DS 5 2015, a prueba: el estreno de DS como marca
Si el Tiburón levantara la aleta, probablemente no acabaría de comprender que el DS 5 2015 pueda responder a la herencia de aquel que ahora cumple 60 años. Ni irrumple con la energía que tuvo la Déesse en 1955, ni levanta las mismas pasiones. Cierto es que han pasado seis décadas desde entonces y en este tiempo hemos visto de todo, pero no menos cierto es que entronar a DS como marca independiente y estrenarla con un modelo exigía un ejercicio de mayor atrevimiento que el DS 5 2015, que no deja de ser un restyling del Citroën DS 5 con regusto a independencia tutelada.
Con todo, estos puntos oscuros sobre el DS 5 2015 no son atribuibles al coche, una berlina compacta que se renueva con pequeñas pero importantes variaciones de diseño, también con una somera simplificación en el interior, y mantiene un amplio catálogo de motores THP, BlueHDi e híbrido diésel (ver aquí todos los detalles del DS 5 2015).
Cambios en el diseño: Distinctive Series, ubi estis?
Al aspecto exterior del DS 5 2015 le ocurre algo similar a lo que le sucede al aspecto exterior del DS 4, cuando los miramos por la parte lateral. No parece haber demasiado acuerdo entre la zona delantera y la zona trasera del vehículo, como si el pilar B constituyera una extraña frontera conceptual. A unas líneas estilizadas y armoniosas en la caída del techo y la trasera modernizada, se le contrapone ahora una dureza de rasgos en la parte delantera que, presidida por un capó tremendamente imponente, rompen con la idea que transmite la zaga y con la estética equilibrada que vimos en el Citroën DS 5 y que podían tomarse como referencia del famoso héritage DS.
La mayor presencia de listones cromados, la mayor altura del capó, el doble nerviado que acentúa esta parte del vehículo y una parrilla más prominente, son los elementos que transmiten esa sensación de que algo no cuadra en el conjunto del vehículo, si bien de forma aislada mejoran el frontal del Citroën DS 5, que quedaba demasiado dominado por el doble chevrón. Por lo demás, se mantiene la línea estética de su predecesor. Y sí, era un salto adelante en Citroën, pero siendo ya DS se echa en falta algo más que dé sentido al concepto Distinctive Series, acuñado en 2009.
En el diseño interior, encontramos que se ha revisado a la baja el número de elementos que rodeaban al conductor en el Citroën DS 5. En este DS 5 2015 gana protagonismo la consola central, que sigue siendo la clave de un diseño plenamente envolvente. Al ocupar la posición de conducción, los reglajes (eléctricos en ambos asientos delanteros, en la unidad probada, un DS 5 THP 165 Style) nos dan una altura de asiento algo elevada.
Resulta poco intuitiva la colocación de varios mandos, como el del reglaje de los espejos exteriores, oculto por el volante, o los mandos del elevalunas, distribuidos en el túnel central haciendo una concesión total al diseño frente a la ergonomía. También el volante oculta parcialmente alguna de las pantallas laterales del panel de instrumentos, pudiendo elegir con la inclinación de la cabeza entre dejar de ver el tacómetro o dejar de ver el ordenador de a bordo. La velocidad, en cambio, siempre es visible, sobre todo si utilizamos el HUD, que se acciona con uno de los botones presentes en la viga longitudinal del techo, que separa las dos porciones acristaladas.
En la parte positiva, tenemos que el DS 5 2015 transmite una sensación envolvente curiosa: la posición del conductor y del ocupante quedan perfiladas, pero no existen elementos que agobien. Envuelve, pero sin apretar. Por otra parte, es un coche que sale con unos objetivos de posicionamiento muy concretos, y a ellos se deben los aditamentos con que tiene recubierto tanto el exterior como el interior.
