Después de analizar a fondo tanto la estética exterior como el interior del nuevo BMW Serie 3, más concretamente en su versión 335i con motor de seis cilindros, toca la parte más interesante de la prueba, la que corresponde a todo lo relacionado con conducción y dinámica.
Ayer dejábamos claro que el diseño del nuevo Serie 3, modelo muy importante a nivel de ventas para la marca alemana, es necesariamente más moderno y atractivo (su nueva mirada es realmente cautivadora) mientras que su interior ofrece unos niveles de calidad y acabados que hace pocos años sólo encontraríamos en segmentos superiores.
Lo mejor de este coche, no obstante, no es su estética ni su habitáculo, sino la joya que esconde bajo el capó en forma de propulsor de seis cilindros turboalimentado. ¿Por qué nos ha gustado tanto este 335i? Sigue leyendo y te lo contamos.
A principios de año, en el mes de febrero, BMW nos invitó a la presentación del BMW Serie 3, que por cierto fue en Madrid (parte 1 y parte 2), y pudimos ponernos por primera vez al volante de la berlina media de la firma bávara. En aquella ocasión condujimos un 335i, pero las impresiones que obtuvimos fueron algo distintas.
Primero, no tuvimos mucho tiempo al volante por lo que no pudimos hacernos una idea clara de lo que el coche ofrecía, de su comportamiento, etc… Además, coincidió que aquel día de febrero era muy ventoso y en vías rápidas no nos gustó nada tener que estar realizando continuas correcciones en la dirección. Sabíamos que no era cosa del coche, sino del clima de aquel día, pero nos quedó el gusanillo de poder comprobarlo.
Después de todos estos meses, y tras haber tenido por fin la posibilidad de rodar muchos más kilómetros a bordo del 335i, nuestras impresiones sobre el coche han variado ligeramente, a mejor, eso sí. Entonces la dirección no nos gustó mucho. Tenía buen tacto pero no nos resultó muy directa. Ahora esa idea, entre otras, ha cambiado.
Motor y prestaciones
A pesar de que los modelos más prestacionales de la marca alemana hayan ido evolucionando hacia propulsores de ocho cilindros, lo cierto es que la seña de identidad de BMW siempre han sido los motores de seis cilindros y, afortunadamente, el coche que tenemos entre manos tiene seis, ni uno más ni uno menos.
Con tres litros de cilindrada, este motor es el primero de la nueva generación de propulsores que estrenaron la tecnología TwinPower Turbo de BMW y cuenta además con inyección directa de gasolina (High Precision Injection) y sistema de alzado variable de válvulas o Valvetronic. A diferencia del anterior motor del 335i, este sólo monta un turbocompresor, aunque con tecnología TwinScroll.
Desarrolla una potencia máxima de 306 CV a 5.800 RPM y un par motor máximo de 400 Nm que está disponible ya desde las 1.200 RPM y hasta las 5.000 RPM. Gracias a su elevado par motor (y disponible desde tan abajo), este seis cilindros goza de una gran elasticidad y permite rodar a bajas vueltas sin problema, con el consiguiente ahorro en combustible.
En lo que a prestaciones se refiere, este BMW 335i es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h (limitada electrónicamente). A pesar de sus cifras, no es desde parado cuando más impresiona su aceleración, sino en marcha y a velocidades de vía rápida. Es aquí donde nos damos cuenta de la fuerza que rezuma este propulsor.
Nuestra unidad de pruebas monta un cambio automático Steptronic de 8 velocidades que, aunque no es lo más rápido del mercado, es bastante adecuado para el modelo, encontrando un término medio entre la deportividad y la comodidad de marcha que debería ofrecer una berlina como esta. Con este cambio el consumo homologado es de 7,2 litros a los cien kilómetros y las emisiones de dióxido de carbono son de 169 gramos por kilómetro.
Durante nuestro recorrido, de algo más de 1.000 kilómetros, obtuvimos un consumo de ordenador de 8,5 litros a los cien kilómetros, habiendo rodado un 60% del tiempo en vías rápidas y a buen ritmo, y un 40% en carreteras secundarias, haciendo uso de su capacidad de aceleración en no pocas ocasiones.
