Cuando Subaru aún trata de resarcirse del escándalo por controles inapropiados, que duró tres décadas y también salpicó a Nissan, se mete en otro lodazal. La compañía nipona está investigando si sus inspectores pueden haber manipulado el consumo en sus vehículos durante las inspecciones finales.
El posible engaño solo afecta al mercado japonés, aunque según desvela Automotive News, estaban investigando si alguno de los modelos exportados podría haberse visto afectado y mostrar un consumo inferior al real.
Una bola de nieve para la industria nipona
La empresa japonesa anunció ayer que algunos inspectores habían revelado a los investigadores externos que los datos de consumo real habían sido alterados en algunos modelos de muestra probados durante el proceso de verificación final. Este problema se comunicó, además, durante el proceso de investigación del anterior escándalo de inspección de sus vehículos.
Aunque las lecturas de consumo no entran dentro de los requisitos de seguridad, no implicaría el retiro de ningún vehículo, pero mostraría un número mayor de kilómetros hechos con cada litro de combustible, y por tanto una mayor eficiencia.
Sin embargo, si se prueba el engaño, podría suponer el desplome de la imagen de Subaru y de la maltrecha imagen de la industria automotriz japonesa. De hecho, tras el anuncio, las acciones de la compañía cayeron en picado, hasta un 8,5 % y posicionándose a su nivel más bajo desde julio de 2016.
Esta investigación viene justo después de que la compañía admitiera tres décadas de procesos irregulares en los controles de inspección: trabajadores no certificados llevaron a cabo inspecciones finales de sus automóviles infringiendo las regulaciones gubernamentales.
En una reciente nota de prensa, Subaru ha publicado extensos informes acerca de las investigaciones llevadas a cabo así como una lista de conductas ilegales. "Queremos reiterar nuestras más sinceras disculpas por los importantes problemas e inconvenientes causados a nuestros clientes, socios y demás partes interesadas", ha expresado.
Por su parte, Nissan anunció el mes pasado irregularidades detectadas por el Ministerio de Transporte de Japón durante inspecciones en sus fábricas. Esto provocó la llamada a revisión de 1,21 millones de unidades fabricadas entre 2014 y 2017. Un mes antes decidió suspender la producción de vehículos para el mercado japonés en todas las plantas Nissan y Nissan Shatai en Japón: inspectores junior realizaron tareas que no estaban certificados para hacer.
Pero además, el escándalo de Nissan y Subaru se une al de Kobe Steel: se estima que se han falsificado estudios sobre su producción de aluminio y cobre durante los últimos 10 años, afectando aproximadamente a 500 compañías de todo el mundo.