DS 5 2015: 'la grandeur de la France',
al servicio de un público objetivo muy concreto
Una de las motivaciones para comprar el DS 5 2015 puede venir por un cierto argumento de autoridad. Cuando le président de la République française, François Hollande, hace del Citroën DS 5 HYbrid 4 su coche oficial en 2012, no sólo le da un gran apoyo a PSA Peugeot Citroën sino que además sienta un código que beneficia al producto: el DS 5 es el coche de monsieur le président, por lo que tiene que ser un buen coche. Al fin y al cabo, Charles De Gaulle eligió un DS para su transporte personal y eso hizo aumentar el valor del Tiburón. ¿Por qué no habría de suceder lo mismo con el DS 5 y Françoise Hollande?
El DS 5 es un coche cuyo discurso va en esa línea: ofrecer distinción a la altura de un presidente de Estado, y con un nivel de precios en consonancia con esta grandeur. Es, además, un coche nacido para épater les bourgeois en un segmento que sin ser una berlina al uso se vende como tal, con una altura que recuerda a un crossover y sin un tercer cuerpo con el que captar la atención de quienes buscan una berlina de un cierto nivel. Curiosa mezcla que puede hallar su público en Francia y, quizá, en China, si tenemos en cuenta los medios empleados en el reciente Salón de Shanghái para promocionar el estreno de DS, aunque la distancia entre ejes no sea la propicia para aquel mercado y aunque le falte al DS 5 esa apariencia de sedán que tan buena impresión causa en el país asiático.
El reto que tiene DS por delante con esta berlina no es menor. La nueva marca recoge la herencia de una estrategia basada en abrir mercado en Asia desatendiendo Europa, que desde el nacimiento de la gama premium de Citroën en 2011 no ha hecho sino perder fuelle. Ahora, como marca propia y con el DS 5 como modelo emblemático, en vez de utilizar un mucho más resultón DS 3, por ejemplo, habrá que ver cómo funciona en ventas. Si sirve como alivio comercial, están a punto de tener un SUV derivado del DS 3 con tracción total. Lo dicho: ver y esperar.
Al volante del DS 5 2015
Pero lo que no tiene espera es nuestro turno para conducir el DS 5 2015. De entrada, es un coche que no sorprende. Si hubiera que resumir su comportamiento dinámico acabaríamos pronto: va bien. Y eso es lo peor que le puede ocurrir a un coche que parte con un nivel de expectativas tan elevado.
En aceleración su THP 165 va bien. En cambios, la EAT6 que ya conocíamos de haberla probado (una interesante experiencia, por cierto) va bien. En suspensión, va bien. En dirección, salvo por el horroroso aplastamiento —que no achatamiento— del volante en el arco inferior, va bien. Y en frenos, por supuesto, va bien. Es un coche que va bien.
Va bien, pero no casa con la excelencia que debería suponer la voiture de la France. Por poner algunos ejemplos, se echan en falta unas levas con las que manipular la transmisión a voluntad; se echa en falta un volante redondo; se echa en falta un mayor cuidado por la ergonomía en cuanto a disposición de mandos; y, por supuesto, se echa en falta una suspensión que sí que fue un día el reflejo de la grandeur y que por alguna esotérica razón ha ido en desuso en Citroën y, por ende, en DS. En suma: se echa en falta lo que uno espera de un DS.
Ya sabemos que la simplificación es un must hoy en día, y que como compartir plataforma y elementos no hay nada en el mundo, pero... se echa en falta que el DS 5 sea efectivamente une déesse capaz no sólo de prometer un mundo de sensaciones sino de cumplirlas cuando uno adquiere lo que se supone el súmmum de la automoción gala. Hasta el momento, se trata de una bellísima declaración de intenciones que, sin embargo, desengaña un poco al acercarnos a ella.
La parte positiva de todo esto es que este DS 5 2015 es el heredero directo del pasado, y ahora DS es ya una marca que puede comenzar a replantearse algunas cosas. Seguramente no mejorará algún aspecto importante que ya deberemos dejar en el recuerdo, como las suspensiones hidroneumáticas, porque difícilmente se justificarán esas inversiones si no es para amortizarlas en las tres marcas del grupo, pero sí que existe margen para destacar DS como marca realmente premium, incidiendo más en el fondo sin perder la forma por el camino.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.