Ford Fiesta
A revisión
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Noticias de Ford Fiesta en Motorpasión
Esta vez toca una prueba de coche al alcance de todos, el nuevo Ford Fiesta. De entrada os digo que se trata de un modelo que ha mejorado muchas de las miserias del antiguo modelo, y que se sitúa como muy apetecible. Es una pena que alguien no haya terminado de hacer sus deberes, ya que tiene un par de fallos de bulto, y en pleno siglo XXI chocan un poco.
Probamos la versión más cara a la venta, 1.6 TDCi con acabado Ghia Titanium, el más completo (aunque sea un decir). De su antepasado dije que tenía luces y sombras, y este no se libra de dicha descripción. Pero dejémonos de rollos y pasemos al “turrón”:
Exterior
La ruptura respecto al Fiesta anterior es bastante clara, este tiene un diseño mucho más moderno, y no quiere ningún complejo: el óvalo del morro es mucho más grande. Como hablamos del tope de gama, tiene algunos elementos estéticos que le hacen resaltar más que un Fiesta de menor equipamiento.
Por ejemplo éste tiene neumáticos más grandes, luces antiniebla, fondo de los faros brillante, borde de la parrilla cromada, retrovisores y tiradores de puerta en color carrocería. Las llantas de aleación de 15 radios no son de serie, y calzan neumáticos Continental PremiumContact2 de medidas 195/45 R16. El tubo de escape está disimulado.
La aerodinámica ahora es más limpia, además, tiene un perfil más dinámico. El cambio de diseño le ha sentado bien. Ha crecido en todas las dimensiones respecto al modelo previo, pero aún no llega a los cuatro metros de largo. Como puede verse en esta foto, el portón puede quedar muy elevado y golpear el techo del parking.
Es muy difícil repostarle el combustible equivocado, ya que la boca es inteligente. Si no se introduce la manguera correcta, permanecerá cerrada. No tiene tapón como tal, y sólo se abre con el coche abierto, valga la redundancia. Un último apunte exterior, cuando cerremos el maletero, tiene que ser con decisión.
Si no, nos tocará bajar de nuevo a cerrarlo, hay un duende puñetero que no deja que se cierre bien siempre.
Interior
Los ingenieros de Ford han resuelto un problema clásico que aqueja a varios utilitarios modernos con el Fiesta. A pesar de ser más seguro y con un diseño afilado, no pierde en habitabilidad respecto a su antecesor, incluso han engordado el maletero a capacidades más de compacto.
Uno de los puntos donde el Fiesta anterior fallaba era en detalles de interior y el puesto de conducción. Le han puesto un reposapie izquierdo para personas normales, ahora nos sentamos en un puesto más dinámico, en el que se siente la conducción mucho mejor, sobre todo con una postura baja. El volante ya se regula en altura y profundidad.
El aspecto general y los materiales han mejorado, es un coche de más calidad percibida. También debo decir que no han dado la campanada en todos los aspectos, como en el manejo de la consola superior, que aglutina muchas funciones. Nos obliga a estirar el brazo, no es muy cómodo que digamos. Además, creo que el manejo de los menús podría haberse simplificado un poco.
Esta unidad tiene arranque por llave “manos libres”, así que no tiene un hueco para introducir la llave y arrancar, y tiene el botón “Start” que ya montaban Mondeo o Focus. Así mejoramos la seguridad pasiva, una cosa menos contra la que golpeen las rodillas. Hablando de rodillas, hay un airbag bajo la caña de dirección para protegérnoslas.
El tablero de instrumentos ha ganado en personalidad, deja de ser tan liso y convencional para ser de relojes profundos, más colorido. La información que tenemos no es explosivamente rica, el Fiesta es otro de los modelos que han sucumbido a la inexplicable moda de eliminar el testigo de la temperatura del agua. En algunas posturas los números del cuentakilómetros no se leen bien.
El medidor del combustible engaña, señalando el “0” el ordenador me declaraba 60 km más de autonomía. Un detalle que me llamó la atención del ordenador, aparte de que sigue sin llevar un económetro instantáneo, es que la autonomía la declara en kilómetros y centenas de metros, es la primera vez que veo algo así.
Vayámonos temporalmente al lado izquierdo del conductor. Ahí tenemos le mando de las luces, simple hasta morir, con el regulador de altura de las mismas. No se ve en las fotografías, pero la única forma de saber a qué altura hemos puesto los faros es con una línea blanca, en la parte superior de la rueda, que no se ve fácilmente ni mucho menos. Una pequeña chapuza.
Ahora miremos el volante, será Titanium y lo que queráis, pero ¡parece de plástico! Tiene tacto de volante barato, en ese sentido el SEAT Ibiza lo hace mucho mejor. Si nos fijamos en el plástico del salpicadero, que también guarnece las puertas, descubrimos que es blandito, así gana puntos.
Otro detalle que me ha parecido de calidad es lo bien que suena el equipo de sonido de serie. Puede dar la impresión de ser un equipo extraserie, está más conseguido de lo que cabe esperar. Se alimenta de radio, CD-MP3, toma auxiliar tipo Jack 3,5’’ y finalmente un puerto USB. A veces no termina de detectar bien algunos pinchos, y obviamente no sonará nada.
Hablemos ahora de habitabilidad. En las plazas delanteras me sentía más a gusto de lo normal en un coche de este tipo, y no me daba sensación de ir encajonado. Eso se nota un poco más en la parte trasera. Si el conductor es muy alto, detrás de él no habrá sitio material para colocar piernas aunque sean de modelo de pasarela Cibeles. El codo puede apoyarse en la puerta.
El tacto de la tapicería es agradable, con un mullido de asientos que no es lujoso pero al menos como conductor no se hace nunca pesado. Como pasajero trasero no pude probarlo en marcha, aunque me pareció un poquito duro no molesta. La sujección lateral es buena delante, muy pobre detrás.
En la plaza central tienes menos agobio, pero hay que pagar aparte por el reposacabezas central. ¡Menos mal que es el Titanium! Para estaturas superiores a 1,80 metros se queda corto, pero de ahí hacia abajo se tiene una buena economía espacial, y la posición de los reposacabezas es más ergonómica. Pueden plegarse cuando no se usen.
La principal fuente de sonido es el motor. Aerodinámicamente y por las ruedas, no entra una cantidad de ruido molesta incluso a velocidad un poco alta, pero el motor siempre hace ruido. A 120 km/h en quinta gira a 2.750 RPM, y al que le dé por ir a 160 km/h va a tener de nana al motor agonizando a 3.500 RPM.
La bandeja trasera sobre el maletero es lisa, así que no recomiendo colocar nada ahí, se moverá. En el maletero se esconden 295 litros de capacidad, de formas regulares y fácilmente aprovechables. Bajo el plano de carga tendremos una rueda de repuesto de emergencia, y pagando aparte, una de la misma medida que las demás.
Si descargamos una compra grande abundante, aprovechándonos del manos libres, es posible abrir sólo el maletero y luego cerrar el portón tan tranquilamente. Lo que sucede, y no me preguntéis por qué ocurre, las luces del tablero se quedan encendidas. Hay que forzar el cerrado del coche. Y si no hemos cerrado bien el portón el coche se queda abierto.
PD: Uno, que tiene clase, no va al Mercadona. Servidor va al Carrefour o al Hiper Usera.
Continuará...