Cuando tienes el placer de probar un coche como el Porsche Panamera GTS, la parte que más te apetece contar es la de las sensaciones de conducción, tratando de transmitiros aunque sea a través de una pantalla lo que el coche es capaz de ofrecer.
En el caso de nuestro coche de hoy, eso es mucho. El Porsche Panamera GTS es un auténtico purasangre del asfalto, un coche pensado y desarrollado para disfrutarlo tanto si estás al volante como si vas montado en las plazas traseras y espero que incluso si estás leyendo sobre él. Ese es mi objetivo.
Como en todos los Panamera y el resto de la gama Porsche, la bestia se pone en marcha girando la llave situada a la izquierda del volante. Entonces el motor atmosférico V8 cobra vida y lo hace bramando de forma tan contundente que incluso puede hacer saltar las alarmas de los coches aparcados cerca y demasiado sensibles.
El motor es un 4.8 atmosférico que entrega 430 caballos de potencia, 520 Nm de par y todo ello pasando por la magnífica caja de cambios PDK de siete velocidades. Apenas son 30 caballos más y 20 Nm más de par que el Panamera 4S con quien comparte motor, pero son más que suficientes para darle una personalidad propia.
Respecto al motor del 4S, este llega un poco más arriba ya que el rango de revoluciones disponible crece 400 RPM alcanzando las 7.100 RPM. Para conseguir estas cifras se ha trabajado en los árboles de levas, que ahora tienen mayor recorrido.
Además a partir de 3.500 RPM se abren unas mariposas que dan más aire al motor, de ahí que lleve el paragolpes frontal del Turbo con sus dos grandes entradas de aire a los lados. En Porsche las cosas suelen llevarse a cabo por motivos técnicos antes que estéticos y este es un ejemplo.
También la gestión electrónica del motor tiene un tarado específico para el GTS, de forma que entrega el par antes que el 4S. Por último la caja de cambios PDK es algo más rápida que en el modelo del que deriva. En definitiva, le han apretado las tuercas porque tenían margen de sobra para hacerlo. ¿Y eso en qué se traduce?
Se traduce en un cúmulo de sensaciones cuando estamos al volante. En ciudad tiene un carácter tranquilo y sosegado, es un galán capaz de pasar desapercibido entre el tráfico si no fuese por su espectacular y llamativo aspecto exterior.
Es cómodo para el día a día, y de lo único que tendrás que preocuparte es de encontrar un parking lo suficientemente amplio para sus 4,97 metros de largo. No vas a dejar un coche de 136.000 euros aparcado en al calle.
Pero es cuando sales a carretera cuando te das cuenta de lo mucho que ofrece el Panamera GTS. En autopista es una máquina de volar a ras de suelo, un coche capaz de hacerte perder todos los puntos del carnet si te dejas llevar por tus instintos.
Acelera como un demonio con mucha progresividad, pasando de 0 a 100 km/h en solo 4,5 segundos (usando el Launch Control) y lo que es más impresionante, con un empuje que parece no tener fin nunca. No tiene la contundencia de los Turbo, pero a cambio esa constancia en la entrega de potencia tiene su encanto.
El aplomo a velocidades altas es uno de sus puntos fuertes y a pesar de sus casi dos toneladas de peso, en las curvas rápidas en autopista no da miedo meterlo con el pie a fondo. Bueno, casi a fondo. Se mantiene sobre raíles gracias a unas suspensiones muy duras cuando ruedas con el modo Sport Plus activado, recomendable cuando quieres ir al ataque.
Si no, puedes llevar el coche configurado en modo normal y viajar tranquila y cómodamente con la familia. Es una berlina de esas que te gustan a ti, a tu mujer e incluso a tu suegra porque llegará con la espalda poco castigada.
Una carretera de montaña, por favor
Durante la semana que estuve probando el Porsche Panamera GTS rodé con el por todo tipo de carreteras, pero fue sin duda en montaña y curvas con buen asfalto cuando más disfruté y cuando más me sorprendió.
