Tras algunos años sin muchas novedades, el Volkswagen Polo ha sufrido una importante renovación que nos permite hablar de un coche completamente nuevo. En esta generación, este utilitario juega a parecerse a su hermano mayor, el Volkswagen Golf.
Los cambios realizados afectan especialmente al interior, al equipamiento opcional y a la gama de motores, que ha sido renovada ampliamente, incluyendo en ella los propulsores de última generación creados por el grupo VAG, todos cumplidores de la normativa Euro 5.
Este modelo sigue siendo más caro que sus competidores desde las versiones más básicas, y de nuevo, la diferencia se agranda aún más si optamos por las versiones más potentes o equipadas. No obstante no adelantemos acontecimientos, empecemos por el exterior y el interior del Volkswagen Polo.
Exterior del Volkswagen Polo
El Volkwagen Polo tiene dimensiones de utilitario aunque haya crecido respecto a la anterior generación (mide 3.970 mm de largo, 1.682 mm de ancho y 1.462 mm de alto). Estas dimensiones son idénticas para las dos carrocerías disponibles (tres y cinco puertas).
Respecto a la anterior generación se mantienen a grandes rasgos las formas de la carrocería, y cambian principalmente la forma de la parrilla central y los grupos ópticos delanteros y traseros.
Sus formas son bastante proporcionadas, y aunque no tiene un diseño espectacular, que pueda enamorar o llamar mucho la atención, es de esos coches que resisten bien el paso del tiempo.
No obstante, nuestra unidad montaba una combinación especialmente bonita, con un color gris oscuro poco convencional y unas irracionales llantas de 17 pulgadas (con su correspondiente neumático), que llegaron a encantarme a pesar de todos los inconvenientes que acarrean.
También se ha modificado la forma de los espejos retrovisores, que ahora es más atractiva y menos funcional. Conserva, en el espejo retrovisor izquierdo, una zona situada en la parte más alejada del vehículo en la que la curvatura del cristal es mayor, pero ahora resulta de menos ayuda gracias a la nueva del conjunto.
Además se ha añadido un toque algo deportivo que también es novedad. Ahora en las versiones Sport (nivel de acabado más alto de los dos que hay), el tubo de escape no está oculto, y en su parte visible va cromado.
Interior del Volkswagen Polo
Es en el interior donde los de Volkswagen han jugado más a disfrazar a su utilitario de compacto. Los recubrimientos que nos encontraremos están claramente por encima de la media, y algunos de los elementos son compartidos con otros coches más caros de la gama Volkswagen (el propio volante, por ejemplo).
Estoy muy acostumbrado a conducir vehículos Volkswagen y quizá por eso me resultó muy fácil empezar a manejar todas las funciones del coche, pero aun así creo que cualquier persona podría hacerlo sin mucho esfuerzo.
La disposición de los botones (de tacto agradable) es muy similar a la del Volkswagen Golf y estos son ahora más accesibles gracias a un buen puesto de conducción, que ha mejorado. Nuestra versión (Sport), montaba unos asientos más deportivos.
Estos asientos recogen muy bien el cuerpo, y nos sujetan de manera muy satisfactoria en una carretera con curvas. No obstante, como no son muy grandes por las dimensiones del coche, no dejan mucha libertad de movimientos.
Personalmente yo prefiero ir lo más sujeto posible, pero es verdad que esto no será del agrado de todo el mundo. Dicho esto, pude realizar con este coche un viaje largo y no me parecieron incómodos.
El puesto de conducción no solo es bueno por el asiento, también lo es por el espacio disponible y la amplitud de las regulaciones del asiento y del volante.
Por cierto, la palanca que libera la columna de dirección para que podamos ajustar el volante a nuestro gusto tiene ahora un tacto mucho más agradable, creo que es un ejemplo válido de las múltiples pequeñas mejoras que se han hecho en el interior, y que contribuyen a dar una mayor sensación de calidad.
Hablando de habitabilidad hay que decir que el Volkswagen Polo es uno de los coches de su segmento más amplios (no el mejor), y más aptos para transportar a cuatro pasajeros. El quinto pasajero irá incómodo en viajes de largos, especialmente debido a la falta de anchura.
No obstante, no todo ha mejorado. Por ejemplo, el nuevo modelo tiene menos huecos donde dejar objetos, y los que hay no están recubiertos con algún material protector.
Debajo de la consola central hay un hueco en el que por ejemplo un móvil irá dando tumbos, y han desaparecido el espacio que había debajo de la guantera y el hueco (forrado con goma antideslizante) que había encima del salpicadero.
Es verdad también que la guantera ahora es más grande, y tiene algunos huecos específicos para dejar objetos (hay un espacio para unas gafas y algunas monedas). Las puertas tienen ahora un espacio para dejar botellas, además de un hueco para dejar objetos, pero siguen sin tener ningún material protector para las cosas que depositemos.
Para dejar objetos voluminosos contamos con dos cajones debajo de los asientos delanteros, que siguen siendo un poco toscos, pero muy prácticos. Como novedad, todas las versiones cuentan con reposabrazos central en las plazas delanteras.
Este tiene un tamaño pequeño y en su interior podemos depositar algunos objetos, que si bien no irán sujetos, si irán protegidos gracias a que el reposabrazos está forrado con una especie de terciopelo.
Lo malo es que molesta mucho a la hora de manejar el freno de mano. De hecho hay que subir el reposabrazos para poder quitar del todo el freno de mano. En realidad, como el asistente de arranque en pendiente es de serie en todas las versiones, serán pocas las ocasiones en las que manejemos el freno de mano, pero aun así me parece incómodo.
Otro de los elementos que le dan a este coche un aspecto de calidad es la instrumentación. Es de muy fácil lectura, gracias en gran medida a una iluminación blanca que siempre está encendida, aunque tiene dos intensidades que se modifican cuando encendemos las luces.
El cuadro de mandos está compuesto por dos indicadores analógicos (para el velocímetro y el cuentarevoluciones) y una pantalla central monocroma que aglutina la gran mayoría del resto de los indicadores. Me ha sorprendido que no haya ningún testigo que indique que el motor está frío.
Lo que no me ha gustado es el indicador del nivel de combustible (ahora es digital), por su imprecisión. El primer cuarto se divide en cuatro partes, pero los siguientes solo tienen dos secciones. Además, después de repostar, el indicador seguirá indicando que el depósito está completamente lleno transcurridos los 150 primeros kilómetros, para luego bajar rápidamente.
Por último nos falta hablar de la capacidad de carga. El malero tiene 280 litros, cuenta con una toma de corriente de 12 V y está iluminado. Además tiene seis argollas con las que sujetar objetos.
En la versión más equipada cuenta además con una bandeja que eleva el suelo del maletero. Gracias a ella podemos proteger algunos objetos delicados, y además conseguimos un suelo plano al abatir los asientos traseros.
Por cierto, si hacemos esto, abatir los asientos (en la versión Sport podemos hacerlo en una proporción 40/60), la capacidad de carga asciende hasta los 952 litros. Gracias a sus formas es bastante aprovechable, pero algunos competidores homologan más capacidad de carga.
Bajo el piso del maletero encontraremos la rueda de repuesto. En la versión más cara esta es de emergencia, mientras que en la versión Advance es del mismo tamaño al resto de ruedas (siempre y cuando no optemos por unas llantas más grandes opcionalmente).
En la próxima entrega trataremos los aspectos referentes a la conducción y dinámica. Os adelanto que nuestro impresiones fueron bastantes buenas gracias al propulsor 1.2 TSI que montaba nuestra unidad. Yo no me lo perdería…
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