Le quitaron el carnet por conducir demasiado rápido su Ferrari, así que se construyó un circuito privado al que no puede ir (casi) nadie

Le quitaron el carnet por conducir demasiado rápido su Ferrari, así que se construyó un circuito privado al que no puede ir (casi) nadie
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La entrada es muy discreta. Una verja, vegetación y poco más. Podría ser la entrada de cualquier granja o casa abandonada de este pequeño y tranquilo pueblo de Nueva Gales del Sur, en Australia, pero en realidad esconde el circuito más famoso y a la vez secreto de Australia.

Este circuito nunca fue de acceso público y ha sido construido por el magnate local Dean Wills para poder seguir disfrutando de su colección de coches porque un día le retiraron su carnet de conducir. ¿Qué iba hacer? ¿Dejar que sus Ferrari cogieran polvo? No, usarlos en su finca en su circuito privado.

Un circuito privado para poder conducir sin carnet

Dean Wills era uno de los coleccionistas de coches más famosos de los últimos años en Australia. Fue, por ejemplo, el propietario original del McLaren F1 nº 009, el único McLaren F1 vendido nuevo en Australia. Coleccionista de Ferrari, no le impidió ser el importador para Australia de Lamborghini en la década de 1990. Wills dirigió la embotelladora australiana de Coca-Cola durante muchos años, tras hacer carrera y fortuna en la industria tabacalera.

Cuenta la leyenda que un día de 1996, al volante de su Ferrari Testarossa la policía de tráfico le cazó por exceso de velocidad. Un exceso de velocidad suficiente para que supusiera una retirada de su carnet de conducir. Pero en lugar de esperar unos cuantos años antes de poder volver a conducir y disfrutar de sus coches, hizo lo que cualquiera haría en su posición financiera: construir su propio circuito.

En una finca suya, en la costa central de Nueva Gales del Sur, en el pueblo de Kulnura, construyó lo que llamó The Farm, La Granja. En su interior un circuito de 5,1 km de recorrido con 22 curvas y dos rectas de 550 metros cada una.

Se dice que la construcción costó 10 millones de dólares australianos en los años 90, el equivalente a unos 12 millones de euros actuales. Y aunque esté inspirado en varios circuitos de Formula 1, la realidad es que no es un circuito al uso. No tiene ni pianos, ni escapatorias, ni tampoco un paddock.

Oficialmente es una carretera privada de sentido único, con sus señales de tráfico y límites de velocidad recomendados…que nadie respeta, obviamente. Lo que hizo Wills es construir su propio tramo de carretera secundaria en su casa aplicando el mismo truco que ha permitido al Nordschleife seguir abierto: en ambos casos son una carretera privada de sentido único (y de peaje en el caso del trazado alemán).

Parte De La Coleccion De Dean Wills
Parte de la antigua colección de Dean Wills

Poca gente ha podido experimentar la pista, y los que siguen haciendo tienen prohibido hacer carreras y no puede haber más de cuatro coches a la vez en la pista.

Tras la muerte de Dean Wills en 2022, sus herederos han vendido tanto las propiedades como sus coches, entre los que había un Mercedes-AMG SLS y un rarísimo Jaguar F-Type Project 7, así como la finca de Kurulna.

La propiedad de The Farm, rebautizada 70 North, está ahora en manos de un coleccionista de Porsche que cede habitualmente la pista al club Porsche australiano o para eventos de la marca, así como a la policía del estado de Nueva Gales del Sur para el entrenamiento en conducción evasiva, persecución y cómo efectuar controles policiales en carretera.

Dean Wills no fue el único en construir su propio circuito privado. En Francia, Pierre Bardinon, fue el mayor coleccionista de Ferrari de Europa, teniendo en su colección un Ferrari 250 GTO. Eso sí, empezó a comprarlos a finales de los años 50, cuando no valían nada. Con el tiempo construyó su circuito privado en su finca del Mas du Clos.

Este sí era un circuito como tal, con escapatorias y paddock. Así, podría disfrutar de sus más de 50 Ferrari en secreto y seguridad. Sólo algunas revistas y marcas tenían acceso al circuito para sus producciones audiovisuales, siempre y cuando no revelasen la existencia del circuito.

Con el tiempo e internet, el circuito dejó de ser un secreto y se prohibió a sus herederos usarlo como tal, pues ya no respondía con las normas de los circuitos actuales. La solución pasaría ahora por emular a Dean Wills y convertirlo en carretera privada.

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