En ningún momento tienes la sensación de llevar entre tus manos un coche tan grande y pesado, principalmente gracias a una dirección muy directa y precisa y a un chasis que te transmite todo lo que está debajo de esas gigantescas llantas de 20 pulgadas.
El coche va sobre raíles y es muy complicado sacarlo de sus casillas y hacerlo derrapar. Cuando lo consigues, permite que el eje trasero ruede más rápido que el delantero durante el tiempo justo, porque es entonces cuando envía la fuerza a las ruedas delanteras y todo vuelve a estar bajo control. Si, es tracción total.
La caja de cambios PDK de siete velocidades con una configuración específica para la versión GTS tiene un comportamiento soberbio, acorde con el resto del conjunto. Los pasos de una marcha a otra son casi instantáneos y las reducciones puro espectáculo con el punta tacón automático.
Lo único que una vez más tengo que criticar en este sentido son las levas de serie que lleva la caja PDK, que por cierto también es de serie en el GTS. Estas están situadas en los extremos del volante, por duplicado a izquierda y derecha, pero su tacto no es bueno no intuitivo.
Si algún día tienes la suerte de comprarte un Porsche con caja PDK, ni lo dudes y haz el esfuerzo de comprártelo con las levas opcionales situadas detrás del volante. Las de serie pueden acabar enmascarando una fantástica caja de cambios como la que lleva este coche.
Para que nos hagamos una idea de hasta que punto se ha trabajado en el PDK para adaptarlo al GTS, basta con decir que dependiendo el modo que llevemos activado (Normal, Sport o Sport Plus), parte de los cilindros del motor se desactivan de forma muy breve a la hora de hacer el cambio, de forma que éste se hace más rápido. Han mejorado lo que parecía inmejorable.
Diversión en circuito ¿con un Panamera?
Como decía al principio de la prueba, el Panamera GTS tiene un planteamiento tan deportivo que te permite pasártelo en grande también rodando en pista. Así pues, nada mejor que darse unas vueltas al Circuito del Jarama con él para corroborar que todo lo que transmite en carretera, se multiplica exponencialmente en circuito.
Esa estabilidad y agilidad de la que hace gala cuando ruedas en carretera rápido, se transmite también tratando de bajarle segundos al crono. El coche una vez que lo metes en la curva no hay quien lo mueva de su sitio, sigue las trayectorias como si estuviesen dibujadas con tiralíneas.
Para conseguir cruzarlo y que salga una foto espectacular, deberás desconectar por completo todos los controles y balancearlo con ganas a la entrada de las curvas. Solo provocándolo de esta manera conseguirás que la trasera intente adelantar a la delantera, aunque ahí si comienzan a notarse las casi dos toneladas de peso que arrastran sobre los neumáticos desintegrándolos en un par de maniobras de este tipo.
Pero si no eres un amante del drifting y lo que realmente te gusta es parecerte más a The Stig que a Jeremy Clarkson dando vueltas al circuito, el Panamera GTS te puede dar momentos de grandes satisfacciones al volante y con él puedes poner en serios aprietos a muchos coches superdeportivos.
El equipo de frenos también estuvo a la altura en este sentido. El diámetro de los discos de freno es de 390 mm delante, y de 350 mm detrás mordidos por unas pinzas monobloque de seis pistones en el eje delantero y su rendimiento fue constante durante las aproximadamente cinco vueltas que me di con él al trazado madrileño.
Eso si, si tienes pensado ir a hacer tantas con él a circuito mientras tu mujer va de compras con las amigas, lo mejor será que optes por los Porsche Ceramic Composite Brake (PCCB) para evitar un desgaste prematuro.
Sus 10.479 euros de precio cuestan más que ese bolso de Louis Vuitton y el vestido de Prada con el que va a llegar tu mujer a casa, pero al Panamera GTS le quedarán casi igual de bien sus características pinzas en color amarillo que el ceñido vestido a tu señora…
En Motorpasión | Porsche Panamera GTS, miniprueba (parte 1)