Venga, reconócelo. Seguro que alguna vez en tu tierna infancia (o no tan tierna) has estado tentado de poner a prueba aquél mito que siempre hemos oído sobre que echar azúcar en el depósito de gasolina de un motor significaba la muerte mecánica. Bien por una explosión al subir el octanaje de la gasolina o que con el calor se hacía caramelo en el cilindro y se quedaba pegado, las tesis son muy variadas.
Todos lo hemos escuchado, y algunos incluso llegaron a probar (aunque con vehículos ajenos en muchos casos por algún tipo de venganza pubertosa), pero este hombre con pinta de granjero del medio oeste ha decidido poner los puntos sobre las íes. El vehículo utilizado como donante para esta prueba no es coche, sino que se trata de una humilde máquina cortacésped con motor de cuatro tiempos y culata flathead.
No todo lo dulce es mejor
Nuestro amigo jardinero mide la presión en el interior de la cámara de combustión antes y después, y los resultados aparentemente no son demasiado concluyentes. De 68 Psi en frío pasamos a 65, y de 72 Psi en caliente a 73. Variaciones no especialmente relevantes a simple vista pero que no reflejan el estado interno del monocilíndrico.
Después de 105 minutos de marcha y un repostaje se aprecia que la marcha del motor es claramente irregular a medida que avanza el tiempo y que cuanta más azúcar entra en el cilindro mayor es la cantidad de humo que sale por el escape. No es una combustión limpia precisamente y queda reflejado al abrir la culata. En el interior se aprecia una gran cantidad de residuos (no, no es caramelo) repartidos por toda la cámara, en la cabeza del cilindros, alrededor de las válvulas y en las propias válvulas.
En definitiva, no es tan espectacular como las leyendas urbanas nos contaban, pero desde luego que no es una práctica saludable para ningún motor. Bueno, en realidad añadir cualquier cosa extraña aparte de combustible en el zumo de dinosaurio no es una gran idea. Así que ya sabes, no lo intentes en casa.
Por lo menos el señor granjero/exmarine también nos explica que es una situación reversible limpiando el depósito, sustituyendo el filtro de gasolina y usando un aditivo específico para limpieza de motores.
Después de ver qué pasaba si echas Coca-Cola en vez de aceite y quedarnos hipnotizados con el funcionamiento de un motor transparente en slow-motion, este tutorial era necesario. Para el próximo capítulo estaría bien poner a prueba aquellos trucos que dicen que si echas pimentón o un huevo en el radiador si tienes una fuga, se corta.
