Después de un lustro, el BMW M5 va a recuperar el Récord Guinness como el coche capaz de aguantar la derrapada más larga. El primero que lo consiguió fue el anterior BMW M5 de generación F10 allá por 2013, cuando haciendo uso de sus tracción trasera mantuvo un drift constante de 82 kilómetros.
Ahora, el recién estrenado M5 ha recuperado su corona arrebatada por un Toyota GT86 que derrapó durante 144 kilómetros y posteriormente lo mejoró hasta 165 km. Se ha tirado tanto tiempo de lado que hasta han tenido que repostar en movimiento, en plan Hollywood, y para hacerlo han utilizado a otra unidad de BMW M5.
Ocho cilindros y 600 CV necesitaron beber cinco veces para completar este récord
El segundo de los Toyota se tiró casi seis horas para lograr dicha marca, así que el listón estaba puesto muy alto. Durante nada menos que ocho horas el BMW M5 se ha pasado derrapando sobre una pista especialmente acondicionada para estos menesteres sobre un asfalto mojado de baja adherencia.
En un principio la firma alemana no proclamó que hubiera logrado batir el récord, pero si lucían con orgullo un avance de la gesta dejando ver al comisario del Libro Guinness sería por algo. Especialmente sabiendo que la regulación de este tipo de récords permite parar para repostar, pero en BMW han tirado la casa por la ventana y han dicho, ¿por qué no?
El resultado es una maniobra espectacular en la que un M5 F10 se coloca al lado del protagonista pilotado por Johan Schwartz, especialmente adaptado para la ocasión con una boca de llenado en la ventanilla trasera izquierda y un operario sale del coche nodriza para colocar la manguera.
Y efectivamente, BMW logró ejecutar tanto la maniobra como el récord, consiguiendo un derrape de ocho horas y hasta cinco repostajes ejecutados no sin antes numerosos fallos y toques de carrocería con Matt Mullins a los mandos del M5 nodriza y Matt Butts como operario de repostaje.
Por cierto, que la distancia total recorrida drifteando han sido 374 kilómetros. ¡Vaya sobrada!