Para SEAT, la llegada del Mii implica el retorno a un segmento en el que han estado durante muchos años, el A (miniutilitarios). El recién llegado es como el Volkswagen Up!, y a su vez, como el Skoda Citigo. Son tres sabores del mismo coche, lo fundamental es exactamente igual.
No obstante, para la marca española, que es líder en ventas en España, es un modelo muy importante, y están haciendo un esfuerzo de promoción considerable. Aunque ya habíamos probado el Up!, aprovechamos la posibilidad de probar el Mii en circunstancia diferentes.
Por ello, me decanté por el modelo más sencillo que pude: “Quiero el de los tapacubos”. Además, nuevamente pedí la motorización de menor potencia, el 1.0 MPI de 60 CV. Por encima tiene el de 75 CV, que proporciona exactamente el mismo par máximo, 95 Nm a 3.000-4.000 RPM. Quise exprimirlo hasta el último caballo.
Por eso, esta prueba tiene dos ámbitos completamente diferentes. Por un lado, he metido al coche por el casco viejo de Sevilla, donde la osadía de entrar con un compacto dará a más de uno ganas de suicidarse. Además, lo he probado en autovía, pero con rampas ascendentes de las buenas, donde el motor tendría que darlo todo.
Respecto al Volkswagen, no he encontrado diferencias más allá de lo que varía el equipamiento. Tiene las mismas ventajas (habitabilidad, ajustes, ergonomía, maletero…) y los mismos defectos (volante no ajustable en profundidad, la marcha atrás entra cuando quiere, asientos abatibles con memoria de pez...)
En mi opinión, y sin haber conducido aún el Citigo, es que la elección debe motivarse exclusivamente por motivos estéticos o por las ofertas que los concesionarios hagan. Ni el Skoda es el peor, ni el Volkswagen el mejor, son lo mismo, aunque la carcasa sea levemente distinta.
SEAT Mii, prueba en zona urbana
En la vieja Roma probamos el Up! con su asqueroso y caótico tráfico, algo que no pasa en la nueva Hispalis. Los sevillanos son mucho más civilizados, solo hay que estar al loro de las calesas, peatones despistados, y quien interpreta que el semáforo en rojo significa “por dos segundos te lo puedes saltar”.
El SEAT Mii es muy fácil de conducir en ciudad, incluso para quien solo ha tocado un diesel en la autoescuela y tiene gasolinafobia (por eso de que se calan con facilidad en manos y pies de novatos). Lo cierto es que el molinillo de tres cilindros soporta muy bien la torpeza de un novel, y no es fácil calarlo.
Lo único es que notaremos, a muy muy baja velocidad, cómo el motor hace un ruido desagradable, a rateo, cuando va por debajo de 1.000 RPM. A ningún gasolina le gusta eso. Eso sí, resiste como un campeón y no se cala. Cuando el camino se despeja, sale ágil y con presteza de la situación.
Los desarrollos son larguillos, pero como el coche pesa poco, es un buen urbanita. El ordenador nos pedirá la quinta cuando vayamos a 50 km/h, y en llano no le cuesta al motor apenas esfuerzo mantener ese ritmo. De hecho, en quinta no alcanza la velocidad máxima, y la segunda se puede estrujar hasta unos 93 km/h (a ojo).
Pese a ser mecánicamente muy sencillo, en ciudad tenemos toda la fuerza que hace falta, y con 60 CV va sobrado. El de 75 CV apenas se va a notar en zona urbana, la diferencia la notaremos en carretera. El consumo no ha pasado de 12 l/100 km, estando el motor frío, durante el primer kilómetro.
Maniobra muy bien gracias a su batalla larga (distancia entre ejes) y a lo suelta que va la dirección. Aparca con facilidad donde el sitio escasea. Eso sí, en batería hay que tener cuidado con el hueco necesario para extender las puertas. Al ser de momento tres puertas, estas son largas para facilitar el acceso y salida desde atrás.
En las calles del casco viejo, cerca de la Catedral y la Giralda, en algunas se hace imprescindible plegar los espejos en los compactos, y para meter una berlina hay que estar loco. En el caso del SEAT Mii no hace falta, si no puede pasar, es que no es una calle apta para turismos directamente.
Al tener neumáticos con un perfil “alto”, no duele tanto cuando las ruedas rascan los estrechos bordillos sevillanos. Eso con llantas grandes es igual a un drama. Tiene un modelo de tapacubos en 14”, y luego puede tener llantas de aleación en 14 y 15”. Las dimensiones son perfectas para un coche de esta categoría.
Para quien viva en una zona así, donde hay muy poco sitio para pasar y para aparcar, el Mii y sus primos tienen un balance muy bueno entre capacidad interior en relación a su tamaño exterior, y su maletero es muy aprovechable. Además, la suspensión blandita filtra mucho y donde haya empedrado nuestra espalda lo agradecerá.
Prueba en autovía
Cuando probamos el Up! no tuvimos la oportunidad de entrar en una carretera exigente donde el motor se pudiese exprimir, y no hablo de conducción deportiva. Me refiero a aguantar rampas ascendentes, a ritmos legales o superiores, sin que el motor claudique y exija reducir de marcha. Y cogí el de 60 CV con toda la intención.
Si salimos de Sevilla en dirección a Extremadura (A-66), tenemos unas rampas de cuidado, del 6% en adelante. Al incorporarnos a la autovía, exprimimos la tercera, y sin llegar al corte de inyección, ya hemos alcanzado 110-120 km/h sin una demora molesta. Hasta ahí, bien, y que conste que llevaba un pasajero de lastre.
