Tiempo hace que conozco de oidas el Carlos Sainz Center, la sede de la empresa que Carlos Sainz ha dedicado al ocio aquí en Madrid. Está en las Rozas, un poquito lejos para aquéllos que no tienen coche, como un servidor, pero desplazarse hasta allí en grupo es garantía de pasar un muy buen rato.
La semana pasada, y con motivo de la despedida de uno de los compañeros que nos sentamos a la misma mesa en el trabajo, organizamos una tarde en los karts. Éramos siete personajes que queríamos hacer una carrera, a ver qué tal se daba el tema. La verdad es que a mí me gustó más de lo esperado. Tuvimos de todo, desde banderas amarillas por “accidente”, pasadas in extremis, doblados (y tapones, para qué negarlo), y algunas vueltas a toda pastilla en unos karts que resultaron tener más cilindrada de la que yo esperaba (270cc frente a los 80cc que yo suponía).
La pista, resbaladiza, ratonera y con el ancho justo para no dejar demasiados huecos, tenía para mi la pega de la subida al puente. Es que, con mi “tonelaje” (sin ser gordo, peso unos 90 kilos, siendo optimista), veía como a cada vuelta me recuperaban el terreno ganad en el resto del circuito los más ligeritos. Me hubiera gustado tener un video de nuestra carrera, para colgarlo aqui pero como YouTube nunca falla, espero que os valga para haceros una idea. ¿Alguno fue y quiere contar su experiencia? Deciros que mi mejor tiempo fue un discreto 33.7s, bastante mejorable (record oficial: 29.477, Sergio Casalins, si no me equivoco).
La anécdota de la tarde fue un trompo de un compañero mio, que dejó la carrera partida con tres o cuatro vueltas con banderas amarillas, y el pequeño recto que me hice en las eses antes de la recta de meta, cuando la dirección de mi kart se bloqueó en plena aceleración. Menos mal que los comisarios estaban atentos. Eso si, quien vaya, que se prepare a sudar la gota gorda, pues el mono y el casco dan bastante, bastante calor.