En la provincia de Lleida existe un servicio de autobús entre las localidades de Puigverd de Lleida y Alfarràs, para que los jóvenes puedan ir de forma segura a disfrutar de la noche y el copazo. Por lo tanto, es rocambolesco que el conductor que los llevaba diera un positivo en un control de alcoholemia.
Sucedió en un control rutinario montado en el PK 4 de la N-230, a su paso por la partida de Gualda. Arrojó en el alcoholímetro 0,28 miligramos/l y 0,25 mg/l en la segunda lectura. Si fuese un conductor no novel, no habría pasado nada. Pero los profesionales tienen un límite de 0,15 mg/l, es decir, casi el doble de lo permitido.
Basta una cervecita de lata para alcanzar esa tasa, tampoco es para ordenar que le fusilen. Tan pronto se enteró el gerente de la empresa que tiene adjudicado dicho servicio, despidió al conductor sin aceptar ninguna explicación. Un suplente fue el que llevó a los chavales a sus casas tras el incidente. Como diría Federico Trillo, ¡manda huevos!
Fotografía | Mondo
Fuente | Terra y 20 Minutos