Según empiezan a aparecer las rampas, lógicamente el coche pide más acelerador, pero no reduzco, sigo en quinta. La aguja se mantiene en los 120-130 de momento. Más rampa, más acelerador, y aún aguanta el condenado. De repente, un conductor más lento que yo me tapa el carril izquierdo, y me veo obligado a bajar velocidad.
Cuando el interfecto se echa a la derecha, mi capacidad de aceleración es muy pequeña, pero la tengo. Aún así, para no hacer la puñeta a los demás, reduzco a tercera para ganar aceleración y recuperar el ritmo. El motor sigue cumpliendo, y ya por encima de mis expectativas. Nos acercamos a los túneles de la Media Fanega y sus brutales pendientes.
Superado el túnel, entramos en un valle en forma de “v”, se baja mucho, y luego se sube mucho. Cuesta abajo, el motor acelera muy rápido en quinta, apostaría a que con esa pendiente el coche puede superar holgadamente su velocidad máxima de ficha (160 km/h), dado que la gravedad quita esfuerzo de apartar aire y la quinta es larga. Pero es un utilitario, nos importa poco.
Llegamos al vértice y empieza la subida, piso el pedal del acelerador al máximo y me fijo a ver qué velocidad es capaz de mantener. La aguja del velocímetro, tras una pequeña estirada por encima de 120, empieza a caer rápidamente, pero cuanto más se acerca al 120, se ralentiza el frenazo, y parece que puede aguantar.
Finalmente, la aguja se queda sin tocar la rayita del 120, y de ahí ya no cae. Que conste que el aire acondicionado no era necesario y estaba apagado, pero aún así, no esperaba que aguantase. Por ejemplo, el Dacia Logan 1.4 MPI de 75 CV no me pudo aguantar eso en quinta ni de casualidad (ver prueba), más bien se quedaba en 100.
Al ir constantemente cuesta arriba y con mucha carga de acelerador, podríamos pensar que el consumo sería brutal, pero no. No llegó a 7 l/100 km. Al ser atmosférico, la cantidad de aire que se puede tragar es limitada, y si no hay más aire, no se mete más gasolina, luego su consumo tiene un límite razonable.
En esas circunstancias, su consumo es igual o mejor que el de un híbrido de segmento superior, me da igual si es un Honda o un Toyota. Es normal, son más pesados y sus motores térmicos tienen más cilindrada (de 1.3 a 1.8 litros). En definitiva, que el pequeñín gasta poco incluso en esas condiciones.
Se me empieza a pegar el tiempo al retrovisor, y me toca dar la vuelta de regreso a Sevilla. Cuesta abajo, ya voy a ritmo ligero, ente 120 y 140 km/h. Me interesaba saber cómo reacciona la suspensión al pasar las juntas de dilatación del firme, sobre los viaductos y puentes, cuando el coche va en curva.
El movimiento de compresión y extensión de los amortiguadores es suave, y no en el mal sentido. En una rotonda tomada algo fuerte notaremos balanceo, pero en autovía, aunque pasemos un firme bacheado e incluso ondulado, se nota menos que en la mayoría de los coches. Es muy aislante, y eso se traslada a las juntas de dilatación.
El Mii transmite un gran aplomo en autovía, desde luego no me transmite la misma sensación que otros coches de su segmento. Es más silencioso, va más aislado, se nota menos su origen humilde, no parece que el motor vaya a reventar constantemente. En resumen, que se trata de un coche algo diferente a sus competidores.
En definitiva… el veredicto es…
Concluyo la prueba, después de haber combinado tráfico urbano con autovía en plan exigente, y el consumo es bastante razonable. La media final es de 6,8 l/100 km, con una media de 36 km/h, ¡no está nada mal! Este Mii es bastante resultón, y merece la pena lo que cuesta, sobre todo en relación a sus competidores directos.
Mi experiencia en el segmento A, y no van precisamente pocos coches, es que el cliente ha de resignarse a tener un coche barato, y ciertos defectos. En esta ocasión, nos aproximamos un poco a un segmento superior, pero con un precio acorde a su segmento y al equipamiento que tiene.
Sin embargo, el Grupo VAG no debe dormirse. Varios rivales del Mii se actualizan este año o ya se han actualizado, y a veces, son más competitivos en precio. A ver qué tal funciona en el mercado, falta la versión de cinco puertas y la alimentada por GNC (que todavía no tiene mucho sentido en España por la falta de surtidores públicos a escala nacional).
¿Se equivocan obviando un motor diesel en la gama? Yo creo que no, cuando se tienen motores gasolina que consumen poco, la compra de un diesel tiene menos sentido. Tiene menos sentido aún en un segmento donde no se hacen altísimos kilometrajes y donde la fiabilidad es importantísima, por eso del mantenimiento económico.
Eso sí, si en vez de una versión a GNC, sale una versión a GLP de fábrica, entonces el Mii sería un campeón de economía en todos los sentidos. Quizás se atrevan más adelante, si esa decisión dependiese de mi… Y a ver cuándo lanzan un automático, que en este segmento empieza a ser una opción muy razonable.
Como ya sabéis, SEAT fue líder en ventas en España a lo largo de 2011. Con la llegada del Mii, la marca pretende seguir ostentando ese liderato, sobre todo en un contexto de bajas ventas en general, y donde el presupuesto medio del comprador español le acerca más a este tipo de coches.
El coche para esta prueba ha sido prestado por SEAT. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.