Sin duda lo mejor de este motor no son sus 306 CV, que dan para mucho, todo hay que decirlo, sino el nivel de consumos que podemos llegar a obtener a poco que hagamos por llevar una conducción más racional, más eficiente. Llevando un buen ritmo, con el coche cargado, dando más acelerones de la cuenta y con mucha potencia disponible… ¿8,5 litros? Personalmente me parece una cifra reseñable.
Este motor es una auténtica joya tanto por el nivel de potencia y par que ofrece como por su contenida sed. Nosotros llevamos a cabo una conducción normal, incluso más deportiva de la cuenta, y obtuvimos una buena cifra de consumo. No obstante, lo mejor es que sabemos que esa cifra podemos reducirla en hasta un litro (o más) si llevamos a cabo una conducción más cuidadosa (Desafío de conducción eficiente, parte 1 y 2).
A los mandos
Una vez a bordo del BMW 335i, y tras comprobar que sus asientos son más cómodos que la silla de oficina desde la que escribo estas líneas, doy vida al propulsor mediante el botón correspondiente y suena, aunque poco, ese sonido característico de los motores de seis cilindros.
No me preguntéis por qué, pero siento predilección por los motores de seis cilindros en línea, especialmente por su sonido. Es aquí donde el 335i defrauda un poco, y no porque el motor no suene bien, sino porque el habitáculo está tan bien insonorizado que echamos en falta en algunas ocasiones el poder oír el motor a un mayor volumen. Eso sí, antes de que reproduzcan el sonido por el sistema de audio del coche, prefiero bajar las ventanillas.
Comenzamos a rodar y lo primero que percibimos es la suavidad de marcha con la que se mueve este 335i. Tanto par, un cambio agradable y un chófer con suavidad en el pie derecho hacen de esta berlina una buena opción para viajar en la parte de atrás pero, ¡ojo!, porque este 335i es un poco doctor Jekyll y si activamos el modo Sport y aceleramos a fondo es mejor que nos agarremos a los asideros.
El 335i cuenta de serie con varios modos de conducción: Eco Pro (prima la eficiencia, buscando siempre engranar la marcha más larga posible), Comfort (el más logico para un uso normal), Sport (aviva la respuesta del acelerador, endurece la dirección y cambia la configuración del cambio automático) y Sport + (el más deportivo, aunque opcional, con controles electrónicos más permisivos).
Si queremos dar rienda suelta a la rabia del seis cilindros no hay más que hundir el pie en el acelerador y comprobaremos de qué pasta está hecho este coche. Que no nos engañe su traje de gala y su elegante aspecto, es un coche muy, muy rápido, que invita a irnos a Alemania para comprobar sus bondades en alguna Autobahn.
Si afrontamos un tramo de curvas nos damos cuenta de que no es precisamente un peso pluma y es en las frenadas donde más notable se hace que tenemos que detener sus cerca de 1.600 kilogramos. A pesar de todo, ofrece la suficiente confianza al conductor como para llevar ritmos elevados y la carrocería no se mueve en exceso por mucho que frenemos contundentemente. Tampoco balancea apenas en los apoyos.
El eje trasero mantiene la compostura en casi cualquier situación, salvo que activemos el modo Sport Plus o desconectemos los controles. Es aquí donde necesitaremos buenas manos para exprimir al máximo sus prestaciones sin dejar de llevarlo por el sitio.
A diferencia de la unidad de pruebas que pudimos probar en febrero (en la presentación), éste 335i sí equipa levas tras el volante, algo de agradecer si realmente queremos sacar el máximo jugo de esta pretacional berlina que, aunque no es un deportivo como tal, es capaz de rodar realmente rápido tanto en autovía o autopista como en zonas más reviradas, a pesar sus dimensiones y peso.
Mañana veremos en detalle todo lo relacionado con la gama del BMW Serie 3 y la oferta de equipamiento y opcionales, entre otras cosas. No te lo pierdas.
Continuará…
En Motorpasión | BMW 335i, prueba (exterior e interior, equipamiento, versiones y seguridad, valoración y ficha técnica)