El consorcio europeo EuroNCAP lleva varios años endureciendo las condiciones de sus pruebas para que los fabricantes no se acostumbren a sacar cinco estrellas con facilidad. Ejemplo claro: el Mégane ha caído de cinco estrellas (2008) a tres estrellas sin cambios estructurales de importancia.
De la última tanta de modelos, solo el Volkswagen Golf Sportsvan ha logrado cinco estrellas de calificación. Meritorio también es el caso de la furgoneta compacta Ford Tourneo Courier, con cuatro estrellas de calificación. Otros tres modelos sacan tres estrellas, Citroën C-Elysée, su primo Peugeot 301 y el MG3.
¿Qué le ha pasado al Mégane, que ha acumulado la máxima calificación desde su segunda generación? Tiene 83% en protección de ocupantes, la infantil ha caído (78%). Sale especialmente penalizado de la protección a peatones (60%) pero donde más le atizan es en asistencias de seguridad activa (48%).
Es decir, por no tener avisador de abrochado de cinturones traseros, ni asistente de mantenimiento de carril ni frenado automático colocan al Mégane a la altura de Dacia. Básicamente es el mismo coche que en 2008. Será difícil explicar eso a los clientes, que solo miran las estrellas sin entrar en detalles.
Es mucho más comprensible lo que le ha pasado a las dos berlinas compactas de PSA, diseñadas para tener un coste competitivo y sin lujos. Tampoco incluyen tantas asistencias. Les han crujido con un 33% en asistencias de seguridad. Pero ni teniéndolas al 100% pasarían de la cuarta estrella.
El utilitario de origen británico y chino MG3 tiene una puntuación más justa considerando su nivel de seguridad pasiva. La furgonetilla de Ford podría haber llegado a la quinta estrella mejorando levemente el aspecto de los peatones y con tecnologías ya disponibles para modelos superiores como el frenado automático.
EuroNCAP vuelve a motivar a los fabricantes a la fuerza
Al igual que en los primeros años de recorrido del consorcio, los fabricantes van a tener que ponerse mucho más las pilas. Ya han conseguido generalizar el uso del ESP antes de su obligatoriedad, y ahora van a forzar el uso de tecnologías de seguridad activa, también antes de que la normativa lo imponga.
Para un fabricante como Renault, que ha vivido mucho de la imagen comercial de las cinco estrellas, es un duro golpe. El Mégane 2014 es el segundo restyling del compacto en su tercera generación, y no es muy rentable que digamos conseguir que tenga la quinta estrella antes de su reemplazo total.
Se acabó por lo tanto la no-noticia de que todos los modelos probados sacan cinco estrellas. Volvemos a ver resultados sonrojantes en fabricantes de gran reputación. Los que aún no han pasado por el jurado implacable del consorcio, ya están pensando en cómo evitar puntuaciones asociadas a coches baratos o de baja calidad.
Recordemos que la normativa europea (de iure) sobre seguridad activa y pasiva exige mucho menos que EuroNCAP (de facto). Pero como el cliente medio ya le va sonando qué es EuroNCAP y lo de las estrellitas, el que no saque al menos cuatro estrellas puede tener una espantada de clientes.
¿Es el Mégane menos seguro que en 2008? Obviamente no, pero en 2008 los estándares eran más laxos que hoy día. Comparad con los resultados del Mégane entonces. No se valoraban las tecnologías de seguridad activa ni los asistentes, y en protección de peatones tenía dos estrellas de cuatro. No pesaban lo mismo. Eso sí, comparado con un compacto moderno, es menos seguro.
Y dándole la vuelta al a tortilla, fabricantes como Ford han demostrado que los derivados de vehículos industriales no tienen que ser inseguros por definición. Pueden tener niveles de protección equivalentes a los turismos, si los fabricantes realmente lo desean. Y el que sale ganando es el cliente...
Fuente | EuroNCAP