Google explica en Barcelona el futuro de los coches, y este tiene mucho que ver con tu forma de vivir
El proyecto Google Car sigue adelante en su línea de darse a conocer, esta vez aprovechando el Salón de Barcelona. Allí el responsable de Google Car en España, Carlos Hernández, ha presentado esta mañana la estrategia de la multinacional tecnológica en el sector de la Automoción de cara a los próximos años. No ha habido espacio para coches autónomos o para grandes detalles, pero la visión de Google es interesante, por lo que tiene de realidad próxima.
Una realidad que parte de la base de cómo vivimos el día a día hoy, con un móvil en la mano, frente a cómo lo vivíamos hasta hace muy poco, y las posibilidades que esta época de cambios abre en el proceso de compra de los coches, la toma de decisiones del comprador, los procesos relacionados con el mantenimiento de los vehículos y hasta la manera en la que la integración de Google en los vehículos mejora la seguridad. ¿Unos objetivos ambiciosos? Sí, y muy amplios. De eso se trata.
De eso se trata, porque el discurso de Google a través de su representante tiende a abarcar todos los ámbitos de la vida cotidiana para comentar cómo hoy por hoy la vida transcurre en internet, y cómo en el futuro más inmediato la vida pasará por un ordenador, aunque no tenga forma de ordenador. El internet de las cosas todavía está desarrollándose, y poco a poco irá a ganar más ámbitos. El mundo del Automóvil, entre ellos.
Para ilustrar esta idea, Carlos Hernández se pasea por las estadísticas sobre comercio electrónico y sobre uso de dispositivos conectados, que no sólo ha ido en aumento en los últimos años sino que la tendencia sigue una curva abrumadoramente ascendente. Quien no haya comprendido de qué va el cambio de escenario, lo puede pasar mal en los años que se avecinan. Es algo que ya venimos comentando desde hace tiempo, con el paradigma de Tesla y General Motors en el ámbito de los concesionarios.
Hoy, para el 93 % de compradores de coches el primer paso es on-line. El tradicional pateo de concesionarios ya no se realiza partiendo de la nada, sino que los compradores llegan al concesionario después de hacer mil y una consultas en la red, con un conocimiento muy específico de lo que quieren comprar y de cómo lo quieren comprar. Este escenario en parte ha pillado al sector con el paso cambiado, pero en parte es lógico que haya sido así. No hay vendedor que sea capaz de competir con un consumidor que ha comparado el producto específico que busca con todas las alternativas habidas y por haber, y que se haya preocupado de buscar hasta el menor de los detalles en la red.
Y eso se debe, en buena parte, a la figura del usuario multipantalla.
Del 'usuario multipantalla' a unos coches cada vez más personalizados
Somos usuarios multipantalla todos aquellos que mientras vemos un programa en la tele lo comentamos en las redes sociales, y también aquellos que cuando el partido de fútbol se vuelve aburrido nos ponemos a mirar qué características tiene el coche que podríamos comprarnos, buscamos qué le pareció a Javier Álvarez (por ejemplo) cuando lo probó, qué se publicó sobre ese coche en general, qué ofrece el configurador de la marca... esas cosas que hacemos. Si en la Edad Media el conocimiento se encontraba en manos de los monjes, hoy el conocimiento lo llevamos en el bolsillo, en forma de conexión a internet.
No sólo se trata de informarse antes de comprar. También se trata del producto que piden los compradores. En esta revolución del consumo inteligente, por el cual es el comprador el que le dice a la marca cómo quiere que sean los productos que va a comprar, las ediciones a gusto del consumidor son el más claro exponente de esta forma de entender la compra de coches.
¿A qué vendría, si no, la proliferación de programas de personalización de coches? Desde las innegables posibilidades del Peugeot 108, pasando por la completa locura de acabados del Opel Adam Rocks o la última muestra de la inagotable familia Fiat 500, todo responde a una misma idea: el comprador exige un producto que se diferencie de lo que tienen los demás.
Ahora el mismo vehículo es, en palabras de Carlos Hernández, "la última frontera" que un día habrá de traspasar el usuario multiplataforma. Los coches cuyos conductores colaboren entre sí mismos utilizando sus móviles, casi sin ser conscientes de ello, han empezado a derribar esa frontera. ¿Cómo? Con Google Now, que evalúa la concentración de mòviles Android detenidos en un punto de la ciudad para determinar que ahí se ha generado un atasco de tráfico y así avisar al resto de usuarios del servicio (ver todos los detalles sobre Google Now).
Y es así como el responsable de Google llega hasta el siguiente punto de esta compleja ecuación.
Android Auto: ¿todo por la seguridad?
Aquí el responsable de Google Car en España coge impulso para explicar que el trabajo que Google realiza con las firmas automovilísticas en su proyecto Android Auto (por ejemplo en el control por voz) va en la línea de anteponer la seguridad a cualquier otra cosa. Utilizar el móvil para gestionar el vehículo y determinados problemas de la carretera se asienta, según Google, en cuatro pilares:
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Una interacción simple con las aplicaciones móviles.
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La reducción del tiempo destinado a cada tarea.
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La mejora de los sistemas de control por voz.
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La reducción de las distracciones al volante.
¿Es posible esta cuadratura del círculo: utilizar un móvil para evitar las distracciones debidas a móviles que causan un 25 % de los siniestros viales en Estados Unidos, según datos que aporta Google? Esa es la idea que nos quieren trasladar desde Mountain View.
Sin embargo, choca que en esta charla sobre la integración de Android Auto en clave de seguridad no se explique que por más que un conductor mantenga su mirada en la carretera, la distracción puede sobrevenir cuando ese mismo conductor le dice a un móvil que le lleve hasta tal dirección, cuando intenta compaginar una tarea compleja como es la evaluación de riesgos de la conducción, con otra tarea compleja como es la abstracción de decidir qué le dice al control por voz para que este lo interprete de forma adecuada, o con la evaluación de que el sistema ha comprendido sus instrucciones de manera adecuada y ofrece al conductor una respuesta satisfactoria.
Simplemente son actividades incompatibles, por la manera en que realizamos nuestra conducción. Tanto si nos referimos al paso de la conducción subconsciente a la conducción consciente, como si nos centramos en la focalización de la atención, las cuentas no salen. Esperemos que en un futuro alguien sepa encontrar una solución a ese problema. Hasta ahora, quienes se dedican a la Seguridad Vial no han hallado la respuesta, ni siquiera utilizando el buscador de Google.
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