero del Civic resiste los cierres de trayectoria mejor y se mantiene en su sitio con más facilidad que el León, que puede hacer un amago de sobreviraje que el ESP corta casi en el acto.
Los balanceos son prácticamente iguales, pero lo cierto es que en el León las sensaciones se perciben con un poco menos de intensidad. La suspensión del León es dura, pero no tanto como la del Honda, sin que pierda por ello nada de efectividad, es más, resulta más cómodo generalmente. De todos modos, forma parte de la filosofía del Type-R.
El FR se muestra más doméstico a los sentidos del conductor. Desde fuera, se ve que el León FR gana al Civic Type-R. No es que vaya a criticar la sonoridad del Type-R, pero comparativamente, en el japonés se oye más el motor, y hay quien lo prefiere. El León FR puede ser demasiado silencioso.
Puesto de conducción
El León FR tiene un puesto muy bueno, pero el Civic Type-R lo tiene mejor. No sólo por la accesibilidad de los mandos, también se nota la diferencia en conducción rápida. La dirección del Civic parece más incisiva y transmisora de sensaciones, aunque a baja velocidad y en maniobras echamos de menos movimiento. En el León el tacto de la dirección no es tan bueno, aunque ya lo sea de por sí.
El cambio manual del Civic también gana por agrado de uso y por estar perfectamente ubicado. El León FR tiene un poco más de holgura en los guiados, da menos sensación de solidez, pero no olvidemos que la palanca del Type-R cuando se calienta abrasa y la del León FR no, ya que NO es de aluminio. Ojo, los pedales del León FR tampoco son de aluminio, es un fallo en un coche de este tipo.
Visto lo visto, y considerando que los asientos del Type-R son claramente más racing y transmiten más sensaciones, en este apartado gana el Civic Type-R. El tacto y el ambiente son más deportivos, y eso se agradece cuando se busca una compra como esta. La gran pega: el alerón trasero penaliza la visibilidad a través del retrovisor central.
Esperad a la segunda parte, que todo en un post me ha quedado más extenso de lo que quería.