Cuando eres una marca tu supervivencia pasa necesariamente por adaptarte a los requisitos que impone el mercado. O eso o marcas una línea completamente distinta para crear tendencias propias y explorar nuevos nichos.
La moda SUV está condicionando el comportamiento de prácticamente todas las marcas. Aún quedan algunas excepciones honrosas como el caso de Koenigsegg, quienes han vuelto a decir que no a fabricar un coche de estilo SUV.
Koenigsegg, los suecos irreductibles
En Koenigsegg siempre se han caracterizado por hacer las cosas muy a su manera. La pequeña factoría sueca liderada por Christian von Koenigsegg tiene ya una reputación consolidada sobre planteamientos distintos, innovadores y sorprendentes.
Como otras tantas pequeñas marcas de supercoches, sobre ellos también sobrevuela la posibilidad de crear un SUV que les aporte una inyección extra de ingresos viendo lo bien que funcionan las carrocerías elevadas, pero una vez más han rechazado esta opción.
Primero fue Porsche con el Cayenne que salvó a la compañía. Luego se han ido sumando competidores directos de Koenigsegg como el Aston Martin DBX, Lamborghini Urus, próximamente llegará el SUV de Ferrari y (no tan sorprendente) el caso de Rolls-Royce con el Cullinan o el Bentley Bentayga.
Entre tanto Koenigsegg prefiere seguir explorando un camino propio, y aunque recientemente ha presentado el Koenigsegg Gemera como su primer, sorprendente y espectacular coche de cuatro plazas (recordemos, con 1.724 CV de potencia), siguen dando la espalda a los SUV.
Para Christian von Koenigsegg diseñar, producir y fabricar un SUV sería un proceso contradictorio, pues "sería como un oxímoron, crear un coche que sabes que funcionará mal para luego tener que arreglarlo" según comentó a Misha Charoudin recientemente.
Las palabras del capo sueco señalan directamente a las características intrínsecas a la morfología de los SUV: coches más pesados, más altos y con mayores inercias además de una aerodinámica peor que chocarían de pleno con los preceptos de dinámica deportiva por los que trabajan día a día en Koenigsegg.
En cambio lo que Christian von Koenigsegg no rechaza es la idea de crear un todoterreno. Claro está que no sería uno cualquiera, sino uno destinado a una conducción de muy altas prestaciones y con un enfoque radical.
"Podría ser un coche al estilo de Mad Max con el que pilotar en las dunas y hacer algún tramo por carretera si es necesario", apuntó von Koenigsegg. Algo que sin duda nos encantaría ver materializado.
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