Cae la tarde en las afueras de Sitges, donde me encuentro con los compañeros que, como yo, ya han tenido oportunidad de probar el nuevo Mazda3. Si alguien me pregunta una palabra con la que definir su conducción, lo primero que me viene a la cabeza es divertido. Sobre todo, si te toca transitar por carreteras reviradas como las que nos ha tocado pasar hoy.
En las próximas horas podré ir contando más, porque no en vano estas son unas primeras impresiones sacadas entre la hora de la ducha y la hora de la rueda de prensa. Nada, cuatro apuntes mentales que he tomado para soltarlos a toda prisa.
El Mazda3 despertó en mí ciertas expectativas, ya lo vimos ayer. Ante un diseño que en foto prometía y en directo cumple, no hay mucho más que añadir. Mientras salgo del coche una y otra vez para tomar fotos de él, cosecho miradas de curiosidad de cuantas personas pasan por la calle. Eso sucede a veces. Hoy es uno de esos días.
El interior no desmerece a la línea exterior. Es cómodo de posición y de manejo, con algunos matices que comentaré próximamente. Está bien acabado y muy bien equipado, aunque eso ya lo sabíamos. Los mandos se hacen querer, se entienden enseguida, no tengo la necesidad de hacer un máster antes de iniciar la ruta.
De hecho, es la primera vez que me llevo el coche sin apenas explicaciones de los chicos de la marca.
El comportamiento dinámico es la característica que más destaco, en estos momentos, del nuevo Mazda3. Ese trabajo de chasis que seguramente me explicarán de aquí a un momento, esa configuración del sistema de la dirección y esas ayudas electrónicas redundan en unas reacciones que en una carretera llena de curvas se agradece muchísimo. Es como trazar y dejar que el coche haga el resto: simplemente divertido.
El motor probado en esta primera jornada ha sido el SKYACTIV-G 1.5 de 100 CV y 150 Nm, es decir, la novedad novedosa de la casa. Va bien, pero hay que emplearse a fondo con el cambio de seis relaciones para sacarle todo el partido. Le gustará enormemente a los que disfrutan viendo la aguja del tacómetro por las nubes. Ah, un detalle: en este caso estos frikis del corte se tendrán que conformar con ver las revoluciones en un display.
Con esto y un bizcocho, me voy a que me den el tocho. En breve, más. Y los precios, espero que también.